Una propuesta muy tentadora.
Fiona llega de uno de sus trabajos de medio tiempo, se quita los zapatos gastados y los deja a un lado, cansada de subir ese segundo piso a diario, mira una vez más alrededor de su pequeño y modesto apartamento. No era mucho, pero era su único refugio. Las paredes, algo descascaradas, mantenían una combinación de fotografías antiguas, recuerdos de momentos felices y sueños por cumplir.
En una esquina, su cama de una plaza estaba cubierta con una manta de tonos beige, algo descolorida, pero siempre había sido suficiente para mantenerla caliente en las frías noches de invierno. Su hermanito dormía como un pequeño gorrión acurrucado, inocente de la miseria que lo rodea.
A su lado, en una pequeña mesa de noche, había una foto de su único hermanito, su madre y su padre. Ellos habían fallecido hacía años uno detrás del otro como si la tristeza acabara con el que quedó vivo, cuando Fiona tenía apenas 17 años.
A partir de ese momento, todo había cambiado. La vida le enseñó que las promesas se rompen, que las palabras se olvidan y que el futuro podía ser tan cruel como la incertidumbre de no tener un hogar propio.
El sonido de unos pasos en las escaleras afuera hizo que sus pensamientos se interrumpieran. Alguien tocaba la puerta. Era temprano, apenas el amanecer se filtraba por las ventanas, sabe que tiene que dormir cuatro horas, pero primero debe preparar y llevar a su hermanito a la escuela pública, para estar a las una como repartidora de comida rápida. Se levantó con algo de desgano y fue hacia la puerta para abrirla, sin esperar a ver quién era.
Al abrir la puerta, vio a una mujer con cabello castaño claro, sonrisa cálida y una expresión que transmitía confianza y seguridad. Llevaba un bolso n***o y ropa de colores neutros, con ese aire de profesionalidad que resultaba tan calmante en momentos de incertidumbre.
—¡Fiona! —dijo la mujer con una voz suave, amigable y directa—. No quise molestar tan temprano, pero es que tenía que pasar a verte, porque luego se me iba a hacer difícil.
Fiona sintió que su corazón latía más rápido. No era común que su vecina llegara así de forma tan inesperada.
—¿Qué sucede? —pregunta Fiona, tratando de mantener la calma—. Ah… no esperaba…
Clara sonríe de nuevo, cortando cualquier inseguridad que pudiera surgir.
—No te preocupes, querida. Sé que esto puede parecer algo repentino, pero estoy aquí porque tenemos algo importante que hablar —
extendió la mano, ofreciendo una taza de café. El aroma le llegó de inmediato, cálido y reconfortante—Pensé que esto podría hacerte sentir mejor después de todo lo que has pasado. Lo traje para que hablemos.
Fiona mira la taza y siente el calor que desprendía. El olor era dulce, justo como lo necesitaba. Se lo agradece y toma un sorbo, sintiendo que la calma comenzaba a envolverla poco a poco.
—Este café es justo lo que necesitaba… —susurra con una sonrisa débil—pase y tome asiento.
Clara entra con una confianza que parecía llenar el espacio, sus ojos observando todo como si estuviera evaluando cada rincón de su nuevo destino. La señora se sentó en el pequeño sillón de tela de Fiona y cruzó una pierna con naturalidad.
—Verás, Fiona. Hay un puesto disponible donde trabajo, una posibilidad de comenzar de nuevo, y estoy segura de que te interesará, la paga es buena.
Fiona la mira con cautela, su mente activa y preguntándose qué significaba todo aquello.
—¿Qué tipo de puesto? —se atreve a preguntar, con el ceño ligeramente fruncido.
Clara sonríe, como si estuviera preparada para responder cada pregunta de inmediato.
—Trabajo en la mansión Cross, desde hace un año. Específicamente, en calidad de personal de limpieza y administración para la casa. Se necesita a alguien especial, buena actitud, honesto y dispuesto a mudarse allá, para encargarse de la rutina ya sea comida u otra cosa o solicitud por más mínima que sea, la persona contratada debe asegurarse de todo lo que implica mantener el orden en la residencia apartada del joven amo, una pequeña casa al lado de la mansión principal para el único hijo del Sr. Damien Cross. Es un Ceo muy importante en el mundo de los negocios. Es un trabajo desafiante, pero también gratificante, y creo que tienes la fuerza para hacerlo. Además quiero ayudar, sé que haces trabajos de medio tiempo aquí y alla en cualquier turno y no te alcanza para nada lo que ganas.
Fiona sintió cómo el café le quemaba los labios.
—¿El hijo de un Ceo? —pregunta, tratando de entender lo que Clara le estaba ofreciendo.
—Exacto, el joven amo tambien es Ceo de su propia empresa—responde Clara con una sonrisa—. Lex Cross es un hombre fuerte, exigente y algo… complicado. La mansión necesita alguien que tenga carácter, profesionalismo y determinación y sobre todo que necesite el trabajo. Te puedo recomendar porque tienes la combinación perfecta de estos atributos.
Fiona trata de procesar la información mientras mira su taza de café. Se sentía pequeña, vulnerable, pero también determinada. Sabía que esta podría ser una oportunidad para comenzar de nuevo, para reconstruir lo que había estado destruido.
—Yo no sé… no quiero dejar solo a mi hermano, Mateo ¿Crees que me den alojamiento para los dos? —dijo, con la voz temblorosa, de repente.
Clara inclinó la cabeza ligeramente y sus ojos se iluminaron con comprensión.
—No tienes que preocuparte por eso, Fiona. Mateo puede estar contigo. El trabajo te ofrecerá estabilidad y un futuro más seguro para los dos. Hablaré con el señor Cross. Además, la casa del joven amo tiene una habitación extra para empleados, si lo necesitas, no creo que te la nieguen. Pero deberás estar disponible 24 horas por si el joven amo despierta o llega a casa y solicita algo.
Fiona se queda en silencio un momento, mirando la taza de café como si todas sus esperanzas dependieran de ese instante. No podía dejar que el miedo la consumiera. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que quizás podría tener un futuro.
—¿Qué necesito hacer para empezar? —pregunta, sintiendo una mezcla de temor y emoción.
Clara sonríe y se inclina hacia adelante, apoyando sus manos en sus rodillas.
—Solo confiar en ti misma y dar lo mejor de ti. Te conectaré con el Sr. Cross para que puedas hablar con él y comprender el ambiente en el que trabajarás. Créeme, Fiona, esta es tu oportunidad para un nuevo comienzo. Solo debes ser fuerte e insistente.
Fiona asintió, sintiendo un nudo en el estómago que, a pesar de todo, parecía relajarse poco a poco con cada palabra de Clara.
—De acuerdo —susurra—. Estoy lista para intentarlo.
Clara sonríe y se levanta con energía.
—¡Perfecto! Hoy te recomiendo y si me dan el visto bueno mañana te espero para que te prepares y puedas conocer la mansión. No te preocupes por la ropa. Te conseguiré algo que te quede perfecto para tu primera impresión. —Se dirigió hacia la puerta—. No te preocupes. Todo estará bien.
Con esas palabras, se despidió, dejando a Fiona sola en su pequeño apartamento, con el aroma a café todavía en el aire y un corazón lleno de incertidumbre, pero también de una chispa de esperanza que no podía ignorar.
Fiona miró a Mateo, quien apenas abre los ojos sonriente, ajeno a todo lo que estaba por venir. Ella decidió que se haría fuerte, por él, por ella, y por la nueva oportunidad que Clara le había ofrecido.
Este era solo el comienzo de un camino dispuesta a recorrerlo.