" Fue tan sólo un beso sólo eso,no me puedes culpar, sólo una caricia un momento, no lo pude evitar pero es que estado tanto tiempo esperando un amor que nunca vendrá... Al final ni tú ni el beso llegarán".
Ni Marcus ni yo hemos musitado palabra alguna durante todo el trayecto al hospital.
Ambos estamos pérdidos en nuestros pensamientos, en imaginarnos a un Ethan herido. Una pequeña lágrima se derrama por mi mejilla ante ese pensamiento.
El auto se detiene, entramos corriendo hasta llegar a la sala de emergencia. Nos dirigimos a la secretaria.
— Señorita, quisiera saber de un ingresado.— Masculló Marcus nervioso.
— Deme su nombre.— Hablá la secretaría en tono neutro.
— Ethan Foster.
La mujer observa unos segundos el monitor de su computador, teclea algo y luego nos mira.
— Llegó muy mal herido, está en sala de cirugía. Lo más seguro es que tarden en el quirófano — Mis ojos se clavan en ella.— Es todo lo que Puedo decirles, Pueden esperar allí. — Señala lo que al parecer es la sala de espera.
Mis ojos chocan con los de una mujer alta, muy guapa, algo en ella llama mi atención... Es la madre de Ethan.
Al vernos se levanta y camina hasta nosotros, su marido viene detrás de ella.
— Marcus. — La mujer llora desconsoladamente, mi hermano la abraza. Sin poder evitarlo las lágrimas vuelven a descender por mi rostro, ver a su madre así hace que todo mi mundo tiemble.
Su llantos tarda unos minutos en calmarse, su esposo llega hasta ella y la abraza. La señora levanta el rostro y me observa fijamente durante unos segundos, luego me sonríe tiernamente.
Tomo asiento en uno de los banquillos que en la sala se encuentran, mi cabeza está hecha un caos, sólo quiero saber como está... ¡ Dios!, si tan sólo no hubiera sido tan obstinada con él.
Los minutos pasan y nadie sale a decirnos nada, mis nervios están a descontrolado, mi cabeza no para de martillar imágenes de mis últimos momentos junto a él, es como si disfrutará torturándome.
Una cálida mano se posa sobre la mía, levanto el rostro sorprendida. La madre de Ethan esta sentada junto a mí.
— Ethan, habla mucho de ti.— Susurró.
Sólo escuchar esas palabras y todas mis defensas se derrumbaron, las lágrimas empezaron a descender por mi rostro.
La sola idea de imaginarme a Ethan hablándole a su madre de mi es... Increíble.
— ¿ Qué paso?.— Fue lo único que pude musitar.
— Al parecer los frenos fallaron, perdió el control del coche y...
Su voz se apagó, acaricié levemente sus manos. Su llanto se conjugó con el mío mientras nos fundíamos en un cálido abrazo, sentir su calor fue tan sobrecogedor. Es como si tu madre te abrazara y te diera esa sensación de que todo estará bien aunque la situación o el momento indiquen todo lo contrario.
O supongo que es como se siente, puesto que la palabra madre está borrada de mi diccionario.
— Familiares de Ethan Foster.
Un hombre mayor que supuse era el doctor, entró en la sala llamando nuestra atención. De hecho sus grandes lentes y su bata color blanco fue lo que lo identificó.
— Somos nosotros, soy su padre.— Habló su padre con voz ansiosa.
El doctor asintió mientras revisaba algo su historial.
— Acabamos de salir de cirugía por ello nadie había salido a darles noticias.— Todos asentimos ansiosos de que continuará habando.— Les seré sincero, señores... Su hijo está delicado, el accidente fue bastante fuerte y lo peor es que la mayoría de los golpes los ha recibido en la cabeza, hemos operado la parte más afectada pero ello no es suficiente... En realidad temenos de las consecuencias, lo hemos inducido a coma dependiendo de como transcurra las próximas horas determinará su estado, todo está en cuantas ganas de vivir tenga.
Mi pecho se contrajo al escucharlo, el aire empezaba a faltar y el espacio era demasiado reducido.
— ¿ Eso quiere decir qué?... — Escuché a Marcus susurrar a lo lejos.
— Que necesita muchas oraciones para que ocurra un milagro. — Respondió el doctor antes de marcharse.
Morirá.
Morirá.
Morirá.
El aire dejó de llegar a mis pulmones, la opresión en mi pecho aumento, sólo esas malditas palabras se repetían en mi cabeza. Todo empezó a dar vueltas alrededor hasta que todo se volvió oscuro.
(*****)
— Fer.
— Nada
— Aún no reacciona.
Pequeños ecos de voces a mi alrededor, poco a poco las fui reconociendo. Abrí los ojos lentamente tratando de que éstos se acostumbrarán a la luz.
