Capitulo 5. Necesidad de protegerla

1632 Palabras
Capitulo 5. Necesidad de protegerla Kevin. Es tan hermosa que no puedo evitar admirarla mientras duerme. ¿Cómo es posible que su madre la haya criado tan vulnerable? Tan frágil e indefensa, se me está haciendo fácil alejarme de ti. Me levanto y me quito el pantalón; estoy todo mojado. Bajo a la cocina por un vaso de agua y, al subir, puedo verla dormida sobre la cama. Me acerco acomodándome a su lado; ella se acerca acomodándose en mi pecho, tan cerca que puedo sentir su perfume, que me invade. Apenas la conozco y me siento diferente cuando estoy con ella. Daniela Despierto al verlo a mi lado; no podía creer que pasara la noche con un chico. Es increíble verlo dormir a mi lado. Quito poco a poco mi mano de su pecho, me levanto al baño, me ducho lo más rápido que puedo, lavo mis dientes y me visto antes de que despierte. Cepillando mi cabello, al salir puedo verlo levantarse en bóxer; es la primera vez que veo a un hombre en tal estado. Mi corazón se quería salir de mi pecho. —¿Te gusta lo que ves? —Lo siento —digo saliendo de la habitación con mis manos cubriendo mi rostro. Preparo el desayuno para los dos; puedo ver que piso a secar su ropa. Baja de la habitación tomando las llaves de la moto. —Kevin, prepara el desayuno, siéntate —le digo acercando los platos a la mesa. —Gracias, no tenías que hacerlo. —Sí tenía, tú me ayudaste anoche, no veo otra forma en cómo pagarte. —Gracias. —Dice sentándose en la mesa; yo lo sigo y me siento a su lado. —¿Qué clases verás hoy? — Gestión fiscal y derecho. —¿Te gusta? —Sí, aunque psicología es algo que también me gusta, quisiera poder ayudar a mi madre; siento que su pasado es tan fuerte que no le permite avanzar y ser feliz junto a mi padre. —Lo siento, realmente puedo ver que te afecta lo que tu madre está pasando. —Sí —le digo con algo de nervio; puedo sentirlo tomar mi mano. —Tranquila, todo pasa por algo, ella se va a recuperar, ya lo verás. Él me hace sentir también, al estar aquí dándome apoyo. Terminamos de comer y subo a buscar mi chaqueta para irnos; al salir, puedo ver que él espera que suba en su moto de nuevo. —¿Vienes? —dice dándome su casco. —Kevin. —¿Sí? —¿Crees que estaría bien que nos vean llegar juntos? Digo, no quiero que tu novia malentienda las cosas. —No te preocupes, ella no dirá nada. —Me hace sentir incómoda, realmente tiene novia, no quiero meterme en su relación, así que decido entregarle el casco. —¿Estás bien? —Sí, solo que quedé pasar por una amiga, lo siento, muchas gracias. —Le digo subiendo a mi coche, no pienso meterme en su relación y lo mejor es que me aleje de él, no quiero tener problemas ni que él tenga problemas con su novia por mi culpa. Puedo verlo mirarme mientras prende su moto y sale del lugar. Recuesto mi cabeza contra el volante; no sé por qué me siento tan sensible al verlo partir. Respiro tomando aire, prendo el coche; después de varios minutos llego, estaciono el coche y me adentro al lugar, directamente al salón de clases, donde puedo ver a las chicas guardando para mí un asiento. —Hola, chicas —les digo. Nos sentamos juntos a ellas. —Hey, chica, ¿qué tal? ¿Ya pasaste el fin de semana? —Bien, estuve leyendo, ¿ustedes qué tal la pasaron? —Bien, nos fuimos a ver el museo de historia de la universidad. —Suena interesante. —Lo es, la próxima vez dejamos tu número y así podremos invitarte. —Excelente —les digo intercambiando nuestros números. Las clases terminan y nos vamos juntas a la próxima; puedo verlo en el corredor junto a un grupo de chicos y chicas y evito pasar por su camino. Haciéndome a un lado, me desvío por el pasillo mientras las chicas notan mi reacción. —¿Qué pasa, chica? Parece que viste un fantasma. —No, solo olvidé algo en el salón; las veré mañana en clases —le digo tratando de salir por la parte del campus. * La semana paso y puedo ver qué no me ha escrito y yo trato lo máximo de no toparme con él, estoy en la cafetería con las chicas y puedo verlo llegar con sus amigos, pasan junto a mí ignorándome por completo, mientras que intento hacer lo mismo, después de comer me levanto y las chicas me invitan a ir por un helado, nos vamos a una tienda Cerca de la universidad donde hay personas muy amables, un gran servicio el cupo rock es un