Capitulo 8

1660 Palabras

Ella tembló y susurró: —Sí, Amo. —Confiarás en mí, pequeña Ellie. De todas mis posesiones, tú eres la más preciada. La miró a los ojos y vio que ella se agrandaba, confundida. —Sí, esclava, eres mía. Eres un tesoro preciado y eres mía. Su cerebro le gritaba: —¡Acepté una semana, era un juego! Su mente daba vueltas. —Ni siquiera recordaba haber expresado su consentimiento a una semana. ¿Cómo había aceptado esto? ¡Hablaba como si la fuera a tener como su esclava para siempre! Su rostro mostraba un creciente miedo momentos antes de que su boca descendiera sobre la suya en un beso profundo y apasionado. Podía sentir su anhelo, su necesidad, su amor en ese beso, y se fundió en él, dejando de cuestionarse, recordándose a sí misma que él le había prometido que hablarían

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