Tercer Intento... Fallido. Dios. Seguí intentando por horas pero no logré encontrarlo, me frustré y apagué el computador. Perdí las esperanzas de volvermelo a encontrar, suspiré, revisé la hora. 19:10. Comí algo, me duché, me lavé los dientes y me dormí.
En mi sueño estaba en un lago, lindo. Caminaba por el pasto verde brillante hasta que llegué al agua cristalina, bajé a tocar el agua con la mano y me di cuenta que estaba congelada. Reí y suspiré. Me senté en el suelo y ahi fue cuando miré hacia el otro lado del lago. Había un gran roble que hacía mucha sombra, algo que se necesitaba ese dia ya que hacía mucho calor. Empecé a caminar, rodeando el lago, mi intención era sentarme junto al tronco del árbol enorme. Al llegar vi que ya había alguien ahí, rayos me habían ganado, luego lo vi bien y era ese joven. Estaba vestido con unos jeans azules oscuros, una camiseta negra con un símbolo lindo en gris, unas converse negras y con el pelo oscuro desordenado. Se veía muy sexy, me miró a los ojos y estiró la mano para que yo se la tomara, lo hice y me tiró hacia el. Quedamos a centimetros, sentía su respiración mentolada, él me sonrió al ver que yo estaba congelada y me dijo. "Soy Max". Le sonreí de vuelta... "Soy..."
¡Maldito despertador! Bufé molesta y lo apagué. Max. Lindo nombre, no alcancé a decirle mi nombre pero hey, era un sueño, seguramente le invente el nombre aunque "MAX" no le quedaba mal. Una hora después ya estaba en clases, no me había encontrado con Kevin, quizás sus heridas habian empeorado y no quería que lo vieran así, quizás se habia resfriado o simplemente no quizo venir. Mensaje en el celular
Angie: ¿Viste a Kevin?
Tu: No, al parecer faltó…
Angie: ¿Qué le habra pasado?
Tu: No lo se
– ¡Srta. ________! –el profesor paró la clase para llamarme la atencion. –¿Qué hace texteando en clases?
– Ehm, lo siento –me disculpé.
–Celular –estiro la mano para que le entregara mi móvil. Se lo di –Venga a buscarlo cuando termine la cla... –Sonó el timbre para salir. Él me miró serio y me entregó mi aparato tecnologico. –Cuidelo. Adiós niños.
Se fue de la sala y yo reí para mis adentros, "salvada por la campana". El día sin Kevin era muy aburrido, asi que saltémosnos hasta la salida.
Iba caminando por la calle hacia mi casa, mirando el suelo, concentrada en la música que salia de mis audífonos. Mis pasos iban al compás de la musica, la melodía queria salir de mi boca, estaba a máximo volumen. De repente sentí que alguien me miraba, miré a los lados, pero estaba sola, seguí caminando y de nuevo esa sensacion apareció en mi estómago, miré nuevamente y nada. Decidí apurar el paso, ignoré la musica y corrí las últimas 3 cuadras que me quedaban. Al entrar, apoyé mi espalda en la puerta y salté del susto cuando sentí el timbre.
–¿Quién es...? –mi voz temblaba de ¿miedo? ¿nervios?.
–Hola. –Esa voz... -