Peter

1032 Palabras
Algo se había perdido desde aquella discusión, Rosalie ya no era la misma, no desayunaba en los mismos horarios que Peter, su rutina se había vuelto otra totalmente distinta, pintaba en el patio, escribía en el vestuario, pensaba y pasaba mucho tiempo a solas en el salón de té, con la única persona con quien hablaba de sus cosas era la ama de llaves. Y ésta tampoco era de confiarle cosas de la dama a Peter.  Pronto Rosalie, se había vuelto como un fantasma en su propio hogar, se despertaba, caminaba, y volvía a dormir. Y en ese trajinar, Peter intentaba acompañarla pero ella solo pasaba de él sin mirarle siquiera a los ojos, como si éste fuera un fantasma, o como si ella fuera uno. Como si el matrimonio ya no existiera.  Por un tiempo pensó en recuperarla, le había mandado las flores favoritas de Rosalie y las adornaba en su habitación matrimonial, quizás, invitándola a que recuerde que aquello era de a dos, y que aunque las finanzas fueran manejadas por ella, ambos se habían comprometido ante Dios. Pero aquello poco le importaba a Rosalie, apenas si miró de reojo los pétalos y las rosas esparcidas por la habitación mientras buscaba una libreta en el dormitorio. Y se marchó.  Peter había pasado muchas noches en vela, algunas veces volvía borracho, algunas de esas veces era porque lo estaba, y otras veces estaba fingiendo. Quería ver si su esposa se preocupaba por su bienestar, o porque no fuera a deprimirse tanto que la melancolía le hubiera llevado a un lugar tan sombrío como no poder estar sobrio. Aunque Peter era inútil hasta para emborracharse, beber demasiado le daba muchas ganas de ir al baño, así que la mayor parte del tiempo en el que volvía, fingiendo dar traspiés en la puerta principal, la ama de llaves lo recibía y lo arropaba. Rosalie jamás se hacía presente.  Y así fue, durante meses. Hasta que una vez, Peter repitió el mismo circo y Rosalie se hizo presente en su habitación, en la habitación de los dos, donde antes solían dormir abrazados y prometerse cosas.  ''Si comienza a hacerte hábito el hecho de que te vean borracho, pensarán que las finanzas no están bien'' espetó.  ''Pero las finanzas las manejas tú'' respondió él.  Ella aseguró firmemente con los brazos cruzados.  ''Por eso mismo. Las finanzas están perfectas, pero no tardaremos en ser el hazme reír del pueblo si supieran que mi esposo es un alcohólico'' ''Dejaré de volver borracho'' prometió él. ''Pero, ¿tu crees que esto? Bueno, nosotros. ¿Ha acabado?'' ''Vivir en matrimonio no significa que voy a amarte ni tú tampoco, solo intenta no dejar bastardos sueltos por allí y no traer ninguno aquí porque entonces te fusilaré a ti y a quien sea con quien hayas engendrado'' ''Pero Rosalie, es enserio. ¿Nunca me perdonarás?'' ''¿Que es lo que debo perdonar? ¿Que me hayas levantado la mano o que hayas dudado de mí?'' ''Todos los matrimonios tienen sus peleas'' atinó a decir Peter.  Ella asintió levemente con la cabeza.  ''Pero nada vuelve a ser igual después de una pelea. No al menos para nosotros'' ''¿Porque, Rosalie? ¿Porque para nosotros es tan distinto? ¿Solo porque tú lo eres, porque quieres ser diferente al resto de las mujeres y quieres ser un hombre, porque nos envidias, o es porque te gusta la comodidad de tener un esposo que te sirva como pantalla al mundo para que nadie te moleste por pensar como lo haces?'' Ella solo lo observó y se llevó la mirada hacía alguna parte de la habitación, buscando, quizás, una respuesta que no tenía, y que tampoco podía fingir.  ''Ya no te amo más, Peter'' dijo por último y se marchó.  Él se quedó un rato vociferando sobre que deberían hacer entonces, si debían vivir toda una vida de miseria o solo  llamarse al silencio y fingir una vida de un matrimonio perfecto, le gritaba a Rosalie, a viva voz, que su plan no había funcionado, que alguna vez su belleza terminaría, que estaría sola, y que no tendría a nadie que la soportara ni que la mantenga. Pero ella solo tomaba agua en la cocina, que dos años antes comenzó a permitir que éste le acompañara en sus noches de insomnio.  Pensó para sus adentros que quizás tenía razón, que era mezquina y egoísta, y no sabía como manejar las cosas con Peter, era mucho para él que ella no quisiera tener hijos, pero el solo hecho de pensar que un hombre pudiera atreverse a tocarla con violencia, la enfurecía y la llenaba de sentimientos oscuros. Así que comenzó a tejer sus propios planes, y ésta vez, no involucrarían a ningún hombre.  O eso pensó.  Mientras que Peter, por su lado, había quedado con el alma resentida. Cada mañana en la que su esposa lo esquivaba, cada sirvienta que lo miraba como si éste fuera el único hombre del planeta y deseosas de todo aquello que él tenía y que Rosalie se daba el lujo de rechazar, comenzó a encender la chispa de que quizás la única mujer que existía no era Rosalie.  Así que acudió a su amigo Jhon y no le digo mucho más que el hecho de que tenía problemas maritales, pero que no quería que nada trascendiera, ni que fuera realmente importante, pero que por las mismas razones, ahora mismo tenía problemas de hombres. El lord jhon lo entendió perfectamente, y los invitó a él y a Rosalie a una fiesta en su mansión, él solía viajar mucho pero ésta vez aprovecharía la oportunidad de dar una gran fiesta, con todas las jóvenes que pudieran invitar, en ocasiones, eventos como los de él, daban lugar a ser usados como presentaciones en sociedad de jóvenes damas que terminaban por ser desposadas con algún caballero en el mejor de los casos, o en el peor, con alguno de sus amigos.  Los amigos del lord Jhon no eran de fiar, sin embargo Peter se acercaba cada vez más a él y lo consideraba un inexperto, sin embargo, lo consideraba buena persona, pero como todo en la vida, las percepciones pueden cambiar. 
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR