PREFACIO (PARTE I)

3844 Palabras
7 de enero, 2022. Ancel. Tal vez, cuando crucemos juntos el otro horizonte logrando alcanzar a mirar el amanecer, podremos continuar; sin embargo, será en vano por qué aunque nos esforcemos en borrar los recuerdos, seguirán presente en nuestras vidas e intentar avanzar se volverá una monotonía, una etapa repetitiva.  Cuando sus ojos miel me suplicaron que me quedara, no desee hacer una promesa porqué sería mentirme a mí mismo, ya que querer quedarme no estaba en mis planes, después de todo la culpa me está consumiendo. Era obligarme a aceptar una elección que no deseaba.  En absoluto deseo estar presente en esa etapa, en donde culparme será reiterativo y destructivo.  ¿De qué sirve mi presencia? Ser el culpable de semejante desgracia es enredoso. Que me miré a la cara todos los días de la semana, solo será recordar lo vivido. He hecho lo suficiente para lastimarla. Ya no quiero sentir su sufrimiento porque me taladra el corazón, me lastima el alma.  ¿Cómo hago para no herirla?  —No te vayas. —murmura en sus sueños, se mueve en la cama.  Acaricio su cabello. —No me dejes. —susurra, una lágrima brota de su ojo.  La limpio con mi dedo. Acerco mi rostro, cierro mis ojos y beso su mejilla. Me alejo y la observo dormir por varios minutos.  —¿Por qué quieres que me quede? —pregunto perturbado. —Te he lastimado tanto, pero no te importo pagar por mis pecados. Me protegiste y me perdonaste a pesar de mi culpabilidad, ¿Cómo es posible vivir con este infierno? Quieres que me quede, pero siento que si lo hago, lastimarnos se volverá un motivo más para separarnos porque estar juntos no es posible, solo es una fantasía—suspiro. —. No quiero quedarme, no puedo porque verte me hace retroceder y chocar con la realidad, una incierta. No te merezco, y me duele no ser suficiente; jamás debí regresar a tu vida por qué acabamos destrozados y rotos. Porque a pesar de desear con toda mi miserable vida ser suficiente, quedarme no es la elección correcta. Se remueve. Tomo su mano y lo llevo a mi frente, cierro mis ojos.  Irme siempre estuvo en mis planes, pero sé que si no me quedo nunca encontraré un motivo lo suficientemente convincente para regresar. Y, aunque la ame, mantenernos separados es lo correcto.  Cualquier elección me llevará a mi propia destrucción; no importa que sea correcta o incorrecta, me conducirá al mismo destino, porque así tracé mi camino.  —Pero temo seguir decepcionándote, quiero irme y nunca volver, aunque ya no quiero lastimarte—unas cuantas lágrimas se me escapan de mis ojos. —. ¿Por qué Chelsea? ¿Por qué quieres que me quede? Solo he traído dolor a tu vida, destrucción a tu corazón y vacíos a tu alma. ¿Cómo es que llegue hasta este punto? De amarte y lastimarte al mismo tiempo.  El crujido de la puerta abriéndose me hace retroceder, por el rabillo de mi ojo veo como alguien ingresa y se detiene en la entrada al notar mi presencia. Suelto su mano y tiro mi cabeza para atrás. Giro mi cabeza enfrentando uno de mis tantos problemas.  —¿Qué haces aquí? —cuestionó, su tono es firme.  Mi rostro se ablanda, cambio mi expresión melancólica por arrepentimiento, pero no causa nada en el interior de la mujer que me odia con toda su alma y no la culpo, después de todo, arruine la vida de su adorada hija.  —¿Crees que tienes el derecho de mostrarte arrepentido? —preguntó, sus ojos se cristalizaron.  Tragué grueso y me puse de pie.  —Confié en ti—sus palabras perforan mi pecho. —. Te confié a mi hija, creí en tus palabras porque pensaba que aunque me odiaras cuidarías de ella, pero me equivoque.  