Cap 3

2739 Palabras
Eimi observo a Susana desde la distancia, llena de odio y resentimientos por lo que le había hecho. La muy descarada estaba disfrutando de una sesión de fotos al aire libre mientras que por otro lado se había encargado de destruir su relación y la de Emma. Aunque a esas alturas, su relación era lo de menos, ya sabía que a Matt no le importaba en lo absoluto y no le había importado jamás. Pero, ¿Susana? Ellas habían sido amigas durante tantos años, que le parecía increíble que Susana le hubiera hecho aquello y se hubiera comportado de una manera tan vil y traicionera. Había sido un golpe muy duro y bajo de su parte al hacerle creer a Matt y Ken que ella y su hermana gemela Emma, eran una sola persona y que además de ello los había engañado y traicionado al uno con el otro, cuando en realidad ella sabía toda la verdad acerca de su parecido inigualable y sabía muy bien que las cosas no eran así como se las había hecho creer a ellos. Pero eso no era todo, Susana no solo había confabulado en su contra sino que además se había comportado de manera tan desleal para con ella y para con su hermana, quienes desde que la habían conocido le habían brindado su amistad y hasta un trabajo de modelo le consiguieron en una empresa importantísima de un amigo. Era tanta su obsesión por Matt, su novio, bueno ahora su ex novio, que no se detuvo a pensar si quiera en lo que hacía. En que al separarla a ella de Matt, había arrastrado a Emma y su novio Ken consigo, destruyendo el amor bonito que estos se tenían. O al menos el que su hermana había sentido por este. Y ya de por si era bastante malo que traicionara a una amiga, como para que de remate, traicionara a dos, y una en especial que nada tenía que ver en su decepción amorosa. Ellas se habían portado tan bien con Susana. ¿Y todo para qué? Para que ella las atacara a traición a cambio de que Matt volviera con ella. Y lo peor de todo aquello, era que el muy imbécil de Matt había caído, y ni si quiera la había querido escuchar. Él simplemente había aceptado lo que Susana le había dicho y demostrado, sin darle a ella si quiera el beneficio de la duda. Y todos en el mundo, merecían que por lo menos, se les diera el beneficio de la duda antes de que se les juzgara y condenara por algo. Nadie debía ser juzgado y condenado sin antes, darle la oportunidad de defenderse. Y eso, era precisamente lo que él había hecho con ella. Pero ahora lo comprendía bien, todo había sido una excusa de parte de él, para poder volver con Susana y hacerla a un lado. Es más, hasta era posible que Matt no hubiera sido engañado por Susana, sino que todo eso lo hubieran planeado juntos a fin de deshacerse de ella. Pero si las cosas eran así como las estaba pensando, que cruel habían sido ambos con Emma y con Ken, quienes eran inocentes de todo eso y no se merecían lo que le habían hecho. Pero algún día, esos dos pagarían caro lo que le habían hecho. Sintiéndose molesta y herida, camino en dirección a Susana. Le iba a hacer saber, que ella no estaba satisfecha con como habían quedado las cosas. - Así. Perfecta. Tienes que lucir ese cuerpecito de diosa que tienes querida. - le dijo el fotógrafo a Susana. Y ella sonrió satisfecha ante el halago. Susana siempre había sido muy superficial y pura apariencias. - Aunque sea de víbora. - dijo Eimi alzando la voz cuando estuvo lo suficientemente cerca para ser escuchada por esta y todos los allí presente. - Eimi. - resopló la modelo con fastidio - ¿Qué haces aquí? - Vine a saludarte por supuesto. Y a decirte todo lo que pienso de ti. - Gracias pero no era necesario. - Pues fíjate que yo si lo considero necesario. Susana forzó una sonrisa. Y en vista de que Eimi no se iría sin descargar toda la ira que tenía por dentro, despidió al fotógrafo y a todos los del set que estaba trabajando con este y con ella en ese preciso momento. - Por favor retírense y tómense un descanso de veinte minutos, mientras la señorita y yo conversamos. Luego de ello regresan. Los trabajadores así lo hicieron. No podían contradecir a la modelo, no fuera a ser que se negara a realizar aquella campaña importantísima que estaban llevando a cabo. - Bien, tú dirás. - le dijo Susana con desdén, una vez que estuvieron solas. - ¿Te parece genial, recoger las sobras que yo te dejo? - ¿Disculpa? - Ya me dijo Matt que volvió contigo. La modelo no tuvo ningún tipo de reacción salvo una sonrisa burlona. - Y eso te arde, ¿No? Eimi rio. - Que sepas que no lo hace por amor, sino por despecho. - ¿Despecho? - se burló Susana - Estás muy equivocada querida. Lo que Matt siente por mí es mucho más que el simple despecho que tú crees. Por algo volvió conmigo, ¿No? - Porque cree que yo lo engañe. - ¿Estas segura? - punzó - Yo no estaría tan segura de ello. Si Matt de verdad te hubiese