Cp. 1-Cambió de trabajo.
Por la tarde, Adalynn Evans salió del palacio presidencial. Se dirigía a entregar un informe. No tenía prisa.
Estaba sentada tranquilamente en el asiento del conductor. Su larga melena ondeaba ligeramente al viento, mostrando una figura joven, pero madura. Mientras esperaba el semáforo, cuatro hombres la miraban fijamente, y al descuidado que iba en el coche...
Adalynn sintió que alguien la observaba desde el coche cercano. Cerró la ventanilla, y los cuatro pares de ojos sintieron pena al instante.
¡Ojalá pudiera volver a verla! ¡Qué bien sería!.
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A las nueve de la mañana, Adalynn recibió una llamada, era para informarle de su nuevo trabajo. Su coche blanco entró en el palacio presidencial. Tras seis estrictas inspecciones, finalmente recorrió un tramo ancho de carretera y se detuvo en un aparcamiento para empleados.
Además, tenía la sensación de que mientras conducía era como si la vigilaran constantemente, le producía una presión inexplicable. Sin embargo, se preguntaba por qué le habían informado, ya que no era un edificio de oficinas, era la residencia habitual de alguien, y todo allí parecía tan estricto que ni siquiera un pájaro podía entrar. Se respiraba una especie de solemnidad y serenidad en el aire.
Adalynn salió del coche y respiró hondo. Tomó la bolsa y bajó. No estaba de buen ánimo. Un hombre con uniforme de trabajo se le acercó y le preguntó.
—¿Es la señorita Adalynn Evans?.
—Sí, soy yo —Adalynn asintió.
—Señorita Evans, por aquí, por favor —Con eso, el hombre de mediana edad hizo un gesto de pedir ayuda.
La desconfianza en Adalynn aumentó. Cuando le informaron repentinamente que debía transferirse de trabajo, se preguntó por qué la habían transferido para trabajar junto al Sr. Presidente.
Ahora, no trabaja en el edificio donde trabaja el presidente, sino en su casa donde la guardia es estricta y muy discreta. Adalynn reprimió su curiosidad y siguió al hombre hasta un pasillo de tres pisos.
Aunque no se publicitaba nada, se respiraba una atmósfera de absoluta dignidad que no podía ignorarse. Adalynn fue llevada a una oficina. Había un joven sentado en una silla, estaba firmando documentos. Vio entrar a Adalynn. Dejó el bolígrafo y ocultó la mirada inteligente y penetrante del hombre bajo unas gafas comunes. Diez segundos después, se bajó las gafas y le sonrió a Adalynn.
—Señorita Evans, por favor, tome asiento.
Adalynn asintió con calma y se sentó en el sofá junto a ella con mucha dignidad y educación. Aunque nunca había conocido a este hombre, sabía que esta trabajando junto al presidente. Su posición no es baja.
—Hola, señorita Evans. Me llamo Jaspers Denver, estoy a cargo de la transferencia de personal en torno al presidente.
—Hola— respondió Adalynn cortésmente.
Jaspers seguía mirándola. Adalynn estaba un poco nerviosa porque creía que no la habían mirado así, pero aun así, sonrió discretamente.
—Adalynn Evans de 25 años, nació el 16 de noviembre, un día muy bueno. Lleva seis años trabajando, ha sido transferida dos veces, ha ascendido cuatro veces y tiene un excelente desempeño laboral, desde la administración hasta el Ministerio de Asuntos Exteriores con asuntos del palacio presidencial. Tiene una actitud rigurosa y seria, es muy eficiente y es muy apreciada por los líderes.
A Adalynn le sorprendió que se mostrara tan cómodo con sus propias palabras. Parpadeó, con los ojos llenos de preguntas.
—Señorita Evans, lo que no sabe es que hemos realizado una investigación y evaluación exhaustiva de sus antecedentes. Precisamente porque aprobó el examen y cumple con los requisitos, la transferimos a su próximo puesto.
Adalynn asintió y preguntó.
—Sin embargo, aún no he recibido ningún documento ni informe de entrega por escrito. ¿De qué trabajo específico debo encargarme? ¿Podría ser más específico?.
La mirada de Jaspers seguía seria.
—Este trabajo no necesita entregarse por escrito, porque su próximo trabajo se divide en dos categorías: primero, ser responsable de la gestión diaria de documentos del presidente, y segundo, ocuparse de su vida personal.
Aunque Adalynn estaba lista para lo que fuera, al oír hablar de este trabajo, sus ojos se abrieron de par en par y no podía creerlo. Si ella era responsable de la gestión diaria de documentos del presidente, lo entendía. Pero ¿qué clase de trabajo es ocuparse de la vida diaria del presidente?
—Aunque acabo de decir lo que acabo de decir, conocemos los antecedentes de la señorita Evans a fondo. Nuestro estándar es investigarlos desde la generación de su abuelo, así que casi conocemos sus antecedentes.
Al oír esto, Adalynn sintió, inexplicablemente, ganas de secarse un sudor frío. No le hacía ninguna gracia. Había investigado tres generaciones, lo que significa que también se habían investigado los antecedentes de sus padres y familiares. En cualquier caso, seguía siendo un mal presentimiento.
—Como sabe, su próximo trabajo es acercarse al presidente, así que tenemos que hacer estas encuestas para asegurarnos de que las personas que clasificamos junto al Sr. Presidente sean personas de confianza.
Adalynn asintió.
—Entiendo.
—Entonces, señorita Evans, ¿tiene alguna duda sobre su trabajo?— Jaspers hizo un gesto —Puede plantearlo ahora.
Adalynn siempre mantenía la mente tranquila y racional. En ese momento, incluso se quedó en blanco. Sonrió.
—Entonces puedo preguntar, ¿cuál es mi trabajo específico?.
—Me temo que no puedo especificarlo, ya que su próximo trabajo está relacionado con el sr. Presidente. Solo puedo decirle que este trabajo requiere más esfuerzo de su parte.
Adalynn sonrió con ironía. ¿No puede trabajar duro? No puede trabajar sin trabajar duro al lado del Sr. Presidente, el más honorable entre todos los hombres del país.
—Así que, a partir de ahora, la Srta. Evans no puede volver a casa por el momento. Necesita quedarse con el Sr. presidente durante un mes como periodo de adaptación.
—¿No trabaja el Sr. Presidente en el palacio de la presidencia? —preguntó Adalynn — En este caso, su oficina también debería estar en el palacio.
—Señorita Evans, no le conviene al Sr. presidente trabajar en el palacio en estos momentos. Ahora trabaja en casa, así que necesita quedarse con el Señor en la residencia, al lado.
Adalynn respiró hondo, pero no tenía ningún plan en mente. Pensó que volvería a casa del trabajo como siempre. Resultó que ni siquiera dónde su familia puede regresar con normalidad después de este traslado.
—¿Tiene la señorita Evans alguna otra pregunta?— preguntó Jaspers de nuevo.
Por supuesto, Adalynn tenía muchas preguntas, e incluso ella querría preguntar: ¿podrá mantener su puesto original? Sin embargo, no es de las que se acobardan. Aunque el trabajo que le espera sigue siendo un enigma, debe adaptarse y afrontarlo.
Sonrió.
—Basta.
—¡De acuerdo! Ya he dicho todo lo que la señorita Evans debería haber dicho, pero no tengo derecho a adelantarlo. ¡El coche ya está arreglado, señorita Evans, por favor!.
Adalynn recogió la bolsa y lo siguió.
Vio un misterioso coche n***o aparcado en la puerta. Jaspers extendió la mano para abrirle la puerta trasera. Adalynn se sintió halagada de inmediato y le dio las gracias. Luego se sentó en el asiento trasero y Jaspers cerró la puerta.
El coche n***o se desvió lentamente hacia un lado y todos los controles fueron retirados. Adalynn se sentó en el asiento trasero, sintiéndose complicada y nerviosa. Estaba un poco nerviosa por el trabajo que le esperaba.