CAP. 27- DESOLACIÓN Ésa misma mañana salieron para Ezeiza, arriba las maletas, apretujones diversos entre nosotras que fuimos a despedirlos. Y mil promesas a cumplir: escribo, llamo, las busco por las redes, vuelvo, van… Mejor así de sopetón, duele menos. El vuelo salió a horario, ellos sin dormir, lo harían en el avión. Pedro se levantó varias veces para ir al baño. Ya Liza dormía. Ambos y a pesar de la ropa deportiva eran fulgurantes, los miraba el pasaje y hasta la tripulación. Feliz y bello matrimonio. ¡Serán muy felices! Liza ya no quería más alcohol, sólo pensaba en llegar al hotel y descansar bien, por fin. La sucesión de días ajetreados la tenían agotada. Dejar todo lo burocrático de los negocios en orden, los trámites de la boda, las charlas en la iglesia, organizar la fiesta,

