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La esposa rechazada

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Descripción

¿Realmente existe el amor a primera vista? Melody Lennox es una médico ejemplar que ha dedicado su vida a sus estudios, es la mayor de tres hermanos y siempre ha pensado que eso del amor es algo que solo los desocupados experimentan. Aquel pensamiento no era compartido por sus padres quienes han construido un hogar desde el amor mismo, pero ella no sabía que aquel pensamiento estaba por cambiar cuando conoce a Paul Longworth. Paul es un hombre maravilloso que la hace creer tanto en el amor y en los sueños en pareja que al final deciden casarse con la ilusión de hacer una familia, pero un trágico accidente marca un antes y un después para la pareja de recién casados, pues aquel terrible accidente hace que Paul se olvide de Melody, a quien llamaba el amor de su vida. Paul en su nuevo despertar se convierte en un hombre diferente, uno que rechaza a la mujer con la que se ha casado y prometido amar.Tras ese suceso, la vida completa de Melody da un giro inesperado y con eso, nuevos sucesos llegan para complicarlo todo, incluso a su familia.¿Qué sucederá entre ellos?

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Capítulo 1: De vuelta a casa.
Narra Melody Por fin unos días de descanso, pensé al salir de mi oficina. —Oh, nos hará mucha falta, señorita Melody. —Volveré en unos días, no me iré para siempre. Tan fácil no se van a deshacer de mí. La chica me sonríe y levanta su mano para sacudirla en el aire. —¡Nos vemos la otra semana! —dije en voz alta para que el resto del personal me escuchara. —¡Buen viaje, doc! —responden ellos. Subí a mi auto y vi por el espejo retrovisor las maletas que estaban en los asientos traseros, en la mañana acomodé todo como pude, vine con todo listo para irme directo al aeropuerto para viajar a New York. Unas horas más tarde estaba acomodada en mi asiento de primera clase viendo la entrevista que le hicieron a mis padres. Sonreía emocionada por como ellos lucen, se ven tan enamorados que me empalaga e incómoda, pero son felices de esa manera. Me hace feliz volver a casa luego de tanto tiempo, desde que decidí independizarme, siento que me he perdido de algunas cosas, pero cada que puedo voy con ellos y comparto lo que más puedo con mis padres y hermanos. —Sin duda son una de las parejas más queridas y conocidas, es emocionante para todos conocer la trayectoria que la familia Lennox ha tenido, y más, acompañar al señor Edward en este nuevo camino. ¿La política hizo parte de sus planes a futuro? —En realidad, hace unos años atrás no tenía pensado tomar este camino, pero le he tomado tanto amor a mi ciudad que decidí hace un tiempo devolverle un poco de todo lo que me ha dado, y que mejor manera de hacerlo que siendo un gestor más para el bienestar y progreso de los habitantes de mi ciudad. —Señora Céline, ¿usted está preparada para la gran responsabilidad que le espera si llega a convertirse en la primera dama de esta ciudad? Mi madre se veía radiante, sigue siendo una mujer hermosa, elegante, es simplemente perfecta. Ella mira a mi padre y le sonríe, pero frunzo mi ceño ante ese gesto. —¿Qué ocurre? —solté en un susurro. Conozco a mi madre como la palma de mi mano y esa sonrisa, esa mirada hacia él fue… fue diferente. —Claro, desde siempre he estado preparada —responde con esa sonrisa extraña que no me termina de convencer. —Sabemos que la familia Edward ha sido ejemplo de amor y unión durante mucho tiempo, han sido un referente por las grandes labores sociales que han realizado. Quisiera saber, ¿Qué piensas Madelyn? ¿Qué piensas sobre todo este gran proyecto que está a punto de comenzar? En casa están listos para que Edward Lennox deba pasar la mayor parte del tiempo ayudando a la ciudad y faltando quizás en las cenas de cada noche, ¿Cómo piensas enfrentar esto? Las cámaras enfocan a mi hermana menor y desde que vi esa expresión en la pantalla, supe que algo malo pasaría. —Intento no idealizar muchas cosas —empezó apuntando justo a la yugular de mi padre—. En realidad, ya estamos acostumbrados a su ausencia. Abrí mis ojos y tapé mi boca. —Vaya, esa respuesta es más de lo que esperaba. Los ojos del presentador se iluminan, sabe que tiene controversia y es justo lo que busca. —Madelyn, ¿quieres contarnos más sobre eso? —Creo que es suficiente —dice mi padre. —No somos tan perfectos, la verdad ninguna familia lo es, es fácil sonreír a una cámara y tomarnos de las manos, pero luego de que se corta la transmisión, las sonrisas se borran. Ella sigue dando contenido y eso me estaba matando. —Madelyn, es hora de irnos. Terminamos la entrevista —menciona mi padre levantándose de su asiento y quitándose el micrófono. —Claro, la perfección no existe —dice el entrevistador buscando un poco más—. Más cuando se trata de matrimonios y familia, ¿cierto? —Sí, por ejemplo, mis padres van a separarse. El corazón se me detuvo, hasta