Veo su autocontrol. Puede parecer calmada, pero por dentro tiene una lucha interna.  —¿En serio piensas que por venir y pedir perdón arreglaras lo sucedido? —limpió sus lágrimas. Agache mi cabeza, no puedo mirar el profundo dolor en sus ojos, me matara. —Perdón.  —¿Perdón? —su voz se rompe.  Escucho el sonido de sus zapatos al caminar, sus cortos y lentos pasos resuenan por la habitación. Cuando levanto mi mirada, un bofetón cae sobre mi mejilla volteando mi rostro. Cierro mis ojos y respiro hondo, llevó una mano a la zona del golpe y giro mi cabeza atreviéndome a mirarla.  Las lágrimas descienden por su rostro y su mirada me penetra el alma. Niega con su cabeza y lleva una mano a su boca, amortiguando sus sollozos mientras vuelve a voltear mi rostro con una chaqueta con más intensidad que la otra.  —¡Quiero que te vayas, no quiero volver a verte cerca de mi hija! —exclama con su voz quebrada. —¡Solo has traído dolor a su vida! Nunca te importó sus sentimientos, ¿piensas que no sé por qué decidió irse? —levanto mi cabeza, pero no puedo mirar sus ojos. —Se que se fue porque tu egoísmo pudo más, no te detuviste ningún segundo a pensar en cómo se sentía, pensaste solo en ti por eso las perdiste porque esa fue tu elección.  Suspira limpiando sus lágrimas.  Mi egoísmo lastimó a muchas personas, ella no fue la excepción.  —Nunca creí que fueras un mal chico, ve que mi intuición ha fallado. Ya no quiero ver como mi niña sufre por un hombre que determina decisiones sin cuestionarse cómo afectará a la otra parte—planteó, se ve cansada y dolida. —. Dices amarla, pero tu amor no es sano porqué, no dices amar y tomas una elección teniendo en cuenta que lastimaras a la otra persona, eso no es amor sincero; has hecho lo suficiente. La lastimas una y otra vez con tu egoísmo, es momento de trazar una línea porque ese amor está sobre una cuerda que tira y afloja, que con una pisada equivocada todo se romperá, ya no quiero más sufrimientos en su vida. No eres bueno para ella. Un impactó agujerea mi alma. Retrocedo desorientado y dolido, pasó una mano por mi rostro descubriendo las gotas de agua que producen mis ojos.  —Te pido, por favor, de todo corazón, que no vuelvas a cruzarte en la vida de mi hija. No quiero verte cerca de ella porque has demostrado que no te importa. ¡Vete!  Con su mano me señaló la salida, sus ojos cristalizados y con un profundo dolor me exigieron que desaparezca. Suspiré derrotado y con mi cabeza agachada pase por su lado, no me giré porque sabía que verla una vez más, me detendrá.  Me detengo en el umbral de la puerta.  —Puede vivir con tranquilidad, su ex esposo no será un problema en su vida. Sea feliz y cuide mucho a Chelsea, perdón si no pude cumplir mi promesa. Lo siento, siento tanto no haberme dado cuenta antes lo que iba a suceder. Viva, señora Dubois.  Salgo.  Cumplir o no la promesa, no es el problema principal, sino saber cuánto afectará mi presencia en su vida y viceversa. A veces tenemos que soltar para volver a continuar porque mantenernos aferrados a algo inexistente denotará la destrucción en nuestras vidas. En este caso, mi elección está decidida. Camino por el largo y solitario pasillo mirando de un lado a otro buscando aquella habitación. Los recuerdos sepultados en el fondo de mi ser, son desenterrados con cada paso decisivo que doy, dándome la bienvenida.  Me toma desprevenido esa sensación de pérdida, exponiendo mis grietas.  