lugar para disfrutar, las chicas me acompañan mientras caminamos por el lago las dejo en su departamento, nos despedimos y camino por el jardín de camino a casa, puedo verlo sentado en una de las bancas con su grupo de amigos mientras se abraza con una morena muy hermosa, puedo notar que nota mi presencia y yo lo ignoro por completo siguiendo mi camino. Estoy parado en la entrada de mi casa tratando de abrir la puerta cuando de la nada siento sus manos tocar desde mis caderas hasta mi abdomen, acercándose a mí. —Puedo notar que me estás evadiendo. —Susurra a mi odio, causando en mí una sensación que me lleva a sostener su mano mientras cierro los ojos. —No es así —le digo casi sin aliento. —¿Entonces cómo explicas que evitas toparte conmigo? ¿Te hice algo malo para que me evites? —No, Kevin, no es así. —¿Entonces? —Me dice tan cerca que me pone muy nerviosa su cercanía. —¿Podemos hablar en otro momento? —le digo sosteniendo su abdomen para mantener una distancia entre nosotros, pero él toma mi mano, cortando la distancia. —¿Qué pasa? ¿Por qué me evitas? —No te evito, solo que tengo mucho trabajo, no tengo tiempo ahora. —Entiendo, bien, me voy si eso quieres; puedo notar que algo te molesta, pero sé que no lo dirás. —Se aleja y puedo tomar aire, sintiéndome más calmada. Se acomoda su chaqueta saliendo del lugar; una sensación de dolor recorre mi pecho como si no quisiera que se vaya, pero no lo detengo, no puedo meterme en su relación. La noche vuelve a ser fría. Me aseguro de cerrar todo en caso de que haya relámpagos. Subiendo a mi habitación, me acomodo sobre la cama cerrando los ojos; no puedo evitar sentir ansias al escuchar los relámpagos más fuertes que nunca. Mi corazón quería salir de mi pecho. Cerrando los ojos, pienso en él sin poder controlarlo; prenuncio su nombre: “Kevin”, no podía creer que lo necesitara tanto, necesitaba sentirme segura como esa noche que estuvo en mi departamento. Un fuerte escalofrío recorre mi cuerpo, se escucha un fuerte estruendo y no puedo evitar gritar. Tomando valor, me acomodo, cerrando mis ojos, tratando de calmarme; estoy sola y debo ser fuerte, no puedo permitir que esto me afecte. De la nada, los gritos de mi madre aparecen en mi mente y los jarrones cayendo por el lugar me atormentan: “Kevin, ayúdame, por favor”. Siento la luz de mi celular alumbrar la habitación; una llamada me saca de mi entorno mental. Al tomar mi celular, puedo ver varias llamadas perdidas de su número y una en proceso. —¿Kevin? —Abre la puerta. —No puedo —le digo temblando. —Si puedes, levántate y sé fuerte, ¿O prefieres que me quede aquí afuera? —Me quedo en silencio—. Daniela, abre la puerta, me estoy congelando. —Voy, espera. —El sonido del relámpago me hace gritar, corro por las escaleras, bajando busco las llaves y abro la puerta; al verlo parado frente a mí, corro abrazándolo con fuerza. —¿Qué haces aquí? —No podía dejarte sola. —Pensé que quería que fuera valiente. —Esta vez soy yo el que desea protegerte. —¿Por qué? —le digo con mi corazón a punto de salir de mi pecho. —No lo sé, no sé qué está haciendo conmigo Daniela. —Me sostiene entre sus brazos besando mis labios, cierra la puerta de una fuerte patada, corre así a mí sosteniéndome entre sus brazos sin poder soltarme de su agarre; le correspondo el beso sintiendo un sinfín de emociones recorrer mi cuerpo, aferrándome a él sin querer soltarlo. —¿Kevin? —¿Qué pasa? ¿Por qué te resistes? —Tienes novia, yo no quiero… —interrumpe. —Yo no tengo novia, no tienes de qué preocuparte. —¿Quieres jugar conmigo? Te vi en el jardín. —Ella es mi prima, no tengo novia, Daniela, te lo juro. —Dice besándome con pasión, me toma de la mano llevándome a la habitación; puedo notar que esta vez trae con él un bolso. Saca su ropa, entrando en el baño; pasan unos minutos, no puedo evitar morder mis dedos pulgar mientras los nervios me consumen. Lo veo salir luciendo un mono de dormir sin camisa, me toma de la mano llevándome a la cama donde nos acomodamos y él me abraza con fuerza contra su pecho. —Me sorprende que intentaste pasar la noche sola; me gusta ver lo valiente que eres. —¿Sí? —le digo, tomando valor; me acomodo sobre su pecho, acercándome a sus labios. —Eres increíble.
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