Prólogo

2763 Palabras
Años atrás Una chica de quince años quien vivía junto con sus padres, su madre, una mujer trabajadora, su padre un alcohólico. Fernanda es esa chica rubia de ojos cafés, con un carisma hermosos y un corazón de oro. Testaruda pero sincera. -Fernanda, ve donde la vecina y tráeme las telas que he encargado - dice mamá y me coloco de pie para ir. -Voy ma - digo dejando mi cuaderno a un lado. -Hágale Fernanda, tengo mucho que hacer - habla con enojo y cansancio, bufó rodando los ojos. -Pues no estarías tan cansada si solo me dejaras ayudarte o aunque sea dejaras de mantener al tomador de mi papá - digo molesta al verla tan cansada y ella me mira mal. -Sigue rezongando y verás culicagada, respeta a tu papá, vea pues ahora resulta que los pájaros le tiran a la escopeta. - alza la voz molesta y salgo de ahí lanzando la puerta. Camino molesta hasta llegar donde doña Estefanía quien al verme sonríe. -Monita,¿ cómo estás? - pregunta y sonrío un poco. -Bien doña Estefanía, vengo a buscar unas telas - digo mirándola y ella hace un gesto de pena. -No se va a poder Monita, tu mamá me debe las telas anteriores, y hasta que no cancele no puedo darte las telas - explica mirándome con pena y suspiro. -Bueno, pero - y alguien que está a mi lado me interrumpe. Nisisqueira sabía que estaba aquí. -Doña, ¿cuanto es la deuda de la señorita? - pregunta un hombre, aparentemente cinco o cuatro años mayor que yo. -No, no tiene que hacer eso, ya me voy, no importa - aseguro tratando de que no pague nada y él sonríe de una manera el cual hace que me sienta extraña. -Usted verá si se va sin las telas yo cumplo en pagar - asegura y le pasa unos billetes a la Doña y ella lo mira seria. Parece que no le agrada. Aún así recibe el dinero y ella me entrega las telas. -Yo, esto, gracias no debió pagar nada - hablo muy apenada y él asiente. -No se preocupe, hasta luego señorita - dice y me mira con una sonrisa y sonrío de lado. Este se aleja y doña Estefanía truena sus dedos frente de mí y la miro. -Vea, derechito a la casa, nada de estar hablando más con ese hombre - habla seria y arrugó las cejas. -Pero bien que si le recibió el dinero - digo entre dientes mientras me alejo. Sonrió de lado y giro para ver si lo veo pero no estaba. Es raro, jamás lo había visto, además que no parece ser de por aquí. Dudo que sea colombiano, no conozco ese acento con el que habla, pero me gusta. Entró a la casa y vi a mi papá sentado en una silla. -Ma, aquí le dejo lo que me mandó a buscar - digo pasando derecho para no hablarle a mi papá . No soporto que viva con nosotras. -Esta bien mija, prepara la mesa - dice desde la cocina y buffo para volver. Como odio vivir bajo el mismo techo que él, solo se la pasa bebiendo, humillando nos y maltratando nos. Eso es para lo único que sirve ese hombre. -Vaya donde Julio y compre una caja - habla mientras acomodo la mesa y lo miro. -Don Julio dijo la vez pasada que si no paga no le deja más nada - digo seria y este me mira como si le hubiera insultado la madre quizás. -Vaya hacer lo que le dije - ordena y lo miro seria. -Le dije que no puedo, no me dará nada - aseguro molesta y este de una me lanza una cachetada haciendo que mi cara se coloque roja y me duela, duele mucho. Es el peor hombre del mundo, lo detesto, un día de estos nos meterá en problemas a nosotras. Meses después Camino por las calles mientras pienso en cómo resolver algunos problemas matemáticos. Cuando algo se me mete en la cabeza tengo que buscar la manera