querido, jamás habría dudado de ti. Por lo menos, el beneficio de la duda te lo habría dado. Y me parece que eso no fue así. Aquello le dolió, porque era precisamente lo que ella creía y sentía. Pero no sé lo diría ni le haría saber cuanto le estaba afectando todo aquello. - Tal vez no lo hizo. Pero puedo asegurarte algo, cada día que Matt este contigo, lo hará pensando en mí. Cada día que te bese, recordará mis besos. Cuando te mire a los ojos, me verá a mí reflejados en ellos. No es a ti a quien Matt verá. Yo siempre seré tu sombra y eso no lo podrás cambiar jamás. Susana la fulminó con la mirada. - Y demás esta decirte supongo, que nuestra amistad caducó. Y ruégale a Dios que no me de la oportunidad, porque si me la da, te juro que esta, me la pagas. - le amenazó. Y tras decir aquello la dejo allí sola de pie. Susana le hizo mofa. Por supuesto que eso no sucedería, porque ellos no volverían a verse jamás. Estaba segura de ello. Sus caminos jamás volverían a cruzarse. *** - Ken es Emma. - le dijo uno de sus amigos con los cuales practicaba el fútbol. Ken se volteo a mirar a la chica. Y molesto se acerco rápidamente a donde ella estaba. - ¿Qué haces aquí? - Necesitamos hablar. - le dijo Emma. Tras que su hermana saliera a explicarle a Matt, su novio todo lo sucedido, ella decidió que debía ver a Ken y hacer un último intento por conversar con él y explicarle ella también las cosas. Quizás ya Ken estaba más tranquilo de la primera impresión que le dio saber o pensar que su novia le engañaba con su hermano. - Tú y yo no tenemos nada de que hablar. - Yo creo que si. - Pero yo creo que no. Y no veo como piensas obligarme a ello. - Por favor Ken. Deja que te explique. Solo dame una oportunidad de hacerlo. - No quiero. - ¿Por qué no? - Porque no quiero escuchar tus mentiras, ¿Lo entiendes? - le grito sin importarle que los demás pudieran oírle. - Pero no es mentira lo que tengo que decirte. Ken se volteo para marcharse y dejarla hablando sola. No tenía caso decirle que no le creía y que no quería hablar con ella pues igual ella insistía en hacerlo. - No era yo. - gritó Emma - La que estaba con tu hermano no era yo. Ken se volteo a mirarla furioso. Matt los había visto juntos. Él la había reconocido y acusado de ser su novia y salir con ambos al mismo tiempo. Incluso hasta había mostrado fotos como prueba de que lo que decía era la verdad. Y aún así, ¿esa descarada mentirosa tenía el cinismo de decir que no era ella? ¿Era en serio? - Ya basta de tantas mentiras. No sigas insistiendo que no te creo nada. - Por Dios. Te juro que es la verdad. - No jures en vano. No te atrevas a meter a Dios en esto, cuando no eres más que pura mentiras y desastre. - Ken... - dijo ella al borde de las lágrimas. - Eres cruel y traicionera. Tú no tienes moral ni principios. Te gusta jugar y destruir los sentimientos de los demás. Pero esto - le dijo señalándose a ambos - esto se acabo. No pienso seguir tu juego ni volver a caer en tus redes y artimañas. Y esta vez, Ken se marchó de allí sin darle la oportunidad de decir o hacer algo por evitarlo. Emma lloró. Lloró con amargura y dolor de solo pensar en todo lo ocurrido. Tal vez Susana fuera una completa basura, una arpía y víbora ponzoñosa que había fraguado y confabulado un plan lleno de mentiras e intrigas para separar a Matt de Eimi, llevándoselos a ellos por delante. Pero Ken, era un completo imbécil que ni si quiera había querido escucharla. Solo se había limitado a creer en lo que otros decían y ya. Nunca se lo perdonaría. No iba a perdonarle a Ken que no la hubiera escuchado ni si quiera por unos minutos. Que no hubiera aceptado que le explicará el como fueron las cosas. Y que no hubiera confiado en ella por lo menos un poquito lo suficiente para dejarla que explicará lo sucedido. *** Esa tarde las gemelas volvieron a casa con el corazón destrozado. Ya que una herida amorosa, si que servía para destrozar el corazón de cualquiera. Joe, un gran amigo que se encontraba a kilómetros de distancias de allí, al otro lado del mundo, les llamó para saludarle por videollamada. Por lo menos una vez por semana solían hablar con él así, ya que eran muy unidos. Este era uno de los poquísimos amigos que conocía el gran secreto de ambas. Y de hecho, de los que sabían su secreto, él era como la aguja en pajar en cuanto al reconocerlas se refería. Nadie sabía decir que era en sí lo que hacía que él pudiera reconocerlas, si su voz, su forma de mirar, de ser o qué, pero había algo que hacía que él supiera cuando se trataba de Eimi y cuando se trataba de Emma. De hecho, las conocía tan bien, que por más que lo intentaron disimular, este se dio cuenta de que estaban totalmente abatidas y tristes, y quiso saber que sucedía con ellas. Conversaron durante un largo y tendido tiempo. Pues ambas