se me olvidó respirar. —Pero ¿Qué carajos haces Madelyn? Mi padre empezó a navegar en otras aguas, como él dice. Hace unos años, tiene grandes objetivos y ahora aspira ser un candidato más a la alcaldía de New York. Pero esas aspiraciones se verán gravemente perjudicadas por lo que mi querida hermana acaba de decir ¿Qué le pasa? La trasmisión se corta y supe que todo se iba a complicar, justo lo que no quería. El motivo de mi viaje a Madrid es más que una simple visita, tengo algo que hablar con mis padres, algo muy importante que he guardado por un tiempo y ahora que quiero sincerarme con ellos, esto pasa, creo que se entorpece un poco la situación. Quise comunicarme con mi madre o con mi hermana, pero fue imposible, tuve que esperar un par de horas hasta que mamá me llama y me comenta justo lo que acaba de ver en tv nacional. Mamá me pidió hablar con Madelyn, en parte la tranquilizaba saber que estaría en casa unos días. Uno de los conductores me lleva a la mansión Lennox, una de las más destacadas de la ciudad, es extremadamente hermosa. —¡Estoy en casa! —dije en voz alta sin saber a dónde ir exactamente. Dejé mis maletas en la entrada y subí las escaleras, caminé por el pasillo y escuché algunas voces que provenían del despacho de papá. —¿Hola? Ya estoy en… Abrí la puerta del despacho y encontré a mis padres con mi hermana. —¿También vas a regañarme? —es el saludo de mi hermana. —No, no voy a regañarte porque sabes que hiciste mal. No eres una niña a quien hay que rectificarle cada cosa que hace, solo quiero saber por qué, ¿por qué lo hiciste? —Porque es la verdad, ¿Qué tiene de malo eso? Mamá y papá se van a separar, ¿en qué parte mentí? Mi madre baja su cabeza y mi padre aparta la mirada de nosotras. —Eso no pasará, que tenga problemas, no significa que vayan a separarse —respondí sin tener idea de que rayos pasa en mi casa—. Pero ese no es el punto, a lo que quiero llegar, es que la prensa no tiene por qué saber esas cosas. Lo que pase en esta casa, no se puede ventilar. Son sus asuntos, Made, no debiste dejarte llevar de ese entrevistador amarillista. —Bien, ya, paremos aquí. —Lo siento, lo siento por no ser tan perfecta como Melody. No lo pensé, ¿sí? solo lo dije y ya… Entre mi hermana y yo hubo algunas diferencias, no somos iguales y nadie es igual a otro; mi forma de ser es diferente y siempre traté de ser complaciente con mis padres, pero Made es distinta y eso no está mal. Es un poco más rebelde por naturaleza y eso para mi padre es más complejo porque siempre quiere tener el control de todo. —Con una disculpa no solucionas nada, lo sabes —dice mi padre en tono serio. —Está bien, ¿vas a castigarme? Esta vez será el dinero, mis tarjetas, el auto ¿Qué vas a quitarme? Ella y esa forma de provocar a papá. —Bien, basta, la conversación terminó. Melody, habla con tu hermana en privado, yo tengo algo que atender con tu padre. Asentí y me dirigí a ella: —Vamos, Made, salgamos un momento. Bajé con mi hermana al jardín, sé que esto le molesta y lo sé, la entiendo, pero siento que es momento de controlar esos impulsos. —Hablemos, ¿sí? —¿De qué? —pregunta ella cruzándose de brazos. —Made, no viajé hasta aquí para regañarte o decirte que debes o no hacer. Vine para pasar tiempo con ustedes, no esperaba que nada de esto ocurriera. —Ya me acostumbré a sus regaños y castigos, no tienes que preocuparte —responde intentando levantarse de la banca donde estábamos. —Espera, no debes acostumbrarte ese tipo de cosas. Claro que no… Made ¿Qué ocurre? Quiero escucharte. —Los escuché discutir antes de irse a esa entrevista a aparentar una felicidad que no tienen. Los escuché una vez más, Melody; estoy cansada de que casi a diario sea lo mismo. serían un favor y me harían un favor si se separan. —No todo es felicidad, Made. Ellos tienen problemas desde siempre y al final terminan resolviéndolo. De eso se ha tratado su matrimonio, superar todas esas etapas juntos. No debiste hablar de sus problemas en esa entrevista. —Lo sé, pero ya me cansé de fingir muchas cosas. Tú no estás en casa desde hace varios años, así que no tienes idea de lo que hablo. Ese comentario me llegó como una puñalada al corazón. Tragué sonoramente y deslicé mi mano hasta tomar la suya. —Me quedaré unos días aquí, trataré de saber que ocurre. ¿De acuerdo? Prometo que todo estará bien. Ella baja su cabeza y no dice nada, ¿por qué se queda callada? Quiero que explote y suelte todo lo que tiene, pero creo que debo darle un poco de tiempo. —¿Pedimos pizza para bajar el ambiente pesado? —pregunté de la nada y fuera del tema para que ella me mirara con su ceño fruncido. —¿Doble queso y extra pepperoni? Asentí y por fin una sonrisa se formó en ese rostro enojado. —La comida siempre soluciona tu mal humor, siempre caes. —No hagas eso, Melody. —Es broma, es broma. Ya pediré la pizza. La vi sonreír y eso me animó un poco. Tomé sus hombros y la acerqué para darle un abrazo.

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