de solucionarlo. -Hola - dice esa voz logrando detenerme y levantó la mirada. -Hola - digo y este sonríe. -Gracias por lo de las telas - digo aun apenada y este sonríe negando con la cabeza. -Solo si acepta esta rosa yo acepto sus agradecimientos - habla mostrándome una rosa preciosa de color rojo y lo miro. -No, yo - pero algo en mí no quería decir que no, así que lo agarro. -Gracias - digo y él sonríe. -¿Cómo te llamas? - pregunta y sigo caminando con él a mi lado. -Fernanda, pero todos por aquí me dicen mona - hablo sin dejar de mirar la rosa y luego lo miro a él. Es alto, castaño, sus ojos son verdes y es muy guapo. Pero tiene una mirada muy extraña. -¿Vos cómo te llamas? - pregunto mirándolo y en ese instante escucho un grito. -¡A usted es a quien yo buscaba venga para acá culicagada! - grita mi papá enojado y suspiro. Rápido escondo la rosa detrás mío y camino sin ver al hombre quien aún no se su nombre, pero se que está mirando todo lo que pasa. -¿Qué pasa por que está gritando? - recrimino avergonzada y este apenas estoy seca me sujeta de los cabellos. -Yo la tengo a usted en la casa para que vaya por mi caja todos los días y que veo, que no hay ni una sola - habla mirándome molesto y me jala haciendo que me queje de dolor y suelte lo que tengo en mis manos. -Señor no - pero giro un poco la cabeza y niego que no siga. Papá no lo escucho gracias a dios, si no, jumm me iba a ir peor. Solo bajo la mirada y me dejó arrastrar al infierno donde siempre he querido escapar. Algún día seré la mejor empresaria de todos y más nunca nadie, ni mi propio papá va a humillar ni maltratar me. Deseo irme muy lejos. Cinco años después -Feliz cumpleaños mi mona, feliz cumpleaños a ti mi amor - dice terminando la canción y sonrío para soplar la vela del pequeño pastel. -Te amo - sonrío feliz y beso sus labios para después abrazarlo. -Y yo a ti mi mona, eres mi vida - asegura mirándome a los ojos y sonrío sintiendo mucha alegría en mi corazón. Soy una tonta enamorada. -Mira, este es tu regalo - dice dejando una caja mediana en mis manos con un lazo arriba de color rojo. -Sabes que no tienes que seguir con tus regalos. - le digo y él me besa. -Quiero lo mejor para mi mona hermosa - habla besando mis labios repetidas veces y río. Ya es tarde y en esta cuesta donde estamos sentados se ve un hermoso atardecer y la ciudad.. Estamos muy retirados de todos, mi amor me trajo aquí para estar solos y poder compartir mi cumpleaños número veinte. Abro la caja y dentro de ella hay una más pequeña y sonrío mirándolo, lo saco de ahí y al abrir lo quedó muy sorprendida. -No - digo mirándolo a los ojos impactada y él sonríe. -¿Es tu respuesta final? - pregunta y río cubriendo mi boca sorprendida. -¿Quieres casarte conmigo mi mona?, ¿quieres ser la mujer que esté conmigo toda mi vida sin importar nada? - pregunta tomando mis manos y mis ojos se llenan de agua. -Sii, claro que si yo te amo mucho - hablo con emoción y lo beso. Se a que se dedica y se que no son cosas buenas, no la mayoría, pero aún así lo amo con todo mi ser, amo a Esteban. -Te amo mi mona, dame tu mano - dice y se la extiendo y él coloca el anillo, es hermoso. Sujeta mi mano y hace que caiga sobre él y río. -Quiero que nos vayamos a Italia, vivo ahí desde pequeño, aún que ame estar aquí, en Medellín, tengo que volver y para eso pienso llevarte conmigo ni creas que te dejaré sola - habla mientras nos miramos y él acaricia mi mejilla. -Pero, pero y, ¿mis papas? - pregunto y en el momento que iba