aprovecharon para desahogar todo el cúmulo de emociones y sentimientos tristes y dolorosos que sentían. - ¿Dicen que ni Matt ni Ken quisieron escucharlas? ¿Y qué fue la misma Susana quien les hizo creer todo eso? Ambas asintieron. - De verdad que no me lo esperaba de Susana. Creí que eran amigas. - Pues ya ves. Nosotras también lo creímos. Pero no es así. Susana no es amiga de nadie y de nosotras mucho menos. - dijo Eimi. - Se los dije en un principio, ¿recuerdas? Pero vosotras dos no me quisieron hacer caso. Ambas insistieron que era yo el equivocado e incluso hasta exageraba. - Esta bien, lo admitimos. Tenías razón. Pero, ¿Cómo nos íbamos a imaginar que ella Matt tuvieron una relación y mucho menos que intentaría recuperarla a costa de lo que fuera? - le pregunto ahora Emma. - ¿Es que no lo entienden aún? Esto no se trata de que ella hubiese tenido o no una relación con él y quisiera recuperarla. Se trata de que el corazón de esa niña está podrido y repleto de puro veneno. Y además, ¿para qué explicarle a esos chicos la verdad? ¿De verdad quieren estar con un chico que nos quiso ni si quiera escuchar? ¿Qué no les dio por lo menos el beneficio de la duda que todo el mundo merece? Emma y Eimi asintieron pensándolo. De verdad que sí debía ser así. Susana debía estar podrida y llena de puro veneno para haber actuado así de esa manera sin tener ninguna clase de remordimiento alguno. Pero no importaba. Ella misma caería algún día víctima de su propio veneno. Y cuando eso pasara, podía que incluso arrastrara a Matt con ella, y se lo merecía por ser un cretino miserable que ni si quiera había querido escuchar la verdad. Y ellos, eran tan culpable como ellas de lo que había pasado, pues habían sido ellos quienes la hicieron a un lado aceptando solo la palabra de una tercera persona y no de quién de verdad debieron escuchar que eran ellas sus novias. - ¿Sabes que si? Creo que tienes toda la razón. - le dijo Emma - Susana es la peor escoria de amiga y de ser humano que pueda existir en este mundo. Y Matt y Ken no nos merecen en lo absoluto. Su amigo Joe asintió. Le alegraba que ellas lo comprendieran. Le dolía lo que estaban viviendo, pero era mejor así, que supieran de una vez con qué clase de persona estaban. Mejor ahora que cuando ya fuera demasiado tarde. - ¿Y qué piensan hacer ahora? - pregunto Joe. - No lo sé. - dijo Emma encogiéndose de hombros. Y ambas se miraron mutuamente. - ¿Y si nos vamos de este país? - pregunto Eimi de repente tras unos minutos de silencio. Emma solo agacho la cabeza mientras se lo pensaba. Dejarlo todo, sus estudios, su casa, sus amigos que había hecho, el futuro prometedor que creyó que ahí le esperaba. ¿Y solo por qué? Por lo que Susana le había hecho y lo que Matt y Ken habían creído de ellas. No se le parecía justo. Pero la verdad, tampoco creía que quedarse allí fuera una muy buena opción. En su caso por ejemplo, para ir a estudiar, debía pasar a diario por donde Ken practicaba y muchas veces jugaba sus partidos de fútbol. El verlo a diario o casi a diario sería totalmente un martirio para ella, pues su corazón sangraría ante la cruel verdad de su decepción amorosa. Ella no podría verlo todos los días y fingir que eso no le afectaba, hacer como si no le doliera, cuando la verdad era que le destrozaría el corazón por completo. Y estaba segura de que a su hermana Eimi le pasaría exactamente lo mismo que a ella. Tal vez la distancia, el irse lejos y el no volverlo a ver nunca más en la vida, le ayudaría a conseguir el olvido que tanto necesitaba su alma y su corazón en ese momento. Y a su hermana tambien. Y quizás con el tiempo, cuando hubiera sanado podía volver a enamorarse de alguien más y ser feliz. Si. Irse era su mejor opción en esos momentos. - ¿Tú quieres irte? - le pregunto a su hermana gemela Eimi. Esta negó con la cabeza. Le gustaba tanto aquel lugar. Y sin embargo, ahora el estar allí solo traería a su mente y su corazón solo malos recuerdos y un dolor que no sabía como haría para sanar. Así que, aunque no quisiera irse, quedarse no era opción para ella y su mal trecho corazón. Debía partir de allí aunque no quisiera, y buscar la paz y la sanidad que tanto estaba necesitando su alma en ese preciso momento. Así que lo mejor para ella, y estaba casi segura que para Emma también, sería que ambas, empacaran sus cosas, agarraran sus maletas y se marcharan de allí cuanto antes. Mientras más pronto lo hicieran, sería mejor para ambas. - La verdad no. - dijo . Pero ya no tiene caso quedarnos. Si lo hacemos, será más difícil para nosotras el poder superar esto que nos agobia y nos duele tanto. - Estoy de acuerdo. - Entonces... ¿nos vamos? Emma asintió decidiendo que eso es lo que tenían que hacer. - Nos vamos. - dijo.
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