Desaceleró mis pisadas y me detengo antes de llegar a la meta. La angustia carcome mi pecho y mi corazón late desenfrenado cuando me quedo mirando aquella habitación, donde perdí a la única persona que me quedaba. Habitación 904. El tiempo transcurre lento o acelerado, pero los recuerdos permanecen vivos incrementando su intensidad, carcomiendo todo a su paso; consumiendo tu alma y afligiendo tu corazón.  Revocar quebranta tu espíritu.  Por eso enterré cada recuerdo, ocultándolos para no volver a percibir ese dolor inmenso de saber que en este mundo miserable y cruel, me encuentro solo, y aunque la soledad nunca me ha sido un estorbo, ahora todo es diferente porqué mi corazón anhela tener a alguien que le ayude a salir de este abismo tormentoso.  Sin embargo, estoy solo.  Ya no me queda nada. Y no se siente bien.  Este es el castigo de mis pecados.  La soledad eterna.  Emerjo de mis pensamientos al escuchar el instrumental del móvil. Recuesto mi espalda sobre la puerta de aquella habitación mientras lo sacó de mi abrigo, irritado por las notificaciones. Aprieto cuando veo los múltiples mensajes de la misma persona y una llamada perdida de Luka.  Ignoro sus mensajes, no quiero tener una discusión sobre mis acciones. No estuvo bien, cometí errores y otra persona pagó por mis pecados. Arruiné la vida de la mujer que amo, pero por ahora no quiero discutir sobre ese tema, primero tengo que solucionar mis mierdas, antes de que todo se salga de control, aunque no estoy tan seguro de cómo lidiaré con toda esta rabia que aumenta cada segundo que pasa. Otro motivo más, para dejar de lado esa discusión.  No es un buen momento. Marcó el número de Luka, esperé por varios segundos para que responda mi llamada. En el tercer tono lo coge.  —¿Qué sucede? Escucho un ruido de fondo.  —Señor, necesito que venga.  —¿Por qué?  —Es urgente, requieren su presencia en la organización.  *** Entro dando zancadas.  El alboroto me ocasiona incertidumbre e intriga por saber qué está sucediendo en estos momentos para que todos estén descontrolados caminando de un lado a otro. Hundo mi entrecejo cuando bajo mi mirada encontrando manchas de sangre esparcidas por el sucio y asqueroso suelo, y un olor repugnante hace que tenga arcadas, pero me controlo al descubrir a tres hombres muertos.  Acelero mi paso.  Los hombres notan mi presencia, los murmullos resuenan por cada rincón. Todos me miran con respeto y temor, acto que me sorprende. Me detengo. —¡¿Qué está sucediendo?! —grito alterado, ninguno me responde. Agachan sus cabezas.  Algunos se hacen a un lado mostrando a personas reconocidas. Vienen en mi dirección, la interrogante en mi expresión es notoria cuando veo el semblante de cada uno. Parece que no tenemos buenas noticias, algo me dice que todo está relacionado conmigo.  Nik da un paso adelante. Quiere doblegarme con su mirada, pero es imposible, no soy uno de esos títeres que hacen lo que quiera. No tiene ese poder sobre mí aunque me haya enseñado todo sobre este mundo.  —Te quedarás mirando o me dirás lo que está sucediendo —mi comentario hace que haga una mueca de disgusto y chasqueó su lengua, molesto. —. No tengo tiempo.  —¿Y qué harás? —me pregunta. —No lograrás nada huyendo.  Hago como si no me hubiera atrapado.  —Hay un problema. —intervino Lera.  —¿Y cuál es?  Volteo su rostro para mirar a Luka, quien se mantenía en silencio. Su expresión lo delató, hundo mi entrecejo, confundido, por su actitud.  —¿Qué? ¿Tienes miedo de morir? —Cuestionó Lera, con un tono satírico. Se burló en su cara y opté por esperar una respuesta, no podía estar descontrolándome por mi falta de paciencia, no es la mejor opción en estos momentos.  