Sentada junto a mí estaba Alisson, Maya a su lado y Marcus al pié de la cama, todos observándome preocupados.
Intenté levantarme pero un fuerte pinchazo en mi cabeza me lo impidió.
— Estate quieta.— Marcus se acerco hasta mí.
— ¿ Qué me ha pasado?. — Susurré tocando la parte afectada.
— Te has desmayado.— Habló Maya desdé el otro lado. ¿ En qué momento se movió?.
— Lo peor no es eso, lo peor es que lo has hecho por tres horas. — Agregó Alisson en tono de reproché.
Un momento, dijo ¿ tres horas?.
— ¿ Tres horas?. — Pregunté incrédula.
— Sí, como no despertabas te han tenido que hacer un chequeo... ¿ Has recaído?.— El tono de voz de mi hermano era tan gélido que me asustó.
— ¿ Qué?. — Suspire frustrada.— ¿ Es enserio?.— Observé el lugar, entonces recordé la razón de mi estadía en el.— ¿ Ethan?, ¿ Cómo está Ethan?.
— Fernanda tu nivel de sangre es bajo, todo gracias a la anemia casi crónica que tienes. — Masculló Marcus en tono preocupado.
— Además de que estás deshidratada y en bajo peso.— Concluyó Maya.
— ¿ Bajo peso?, ¿ Anemia?, ustedes creen que eso me importa en lo más mínimo. — El enojo empezó a hacer eco en mí. — Me importa una mierda, sólo quiero saber de Ethan, sólo eso.
— Fer...
Alison intentó hablar pero la detuve.
— ¡ Basta!, no quiero escucharlos, no del ... ¡ Del mismo maldito tema de hace años!.— Ignoré el dolor en mí cabeza y me levanté. Un leve mareo me sacudió, apoyé ambas manos sobre los brazos de Marcus.
— ¿ Qué hacés?. — Preguntó Marcus interponiéndose en mi camino.
Retiré la intravenosa de mi muñeca todos me observaron como si estuviera loca. Un pequeño gemido de dolor se escapo de mis labios, entré al baño igmorando todos sus gritos.
Por suerte mi ropa estaba ahí, me cambié y salí.
— Iré a ver a Ethan. — Alisson abrió la boca para hablar. — Con o sin ustedes.
Abrí la puerta dejándolos atrás. Caminé por inmenso pasillo algo desubicada.
— ¡ Fer espera!.— La voz de Alisson me hizo detener.
— No sabés en cual habitación está. — Susurró con autosuficiencia.
Jodida diva.
— Dilo.
— Sólo si me dejas ir contigo. — Enarco las cejas.
Resople.
— Bien.— Masculle sin ánimos.
Dos minutos después me encontraba frente a una puerta blanca con el número 1409, toqué la puerta y nadie respondió. Suspire aliviada al saber que estaba sólo.
Lentamente giré la perilla hasta abrir la puerta,estaba asustada, asustada de verlo, de verlo así.
Alisson colocó su mano en mi hombro.— Te esperaré allí. — Señaló una pequeña sala de espera, asentí en silencio.
Entré a la habitación lentamente, todo mi cuerpo se erizó al verlo, el oxígeno se volvió tan pesado que casi no llegaba a mis pulmones.
Ahí, sobre esa cama, con colores gélidos y pálidos se encontraba él. Con aparatos conectados por todo el cuerpo, monitores por doquier, su rostro levemente golpeado, su cabeza vendada.
Pequeñas lágrimas empezaron a aparecer por mi rostro, con pasos temblorosos me acerqué hasta él, tomé sus manos entre las mías; estaban tan frías.
— Hola.— Susurré, sorbi mi nariz.— ¿Cómo estás?.— Una pequeña risa salió de mis labios.— Sí, sólo a mí se me ocurre preguntar eso.
Nada, no se movía, parecía que sólo respiraba por las máquinas.
— Escuchame muy bien Ethan Foster. — Las lágrimas amenazaban tan seguido que estaba empezando a hipar.— Me importa una mierda que tan cómodo o relajado estás, quiero que luches, quiero que vivas y lo hagas bien.— Respiré unos segundos tratando de calmarme. — Tienes que volver, te necesito... No puedes dejarme, me vale que seas un gilipollas el cual me besa y luego se va... Quiero que lo hagas, ¿ me escuchaste?, quiero que me beses, que lo hagas cuantas veces quieras y sólo lo harás si vives... No quiero a nadie más, no quiero un chico bueno, te quiero a ti... Sólo a ti.
Mis piernas empezaron a perder fuerzas hasta que terminé sentada en el piso, con nuestras manos entrelazadas, apoye mi rostro sobre su brazo.
— Te quiero, joder... Quiero que estés conmigo, sólo quiero eso.
Pablo Dazán- Fue Tan Solo Un Beso.