Mi nuevos compañeros

1259 Palabras
Me dirigí hacia el gremio, quise tener experiencia antes de unirme al grupo de la heroína Elena. Me acerque al tablero de las diferentes misiones. Rango A. Cuidar una cosecha. Vigilar una granja. Rango B. Ser guardián de un noble, en otro país. Cazar perros salvajes. Montar caballos salvajes. Rango C Ir a un gremio de otro país a matar manbestias. Practicar duelos con nobles. Rango C+ Unirse a un grupo de aventureros para dialogar con elfos y enanos. Rango S. No disponible. Yo miraba cada una de las misiones, no estaba segura si lo hacia o no. Decidí hacer la misión c, no me pareció tan difícil y la tome, fui hasta la recepción y entregue el anuncio.. Aquella mujer tal vez estaba cerca de los 30 años, vestía como una oficinista y tenía el cabello corto color café. Ojos grandes y expresivos. Tenía pecas y las manos vendadas por alguna razón. —Quiero unirme a este gremio y tomar esta misión—le dije. —¿Disculpa cual es tu nombre?—me pregunto la mujer. —Gabriela Cifuentes. —Disculpa, ¿has hecho misiones antes?. —Si, estaba haciendo una hace un año y medio. Lastimosamente todos mis compañeros murieron, y yo fui la única con vida. —Espera, creo que aquí hay una carpeta, hecha para ti, la heroína Elena la dejo aquí….Bueno, ya quedaste inscrita en el gremio. Debes ir al país de Hydera y mostrar tu identificación y demostrar que perteneces a este gremio y viajar a la ciudad de Nork. Allí te encontraras con otro aventureros. —Se están tomando mucho trabajo llamado a tantos aventureros—comenté. —Ese país, es el que mas ataques de monstruos a recibido, están cortos de personal, así que es normal que pidan aventureros de otros pueblos. Ofrecen 120 Abad. —Ok, la acepto—respondí un poco feliz. Ella me entrego mi identificación y me dirigí a la caravana que saldría en la noche. Habían decenas de carrozas a la salida de la ciudad. Busque una que la dejara cerca de la frontera con ese país. Cerca de allí, vi al héroe, ahora tenía el cabello un poco largo y tenía algo de barba corta, no sé si estaba igual de musculoso, pero estaba igual de atractivo, él estaba junto a sus compañeros. Lo ignore, pues sentía pena al dirigirle la palabra, y lentamente pregunte en cada carreta. Hasta que encontré la que me dirigía a esa ciudad. Había un hombre ya de edad vestía una sotana. Una cuadrilla de aventureros todos ellos eran espadachines. Aquel hombre me habló. —Puedes ir conmigo aquí adelante si quieres. —Ok, le respondí. El héroe no sintió mi presencia y siguió hablando con sus amigos. [...] Al caer la noche, algunas carrozas partieron. Me senté al lado del carretero y volví a mirar dentro de la carroza, corriendo un poco el velo que cubría la parte interna de esta. Vio a varios hombres robustos y fuertes, parecían tener heridas de batallas, pero aún asi se veían peligroso. Capte de inmediato el porque el hombre me invitó a subir a ir adelante. Y simplemente mire al frente y observando el camino por el que pasábamos , lleno de vegetación y miles de árboles, que solo se podían ver con claridad por las velas que llevaba la carreta a los costados.Junto con nosotros iban cinco carrozas mas, que nos acompañarían hasta cierto punto. Mientras avanzaban, me mantenía despierta nunca cerro los ojos, no sentía cansancio, ni sueño. Lo pase así toda la noche. Hasta que llegamos a la ciudad en la madrugada y paramos alli.El carretero, se bajo y me pregunto. —¿No esta cansada?. —No—respondí yo. —Bueno, no parpadeo en ningún momento en toda la noche —Lo lamento, hace años que no se que es dormir. —…En serio…..usted… —Pase mucho tiempo en la oscuridad de una mazmorra. Creo que perdí un poco la noción de dormir. —Lo lamento, pero creo que alguien la podría ayudar. —Gracias, pero ya me acostumbré. —Ok, al medio día volveremos a viajar, puede visitar este pueblo. —Bueno, lo hare gracias por la ayuda. Me baje de la carreta y empecé a caminar por aquel lugar. Estaba bastante aburrida y sin ningún entusiasmo. Prácticamente me había chocando contra el mundo en el que vivía, ya no era un ser humano normal, sentía vergüenza de acercarme al héroe, así que decidí ir al rio a lavarme la cara y recomponer un poco la compostura. Lastimosamente, allí me encontré con otros aventureros, entre ellos el héroe. El estaba con sus compañeros de viaje. La mayoría de los aventureros se quedaban mirando ese grupo, unos con enviada y otros con admiración, ellos despertaban diferentes sentimientos entre la gente. Una persona que parecía ser un elfo se acercó a mí, el tenía rasgos finos y las reconocidas orejas puntiagudas, cabello rubio y ojos verdes, bastante alto. Era la primera vez que hablaba con alguien de esa r**a . —¿Viajas sola?—Me pregunto el. —Si, por ahora. —En serio no tienes miedo, bueno parece que no tienes un grupo, y aquí hay muchos hombres fuertes y tú sabes. —Por ahora no me interesa estar en un grupo. Solo tengo que terminar esta misión y listo. —¿Porque no te unes a nosotros?, solos cinco, y creo que así como todos irás a Hydera. —Si también voy hacia allá. —Entonces ven conmigo. —Ok—respondi con mucha tranquilidad, aunque no estabas segura de unirme a un grupo. No le puse cuidado a sus palabras, y me generaba confianza, los elfos eran los seres más amables y orgullosos que habían, no eran como las otras razas, ellos no mentían. Bueno si lo hacían, pero no tan seguido. [...] Me fui con él hacía un restaurante para encontrarme con el resto de su grupo. Un enano, dos herreros que parecían ser espadachines y una elfo. Parecían haberse formado hace unos días. Cada uno de ellos se empezó a presentar. —Mi nombre es Nelson—Dijo el enano que tenía una armadura bastante gastada, y se veía de unos 40 años. —Mi nombre es Mark y el es mi hermano Carlos, nosotros somos espadachines también somos herreros—Ambos eran humanos y exactamente iguales, no podía distinguirlos. Su cabello era color castaño y ambos estaban vestidos con ropa normal, pero se notaba que uno de ellos era mayor que el otro. Y la última de ellas una elfa. Bueno eran criaturas muy alejadas del resto, pero debido a la oleada de monstruos muchos emigraron hasta aquí y era normal verlos por cualquier ciudad. La elfa tenía cabello blanco, y ojos azules, vestía un poco más reservada que la mayoría de las mujeres de la ciudad, con una especie de túnica y unas botas café. Cubría su cara como si se ocultara de algo. —Ella solo quiere que la llamemos Ana. —Ok—respondí yo. Sentía un especie de deja Vu, puesto a que mis anteriores compañeros fallecieron por la ingenuidad, era como volver a vivir lo mismo. A todas estas el elfo, no me dijo su nombre, y cuando se lo quise preguntar en ese mismo instante llegó Arnold y su grupo. De nuevo llamando la atención de todo la gente del restaurante. Y como no si su presencia era inspirador, el era muy guapo, sin embargo lo ignore y me concentre en mis nuevos compañeros.
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