CAP. 30 - EL DOCTOR ACOSTA Pedro no cabía en ningún cajón, fue un incordio. La enfermera que había recomendado el doctor cubano, José Acosta, se hizo cargo. A Liz no se la podía hablar, y nadie conocía el porqué. El Doc siempre estuvo a su lado, solícito. Se sentía apabullado por tanta mujer en ése envase pequeño y armónico. ¡Tan bella! Estuvo a su lado, aunque ella no parecía notarlo. Se acercó discreto, despacio. Tantos años de vivir solo y encontrar el amor en una argentina, era muy extraño. Su vocación lo tenía absorbido. Desde que era un niño supo que quería ser médico y que ayudaría a las personas, las sanaría. Lo de Fidel cambió sus planes y tuvo que emigrar, -En busca del sueño americano- pensaba. Siempre piensa en volver, las masas se levantan, quizás el régimen acabe… Fue un es