Dio un paso adelante, levantó su mirada. Titubeó.  Todos los hombres cesaron sus murmullos.  —Señor—se detuvo. Miró a su costado esperando algo, Nik movió su cabeza. —. Hace unas horas, cuatro de nuestros hombres nos traicionaron.  —¿Cómo?  La sangre hierve por mis venas.  —Fuimos traicionados y embocados para recuperar a su reina.  —Dakota escapó—escupe Lera, con repulsión. —. Tuvo el atrevimiento de dejarte un mensaje, que no es para nada alentador. Temo que no piensa olvidar este suceso.  Luka vuelve a dar otro paso.  —Soy responsable de lo sucedido, me dio una orden y no la cumplí.  Veo rojo. Me toma segundos sacar mi arma y apuntar directo a su cabeza.  No retrocede, se mantiene en su posición sin mostrar temor. Su mirada es serena y calculadora, su expresión ni siquiera lo delata. Es algo que siempre he admirado de él.  —Baja el arma. —me ordenó Nik.  —¿Y por qué debería? —Mi mirada gélida se dirige hacia él.  Sus ojos color avellana me escudriñan y me transmiten un mensaje claro, menea su cabeza mientras me incita a disparar. Extiendo una sonrisa lobuna en mis labios demostrando cuán equivocada se encuentra con pensar que no tiraré del maldito gatillo. No tiene ni la mínima idea de lo que estoy dispuesto a cometer, menos ahora que solo siento como la sangre me hierve por todo mi cuerpo; no puedo controlar mis emociones, mucho menos mis acciones porque ahora siento enojo.   Estoy fuera de control. Esta sensación indescifrable extendiéndose en mi pecho me exige acabar con su vida, después de todo tuvo que acatar una orden, estaba obligado a cumplir así desapareciera, pero no le importo, por eso mandó a otro a realizar su trabajo. Me fallo.   Quito el seguro del arma dándole la oportunidad de retroceder, sin embargo, se mantiene sereno y no pestañea cuando tiro un poco del gatillo, se limita a darme una sonrisa de aliento mientras cierra sus ojos dispuesto a pagar el precio de sus actos.  Giro mi cabeza, todos se mantienen al margen de la situación. Nik hace un ademán para que continúe dejándome claro su maldito mensaje. No piensa detenerme porque estoy en todo el derecho de asesinarlo, pero me hace saber que no soy capaz de matar a alguien que tanto admiro.   Tal vez, no esté tan equivocado.  Tuerzo mi cuello para volver a mantener mi mirada al frente y terminar con esta situación, pero me encuentro con una agradable sorpresa, esto se pondrá mucho más interesante. Parece que el día no dejará de asombrarme con varios momentos inesperados, sobre todo, viniendo de una persona que considero más que una simple amiga.  Lera me apunta con un revólver. Ensancho más mi sonrisa, mi mirada luce divertida. Sus ojos me examinan, evalúan para descubrir mi siguiente movimiento. Tiene claro su objetivo, no dudará en jalar del gatillo.  —Baja el arma —me dice irritada.  —. No me hagas repetirlo, me irrita volver a retirar mis palabras cuando estoy siendo clara.  —Veo que nuestra pequeña sabe utilizar un arma. —me burlo, ríe entre dientes.  —No te hagas el sorprendido, no es muy propio de ti—comenta empujándome con el arma, que se posiciona directo en mi entrecejo. —. Estabas dudando, tu mirada —indicó. Ladeo mi sonrisa. —. Se que no eres capaz de tirar del gatillo, no puedes porque este hombre es importante para ti. No perdamos el tiempo en estupideces, recuerda que está libre y dispuesta a terminar con lo que más amas, detente—me hace recordar. —. Sabes que si lo matas, también terminas muerto —niega con su cabeza arrugando su nariz. —. No te conviene morir, eres el único que puede detenerla porque esta es tu lucha. Es tu momento, no dejes que tu ira te domine por qué, entonces permitirás que todo se arruine.  