
Los Ecos de la Noche El aire en Banff había cambiado. Lo que alguna vez fue un refugio tranquilo para Sky Black y Kael, ahora estaba cargado de una tensión silenciosa, como si el propio bosque contuviera la respiración. Sky, sentada en el borde de la cama, observaba a su hijo, Jaden, dormido plácidamente. Aún no podía creer que esa pequeña vida dependiera de ellos, especialmente en un mundo tan incierto.Jaden era especial. Desde el momento en que nació, Sky sintió que su energía era diferente, un poder latente que no entendía del todo. Kael lo había notado también, pero ambos decidieron que lo mejor era mantenerlo en secreto. Aún estaban asimilando lo que significaba ser padres, y menos aún podían comprender los misterios que envolvían a su hijo.Mientras el fuego chisporroteaba en la chimenea, Kael entró en la habitación, sus ojos dorados brillando con la luz del fuego. Se acercó a Sky, rodeándola con sus brazos. ¿No puedes dormir? murmuró, notando la preocupación en su rostro.Sky negó con la cabeza. Es Jaden… Siento que hay algo que nos estamos perdiendo. Algo que no hemos visto aún.Kael asintió, compartiendo sus inquietudes. Lo he sentido también. Su energía es… diferente. Más fuerte de lo que debería ser.Antes de que pudieran continuar la conversación, un aullido resonó en la noche, cortando el silencio del bosque como una cuchilla. No era un aullido común; era un llamado, una advertencia. Kael se tensó, sus instintos de alfa activándose de inmediato.Quédate aquí con Jaden, dijo con firmeza, pero Sky ya estaba de pie, su mano buscando la suya. No. Si hay algo allá afuera, lo enfrentaremos juntos. Como siempre.El enemigo al que creían haber vencido había regresado. Pero esta vez, no estaban preparados para la traición que les aguardaba. Lo que se avecinaba pondría a prueba no solo sus poderes, sino también la fortaleza de su unión y la protección de su hijo. Mientras salían al frío aire de la noche, ambos sabían que nada volvería a ser igual. Los ecos de la noche traían consigo un peligro que nunca se habrían imaginado, y con ellos, un enemigo que conocían demasiado bien.

