Inuyasha —¡Maldición, no tienen derecho a tenerme de esta manera! —Grito histérico — Miroku, me la pagarás traidor, te voy a ahorcar con mis propias manos hasta ver como mueres lenta y dolorosamente — le hago saber mientras él me ignora hablando con un oficial. Me encuentro esposado como un perro a una de las estructuras más fuertes de mi mansión. En algún momento al no saber nada empecé a tener un ataque de ira y entonces rompí objetos de los menos costosos hasta los que cuentan una fortuna. Sin embargo, no me importa ya que solo quiero a mi mujer ya mi hija conmigo, ¿es mucho pedir? Al parecer para estos inútiles policías, sí. Esto era demasiado para ellos, ya me tienen alto hablando de posibles estrategias y cosas sin sentido, solo hablan y no actúan. Miroku me golpeó la cabeza deján