Bajo el arma.   Me sonríe satisfecha, palmeó mi hombro.  —Buen chico. Le doy una larga mirada. —Entonces, ¿Qué haremos? —me preguntó. —Señor, ¿Me permite hablar? —Cariño, eres libre de hacer lo que quieras con tu boca—señaló Lera. Escuchamos un gruñido. Lera gira su cabeza en esa dirección. —. Estrella no te pongas celoso.  Niego con mi cabeza.  —¿Qué tienes en mente?  Miro a Luka. —Ella escapó sola, no se llevó a su hermano —me hace saber. —. Puede que obtengamos una información por parte de él.  —¿Crees que nos lo dará? Es su hermano, dudo mucho que quiera ayudarnos para ir detrás de su única familia. —le recuerda Lera.  —Pero puedo hacer que cambie de opinión. —digo recordando lo que tengo en mis manos. —¿Cómo? —cuestionó Nik. —Llévame con él—pido a Luka, asintió. —y haz una inspección, puede que aún tengamos a enemigos mezclados entre nosotros.  —Bien. Caminamos rumbo al lugar donde se encuentra nuestra última esperanza de poder ganar esta disputa, es nuestro único recurso de obtener la victoria de esta venganza. Aunque ahora ya no se trata de esa situación, sino de supervivir porque me ha demostrado que no descansará hasta cumplir su objetivo. Por ninguna circunstancia perderé esta lucha, incluso si es necesario entregaré mi alma al diablo para salvar a lo más preciado en mi miserable mundo, no permitiré que salga lastimada. Ya no la arrastre junto conmigo, merece mucho más que eso. El momento de limpiar el mundo solo para mantenerla a salvo ha llegado.   Nos detenemos, miro al frente.  Todo su cuerpo está manchado de sangre, la expresión en su rostro me resulta intrigante, pero me guardo cualquier interrogante porque necesito su ayuda, no importa cuanto me costara no matarlo, solo me importa salvar su vida.  —¿A qué debo el honor de tu visita? —preguntó, hizo una mueca de dolor. Doy un paso quedando frente a frente, solo nos separa los barrotes.  —Tu hermana se escapó.  Voy directo al punto, no puedo perder el tiempo. Su risa resuena por todo el lugar, pero termina con un sonido de frustración. Vuelve a mirarme.  —Fuiste estúpido al pensar que se doblegaría ante ti. ¿En serio pensaste que no trataría de huir? Que ingenuo, por eso te engañamos con facilidad, no te pusiste a pensar en ningún momento quién éramos a pesar de darte muchos indicios—se ríe. Su expresión me atemoriza por confirmar mis sospechas —. Debes esperar lo peor porque no se quedará de brazos cruzados, ella vendrá por ti y acabara lo que recién estaba empezando, no dudará en acabar, pero no te matara a ti, sino a ella porque descubrió tu debilidad, así que irá tras de Chelsea.  —¿Por qué? Esta es nuestra disputa. —Porque tu error fue meterla en tu cama—lo observo confundido. —. Se obsesionó contigo, ¿Es que no te diste cuenta? ¿No te detuviste a pensar por qué se involucró contigo de la nada? —Elevó sus cejas. —En nuestro plan nunca incluyo que ella se metiera contigo, solo que te conociera para descubrir tu debilidad, pero parece que meterse en tu cama le fue muy agradable por eso no dudo en ir detrás de ti para repetir una y otra vez. No solo quiere muerte a Chelsea por qué es tu debilidad, sino, también porque tu corazón le pertenece, y eso es un problema, no le gusta compartir.  Su confesión me agarra desprevenido. Escuchar cada una de sus palabras me hace retroceder por el impacto de su significado, paso mis manos por mi rostro estupefacto mientras analizo la situación. No me esperaba esto, menos que una psicópata peligrosa está obsesionada conmigo y quiera muerta a la mujer que amo por no querer compartir.  