a levantarme me abraza de la cintura. -Nos llevamos a tu mamá, no quiero que sigas al lado de ese - y respira profundo. Se que se molesta pero al final es mi padre y pues, que puedo hacer. -Para que estés tranquila les daré una casa y no tendrán que trabajar nunca más, vivirán tranquilos - asegura y me besa. -No van a querer yo lo sé, no mi mamá - digo triste y él me abraza y rodamos haciendo que yo quede debajo de él. -Si no quieren mi mona, no podemos obligarlos, los mantendrías desde allá - asegura dejando besos en mi rostro y lo pienso. -Será - susurro y él sonríe. -No estés triste mi mona, por una sonrisa tuya hago lo que sea, te prometo que hablaré con tus papás si - propone y lo miro con tanto amor. -Te amo mi amor - digo feliz y nos besamos. -Por ti lo que sea mi amor - asegura y sonrío feliz. -Lo que sea - susurro rozando mi nariz con la suya y él ríe bajito. -Ujum - murmura y lo beso dejando un mordisco en sus labios. -¿Me harías el amor ahora mismo?- pregunto dejando un beso en sus labios y él sonríe ampliamente. -Eso no se pregunta mi mona - dice y me besa para empezar a quitarme la ropa. Mis padres nunca lo han aceptado, pero no lo voy a dejar por que ellos quieren, después de un año de estar de novios me contó toda la verdad, hasta mis vecinos se alejaron, otros parecían que les pareció bueno y todo lo que mis padres dejaban ellos no protestaban, claro por que sabían que Esteban estaba pendiente de todo eso. De todos modos nunca me importó lo que ellos digan, sinceramente. Esteban siempre me ha tratado con mucho amor y respeto, nunca se ha sobrepasado, y siempre me tuvo paciencia, me comprendió en todo, él es maravilloso y lo amo. -Te cuidas mi mona, no olvides que te amo - se despide dejando un beso en mis labios y lo abrazo. -Vete con cuidado si, mañana recuerda venir para el almuerzo para que hables con mis papas bien - recuerdo mirándolo y él sonríe. -Si mi amor, estaré aquí - asegura y lo beso para bajar del auto. -Cuídate por favor - pido y le lanzó un beso y él sonríe y me lanza un beso. Camino unos pasos hasta mi casa y veo como el carro de Esteban se aleja. -Buenas - digo entrando a mi casa y veo a mi mamá. -Ma, mire - digo feliz y me acerco a ella para que vea mi mano. Ella abre los ojos como si hubiese visto al demonio propio y me mira para después pegarme en la cara y la miro triste y sorprendida. -¡No te vas a casar con ese matón! - grita furiosa y yo trato de tranquilizarla. -Mamá por favor cálmate - pido y ella antes de decir algo más entran varios hombres a la casa. -¿Dónde está el maldito viejo? - preguntan los hombres encapuchados y con armas. -¡Váyase de mi casa! - grito y estos me golpean. -Si no habla mato a la vieja - dicen uno de ellos agarrando a mi mamá y niego. -Yo no sé, yo no sé ,dónde está, nunca se sabe donde está - digo llorando y estos le disparan en la cabeza y quedo paralizada. -¡Noooo, mi mamá no!, ¡mamá parece de ahí! - pido gritando y forcejeo. -Matenla - ordena uno de ellos y me golpea haciendo que caiga al suelo y me apunta en la cabeza. -¡Malditos, no tenían que matar a mi mamá, nosotras no tenemos nada que ver con ese hombre! - grito furiosa y dolida, y en el instante que iba a disparar este cae al suelo. Muchos hombres entran y entre ellos aparece Esteban. -Mi mona, ¿mi amor estás bien? - pregunta sujetando mi rostro y yo siento que me voy a desmayar. -Mi mamá - susurro aún sin poder creerme lo que pasó. -Vamos amor , ya paso, ya paso - asegura y me alza en sus brazos y empiezo a llorar. -Mi mamá Esteban, no podemos dejarla, vamos por ella - pido con desespero mientras nos subimos al auto. -No se puede amor no - pero niego con la cabeza. -¡Es mi mamá, mi mama esta alli dentro, mi mama! - grito desesperada y él sujetó mis hombros haciendo que lo mire mientras lloro. -Está muerta Fernanda, está muerta no podemos hacer nada por ella, está muerta - habla con dureza y mi cuerpo tiemble mientras lloro. -Se fue, ya se nos fue - dice ahora más calmado y me abraza mientras lloro en su pecho. Mi mamá no. Ella no. Meses después Camino por mi nuevo hogar, la casa, bueno mansión donde vivo con Esteban. Es muy difícil seguir y imaginar como sería si mamá aún estuviera viva. Se que si mamá hubiera dejado a ese hombre no estaría ella tres metros bajo tierra, pero aún así, ella no tenía que pagar con su vida. No entiendo qué hice para merecer esto. Me siento en el jardín el cual se ve muy bien cuidado. Tengo casi un año viviendo aquí y Esteban me ha enseñado muchas cosas, defensa personal, cómo usar un arma y cómo poder enfrentar a tus enemigos. Aún no me ha tocado pero sé que algún día pasará, vivimos rodeados de riesgos, de peligro constante. -Mi mona - habla Esteban y lo miro. Se sienta a mí lado y sonrío un poco. -No me gusta verte con esos ojitos apagados, ya casi es un año desde que estás aquí - me dice sin dejar de mirarme y suspiro. -Es difícil mi amor - digo y él me abraza haciendo que quede casi que acostada encima de él. -Lo sé mi amor, pero, con que estés así no va a volver, ni el tiempo va a retroceder, tenemos que avanzar - habla mientras acaricia mis manos y suspiro. -¿Cuándo nos vamos a casar? - pregunto y él hace que quede enfrente de él mientras estoy sentada sobre sus piernas. -La semana que viene si así quieres, yo te amo y me caso hoy mismo - asegura sonriendo y sonrío. -Te amo, te amo mucho - digo feliz y él me besa. Pasaron los segundos, minutos los cuales llegaron a ser horas, así mismo días hasta que llegó mi gran día. Dejé todo atrás, decidí continuar con lo que estaba a mi lado, al frente de mi y no con lo arrastro conmigo todos los días. Está atrás de mi y aunque lo recuerde de vez en cuando se que solo serán parte de mi pasado de mi sombra. -Te ves preciosa mi amor - dice tomando mi mano y sonrío. Se ve precioso. Este traje le queda de lo más hermoso. -Seremos esposos hasta que alguno de los dos deje de respirar, aún así yo te amaré ahora y después de dejar de respirar. - dice sujetando mi rostro y lo beso rápidamente. -Sin importar lo que pase siempre te llevaré en mi corazón, mi alma es tuya para siempre mi amor - asegura y lo abrazo. -Estarás conmigo siempre, te amo - confieso llena de amor y alegría. En ese instante pensé que sería el mejor día de mi vida. Pero no. Darte cuenta que en un segundo puede cambiar tu vida, puede hacer que tu mente y alma se desencajen por completo, que creas que la locura es la única salida para tu dolor. Nadie jamás se lo imagina, y menos lo ve venir. Terminé por perder todo, perdí todo en ese momento. Si, perdí todo en ese momento pero me gané muchas cosas a cambio. Un odio, una muerte que cobrar, respeto y por supuesto hacer más pesada la cadena que me ata. Cada día tengo que sacar más fuerzas para caminar, pero lo hago. Por qué ahora, ahora nada ni nadie evitará que mi venganza se cobre, me quitaron a Esteban. Aunque ahora Esteban sea solo un recuerdo de amor, yo haré que paguen por lo que hicieron.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR