Ha pasado más de una semana desde que hablé con Trixie, desde esa noche en que me abrió su alma, revelando todos esos oscuros secretos que aún no me atrevo a entender completamente. Esa vez, las tres dormimos en el mismo cuarto. Luisa, con su habitual energía y ese toque de locura, decidió quedarse. Dijo que su vida era demasiado monótona y que le faltaba emoción y adrenalina. Al principio, me reí por su comentario, pero al ver su rostro decidido, entendí que no era una simple broma. Era una invitación a la vida que ella tanto deseaba. Así que, aunque no era lo que tenía planeado, dejé que se quedara con nosotras. Necesitaba sentir que no estaba sola en esto. Ahora, vamos en la limusina rumbo al zoológico, un lugar donde pensé que podríamos relajarnos un poco. Aria, mi pequeña, está dormi