Río.  Todos me observan confundidos por mi reacción. —Es una maldita broma, ¿verdad?  Un golpe cayó sobre mi nuca, giro mi cabeza. Busco una respuesta a su acto, menea con su cabeza mientras se cruza de brazos y me mira pidiéndome que tome en serio la situación.  —¿Qué? —le pregunto. —¿Vas a creer que alguien como ella tiene un sentimiento retorcido por mí? —vuelvo a reír. —Está hablando en serio, señor. —resaltó Luka, con una expresión sorpresiva.  Cierro mi boca de golpe y aprieto mis labios cesando mi risa. Mi mirada divertida es reemplazada por confusión. Me quedo sin palabras, sin entender porque me escogió para tener una obsesión enfermiza, cuando soy responsable de todas sus derrotas.  Mi mirada regresa hacia él. Se encoge de hombro y bosteza.  —Bueno, me daré una siesta antes de que me maten.  Se comienza a ocultar en las sombras, pero mis palabras lo detienen, —¿Por qué?  Gira solo su cabeza y me da una sonrisa, —No busques una explicación a esta situación, no pierdas tu tiempo logrando entender el motivo por qué será desperdiciarlo, cuando es lo que menos tienes. Comprendo sus palabras. Cierro mis ojos, respiro profundo entendiendo la magnitud de este asunto. No podré luchar solo, porque perderé esta batalla y a la mujer que amo.   —Oliver, ayúdame. —las palabras salen solas.  Se gira por completo, atónito por mi petición. Doy un paso acercándome y mostrando la sinceridad en mi mirada, escucho murmullos detrás de mí, pero ignoro cualquier comentario.  —¿Por qué debería ayudarte? Me estás pidiendo enfrentar a mi hermana.  —Porque ella te quito lo que más amabas, te mintió. Mi hermana nunca te traicionó, te amaba incluso después de permitir que pasara por ese tormento. Hasta su último aliento te amo.   Hunde su entrecejo y ladea su cabeza. El reflejo de dolor en su mirada me hace entender muchas cosas aunque siga siendo culpable.  —¿Esperas que te crea? —se ríe. —No pienso pelear con mi hermana, tampoco lucharé con un desconocido que me quiere matar. —¿Y si te muestro pruebas? —Pregunto arriesgándome, es mi oportunidad. —Si te demuestro que engañó, ¿pelearías conmigo?  Veo la duda en su mirada.  —¿Por qué confiarías en mí? —cuestionó queriendo descubrir mis segundas intenciones. —Eres el único que puede ayudarme.  Mi sinceridad pone en duda su juicio, puedo ver como tiene una lucha interna por desear ceder.  —Solo piénsalo, te mandaré información para que creas en mis palabras y me darás una respuesta. Ya no me importa matarte porque tengo que proteger a la única persona que me queda en esta vida y no pienso perderla por la psicópata de tu hermana.  Retrocedo, saliendo de ese lugar. Puedo escuchar sus pisadas y sus interrogantes sobre esa propuesta inesperada, suspiro. Me detengo para dar una explicación de mi acto, me giró para mirarlos. Cada uno tiene una expresión diferente.  —Tal vez, me cuestiones sobre mi decisión, pero no pienso perder esta oportunidad. Oliver es culpable por la muerte de mi hermana, sin embargo, también fue una víctima porque lo manipularon y engañaron, y aunque eso no quita su responsabilidad, lo necesito.  Lera me busca con mi mirada. La miro.  —¿A dónde irás? —me preguntó Lera. —Necesito arreglar un asunto —contesto, miro a Luka. —. Entrégale toda la información que hemos reunido estos años también la grabación. Es necesario que se dé cuenta de la traición de su hermana para que pueda aceptar mi propuesta. 
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR