bc

Opportunity

book_age16+
1.4K
SEGUIR
6.0K
LEER
arrogante
poderoso
CEO
bxg
pelea
frío
Oficina/lugar de trabajo
de enemigos a amantes
first love
seductive
like
intro-logo
Descripción

Julianna ha sido engañada por su prometido, por despecho y gracias a un viaje de negocios, termina enredandose con su ardiente jefe, con el cual tiene un pasado complicado, sin embargo, éste ha resultado ser más calculador en cuestiones del amor de lo que ella hubiese imaginado jamás.

chap-preview
Vista previa gratis
Infidelidad
¿Cómo se atrevió a hacerlo? ¿Cómo se atrevió? Esas palabras martillaron en el cerebro de July toda la noche, similares al traqueteo del metro que la llevaba al centro de la cuidad desde la casa de su hermana, aún las recordaba, al entrar en el enorme edificio de la todopoderosa K Corporation, que albergaba la oficina central en la cual ella trabajaba como asistente financiera. Que cualquier hombre; pero en especial el que decía amarla... se atreviera a algo semejante, era más de lo que July podía soportar, las lágrimas de dolor, rabia, decepción e impotencia asomaron a sus ojos de nuevo, pero las contuvo mientras atravesaba el vestíbulo. No derramaría ni una lagrima más por Daniel Smith, no las merecía. ¡No merecía nada de Julianna Wells, no más! Entró en un elevador y eligió su piso, al cerrarse las puertas, juró que también le cerraría las puertas a Daniel y nunca más lo dejaría volver a entrar en su vida, ¡nunca! Le había dado el ultimátum la noche anterior, y si no se había marchado de su apartamento para cuando ella llegase de trabajar esa tarde, ella le... le... bueno, no sabía que le haría, pero la escena sería terrible. Sintió que se le revolvía el estómago y se le rompía el corazón, su mente se debilitó por un instante, pero después su determinación se fortaleció aún más. El elevador se detuvo y July se encaminó hacia las oficinas de Oliver Bennett, alimentando su furiosa e indignada resolución, mientras recordaba la humillación de la noche anterior. “No más dolor”, pensó. “No más angustias por su culpa”, no lo perdonaría, había desperdiciado seis años de su vida con él, separándose y volviéndose a juntar, pero este era EL FIN, ¡Ni un día más! Abrió con violencia la puerta de su oficina y la cerró de un portazo, eso le hizo sentirse mejor, necesitaba sacar las emociones que había estado tratando de contener, y convertir el dolor en ira era buena terapia. July probó un poco más, arrojó su maletín a un rincón, abrió el cajón inferior de un escritorio, colocó su teléfono móvil en él y lo cerró de un puntapié, luego el cajón superior, tomó las llaves del archivero y también lo cerró con violencia, le quitó el candado al archivero, tomó la carpeta que necesitaba y cerró el cajón de un golpe. El fuerte ruido metálico resulto muy satisfactorio. — ¿No estas feliz esta mañana, July? La gentil pregunta provino de la puerta que daba a la oficina del ejecutivo más importantes de la corporación, después de Alex Killian, claro está. Al escuchar la amable voz, July se sobresaltó, no creyó que su jefe hubiera llegado ya. La conferencia con los europeos comenzaba ese día, y por lo general, los ejecutivos de alto rango se reunían en la sala de sesiones de la junta directiva antes de irse en los helicópteros privados de Killian. July forzó una sonrisa más alegre que de costumbre y se volvió para saludarlo. Oliver Bennett era un hombre de mediana estatura, cabello color n***o y un rostro amable que invitaba a confidencias amistosas, también poseía una mente brillante, y podía negociar los tratos más difíciles y obtener ventajas, esto lo convertía en la envidia de otros ejecutivos de la Corporación, todos ellos con una ambición suprema: impresionar al dios de dioses, el gran Alex Killian, y así desplazar a Oliver de su importante lugar en la corporación, como mano derecha de Killian. A July le gustaba ser la asistente financiera de Oliver Bennett, ese amable hombre le había enseñado con paciencia todo lo que hoy sabía y además siempre había apreciado sus ocultas habilidades con los números, lo mejor es que era considerado, y tenía un sentido del humor que hacía que trabajar con él, fuese un placer. Y, lo más importante, estaba felizmente casado y no hostigaba a nadie en la oficina como otros ejecutivos, eso propiciaba una atmósfera relajada entre ellos. — Nunca he estado más feliz— respondió July falsamente—, estoy animosa, Dios está en el cielo y todo está bien en el hermoso mundo mundial. «Pero si existe justicia divina, que un rayo le caiga a Daniel donde más le duela»— pensó esto último. Oliver sonrió al ver el brillo malicioso en los ojos color café dorado de July, el tigre dentro de la rubia estaba suelto esa mañana. —«Muy bien»— pensó él, eso facilitaría las cosas, quizás hasta lograría alegrar al "todopoderoso" Alex Killian, aunque Oliver tuvo buen cuidado de no dejar translucir ese pensamiento. Julianna Wells era una joven llena de vida y entusiasmo, siempre animada, de agradable carácter y, en opinión de Oliver, encantadora. Una atractiva jovencita, cuyo agudo ingenio complementaba su gran eficiencia. Observó, divertido, que la linda rubia estaba haciendo una rabieta por algo, sus acaramelados ojos mostraban la señal de furiosa impaciencia. La nariz parecía respirar olor a batalla, la dulce curva de su boca estaba contraída, y los dientes blancos parecían listos para morder, tenía la barbilla echada hacia adelante de una manera agresiva, el cuello estaba paralizado y su delgado cuerpo se estremecía por la tensión. —    ¿Un ligero ataque de nervios previo a la boda? — Preguntó. —    La boda— respondió July entre dientes—… la boda está cancelada, CAN-CE-LA-DA. Oliver alzó las cejas y frunció los labios. — Es bastante normal, sabes, a veces ocurren pequeños altercados previos al matrimonio. A July se le encogió el corazón… ¡La infidelidad no era un pequeño altercado! Tenía la frase en la punta de la lengua, pero se contuvo, no había necesidad de decir nada, no había por que hacerlo público aún, no castigaría a Daniel por lo que había hecho. Aunque merecía hasta el último castigo que pudiera recibir ¡CASTRACIÓN ERA LO QUE MERECÍA!, en la opinión de July. La humillación que partía su alma era demasiado dolorosa como para discutirla con alguien. Ni siquiera a su hermana se lo había dicho, cuando se refugió en su casa la noche anterior. — Quizás una breve separación ayudará a que se calmen las cosas— continuó Oliver con tranquilidad. July le dirigió una mirada fulminante, sus ojos parecían oro fundido emanando quemante calor. Al contrario de lo que esperaba, Oliver no quedó fulminado en el acto. Reconsideró la situación. Oliver no era de los que comprendía la ira y además le gustaba dirigir en una atmósfera tranquila. Además, en ese momento, todo lo que Oliver podía pensar era en aquel asuntito que tenía que atender sin demora. Se relajó, proyecto afabilidad y una postura tranquilizadora. —    Tenemos una emergencia, July. La rubia se detuvo a medio camino entre el archivero y su escritorio, miró fijamente a su jefe por primera vez en el día. Cuando Oliver Bennett ponía esa cara cordial y usaba esa voz suave, July sabía que el asunto era serio. Su mentalidad cambió al instante, el enfado fue reemplazado por la concentración. Sabiendo que contaba con toda su atención, Oliver prosiguió: —    Te necesitan en la conferencia con los europeos, a decir verdad, ahora mismo. July se quedó atónita. —    ¿Me necesitan A MI? — cuestionó, incapaz de comprender. —    Samantha Shoi sufrió un accidente automovilístico en su camino al trabajo esta mañana, está hospitalizada, no es nada grave, pero... —    ¡Samantha Shoi! ¡La fría y hermosa rubia, mitad americana mitad japonesa, asistente personal de Alex Killian! —    Sí, esa misma, te escogí para sustituirla. July se quedó boquiabierta, desde terminaron la preparatoria no volvió a ver al odioso de Killian, tenían un pasado complicado, lleno de disputas y rivalidad, debido a las competencias de motocicletas, resultado de una adolescencia rebelde y desmedida. A decir verdad, casi sufrió un colapso cuando tres años atrás su solicitud de empleo fue aceptada y la contrataron a la semana siguiente, si su gran amigo y hermano de Alex, Noa, no hubiese estado de viaje en ese entonces, July habría jurado que había conseguido empleo en K Corporation gracias a la influencia del menor de los Killian. —    ¿Que, QUÉ? — inquirió July, sin ocultar su sorpresa. —    No te pongas pesada, sé que oíste a la perfección lo que te dije. Bien, no había error, había escuchado muy bien, aun sin poder creérselo, ahora que lo analizaba ser la asistente del mismísimo Killian era como elevarse del cielo hasta el sol, Oliver era un hombre muy importante dentro de la Corporación, July creyó llegar al cielo cuando fue asignada como asistente de aquel poderoso hombre, pero Alex Killian... el ricachón engreído Alex Killian... Aunque no quisiera admitirlo en voz alta, ese odioso era lo máximo. Había aprendido a admirarlo y respetarlo desde que había entrado a trabajar y descubrió el empeño, inteligencia, fuerza de voluntad y poder con el que el castaño había alzado su poderoso imperio. — Eres libre de ausentarte los tres días que dura la conferencia, ¿verdad? July solo pudo preguntar: — ¿Por qué yo? — al ver la mirada de impaciencia de su jefe, July cambió la pregunta—, es decir... me encargo de la contabilidad de este departamento, solo sé desempeñarme en esta área, ¿qué voy a saber yo del manejo de la agenda del jefazo y demás cosas de las que se encarga Samantha? —July— dijo el hombre, recuperando la paciencia y sonriendo— por si se te olvida, también manejas mi agenda, no creo que eso difiera mucho, además, si te elegí es porque sé que lo harás más que bien, tú eres mi orgullo, mi estudiante, conozco más que bien tu trabajo y por eso mismo decidí que fueras la sustituta de Samantha, eres versátil y sé que sabrás defenderte bien ante cualquier dificultad. July se sintió halagada ante esas palabras, sabia a la perfección que Oliver confiaba en ella, pero no sabía que aquel amable hombre la tuviera en tan buen concepto. —Eh... ¿estás seguro que Killian permitirá que YO sustituya a su asistente? — Sí, el señor Killian está de acuerdo siempre y cuando seas eficiente. — Claro que lo soy— reprochó, erizándose como un gato ofendido. — Lo sé, por eso considero que eres la única capaz de sustituir a Samantha; ahora, contesta la pregunta que te hice antes. — Sí— susurró—, sí, soy libre para ausentarme los tres días que dura la conferencia. Muy libre, agregó July en su mente, su ex-prometido no tenía nada más que decidir en su vida. —    Toma un taxi a casa— le indicó Oliver— debes hacer tu equipaje con lo que necesites y regresar a la oficina del señor Killian a las diez y media, ni un segundo más. July se movió de inmediato, devolvió la carpeta de reportes financieros al archivero y cerró el candado, su mente estaba agitada, iba a sustituir a la asistente de Alex Killian. Para bien o para mal estaría en estrecho contacto con aquel engreído durante tres días completos ¡Santo cielo! Eso sí que sería un récord contando con lo poco que se podían ver y tolerar mientras estaban en el instituto. —    Y, July... —    ¿Sí, Oliver? —    Por favor, no cometas errores— imploró su jefe— soy un hombre casado, y tengo hijos que mantener. —    ¿Entonces? — preguntó, mirándolo fijamente. —    No quiero que Alex Killian piense que no puedo escoger a un empleado eficiente y que realmente valga la pena. July asintió, había que olvidar el pasado de riñas y discusiones entre Killian y ella, esto era trabajo, un trabajo muy importante. Alex Killian era un arrogante niñito rico, pero ya habían pasado varios años y las personas al igual que el clima tienden a cambiar, definitivamente, ella también cambió en esos años, era más madura, más paciente y más responsable, se portaría de manera profesional con Killian, no podía ni tenía derecho a equivocarse, ya que hacerlo sería perjudicial para Oliver y también para su currículo. Ahora que su boda con Daniel no estaba en su futuro inmediato, su trabajo era aún más importante, y más valía que se concentrara en él. — Daré todo lo mejor de mí, Oliver— prometió la rubia sombríamente. — Bueno, más vale que empieces— le aconsejó su jefe. July tomó su bolso junto con su teléfono móvil y corrió hacia la puerta, al salir al corredor se dio cuenta de que no podía regresar al apartamento para empacar la ropa que necesitaba, si Daniel aún se encontraba allí... si esa mujerzuela de grandes pechos se encontraba aun con él... July sintió asco y la ira llenó de nuevo su mente, ¿cómo pudo hacerle eso? ¡llevar esa horrible y súper desarrollada pelirroja a la cama que ambos compartían! ¡eso era caer a los más bajos niveles de insensibilidad! ¡y para colmo una mujer enormemente voluptuosa! ¡Ese estúpido bastardo no podía haberla engañado con una mujer menos curvilínea y sensual! Maldito, mentiroso, esas eran palabras perfectas para Daniel, no era más que un despreciable canalla envuelto en encanto y amabilidad. Enfermaba a July pensar que, si no hubiera regresado de casa de su madre un día antes de lo planeado, no se habría enterado con que sinvergüenza estuvo a punto de casarse, todos esos años había pensado que era ella era la única a la que quería y había estado tan loca de felicidad cuando al fin aquel pelinegro le propuso formalizar la relación. ¡Sin embargo, a sólo siete semanas de la boda, le hacía eso! Tal vez era bastante cretino como para pensar que tenía el campo libre en su apartamento ese día, ya que en su ultimátum July le había dado hasta la noche para largarse. Eso había sido un error, lo que debió haber hecho, era arrojarlos a ambos al instante, pero estaba demasiado enfurecida en ese momento y no pudo pensar con claridad, lo único que atino fue a lanzarles objetos y finalmente abandonar el apartamento hecha una furia total. No podía pasar por eso de nuevo, ¡no podía!, no le quedaba más remedio que comprar ropa, iría al almacén elegante de la esquina: Clase Ejecutiva…. probablemente le costaría una fortuna, pero, ¿qué importancia tenía? ya no tendría que pagar el vestido italiano con el que iba a casarse. July lo planeó todo mientras bajaba en el elevador, tenía todas las cosas de aseo personal en su maleta y suficiente ropa interior como para tres días, necesitaba tres trajes que combinaran con los semi-elegantes zapatillas negras ¡Oh Dios, la ropa que vestía en ese momento no era adecuada para ser la asistente personal de Alex Killian! Su corazón se estremeció por los nervios, como fuera tenía que cumplir con las expectativas de Oliver y de Killian, lo primero era mantenerse serena y dar lo mejor de sí, se dijo con severidad, Oliver contaba con su buen desempeño, y por su propia autoestima debía lograrlo. ¡Necesitaba sentirse bien por algo! Cuarenta minutos después, July volvía a la Corporación vistiendo un elegante conjunto n***o de saco y falda, que la hacía ver distinguida y profesional, le había costado un ojo de la cara, pero no le había importado invertir aquella suma de dinero en ese traje ni en los otros que llevaba en una bolsa que a todas luces mostraba la prestigiada marca donde los compró. Había algo muy satisfactorio en pecar de extravagante, era la libertad, todas las privaciones y los ahorros que había efectuado para un futuro con Daniel eran cosa del pasado, ahora era su dinero, y podía hacer con él lo que quisiera, ¡Ya no debía rendir cuentas a nadie! Quizás gastaría el resto de su cuenta de ahorros en un viaje. Entretanto, este viaje a la conferencia era una verdadera bendición, la alejaba de la cuidad y de Daniel, y sin duda Alex Killian la mantendría tan ocupada que no tendría tiempo para deprimirse, esperaba que Daniel tuviera la decencia de marcharse de su apartamento antes de que regresara, su continua ausencia durante tres días dejaría en claro el mensaje. July llegó a su oficina veinte minutos antes, con rapidez hizo el equipaje en la maleta, dejando las cosas que no iba a necesitar en la bolsa de compras, al guardarla en el cajón de su escritorio, vio sus anteojos "profesionales", no padecía ningún defecto en los ojos, pero los anteojos a veces resultaban útiles para proyectar una imagen, los había comprado cuando empezó a trabajar en K Corporation, se sentía segura usándolos ya que le daban un aire de intelectual responsable, y como quería definitivamente proyectar esa imagen ante Killian, se le ocurrió que era buena idea usarlos mientras duraba la conferencia. También debía cuidar su peinado, July convirtió su rebelde cabellera rubia en un prolijo y recatado peinado, después se colocó los anteojos y comprobó el efecto en el espejo del baño. Se veía seria, formal y responsable, nadie, ni siquiera el omnipotente Killian, dudaría que Julianna Wells era una dedicada profesional. Miró su reloj, le quedaban cinco minutos, cerró su maleta y caminó hasta los elevadores, satisfecha de verse tan elegante como el mismo Oliver, a pesar de ser menos refinada y adinerada, sin embargo, no había nada que pudiera hacer al respecto. Intentó recuperar la compostura mientras subía hasta el vigésimo piso, donde Alex Killian reinaba en la oficina presidencial del director general. "Profesional y serena", se repetía July, como un conjuro que alejaría todo nerviosismo. Desafortunadamente, no funcionó, no cuando entró en la lujosa oficina de Killian y se vio cara a cara con él. A July se le ocurrió que no existía una sola persona en el mundo, que pudiera encontrarse frente a Killian y no se sintiera nerviosa. El castaño se levantó al entrar July, era un metro ochenta y uno de virilidad pura que se acentuaba aún más a sus veintitrés años de acelerada vida. Su físico tenía un fuerte atractivo s****l: era perfectamente esbelto como para lucir elegante en un impecable traje blanco, hecho a la medida, pero había un toque peligroso en los azulinos ojos que se mostraban siempre listos para cualquier confrontación. July tenía que admitir que jamás, en sus cortos años de vida, había visto ojos tan penetrantes, desde el instante en que se encontraron con los suyos, una extraña sensación de vulnerabilidad la invadió. Como siempre, los ojos de Killian demostraban dominio. —    Señorita Wells… La voz de Alex Killian tenía un extraño timbre aterciopelado que le erizaba la piel, tanto, que tuvo que obligar a su lengua a trabajar. —    Sí, señor Killian— fue todo lo que pudo decir.  

editor-pick
Dreame - Selecciones del Editor

bc

La embarazada sacrificada

read
3.2K
bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.7K
bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
25.7K
bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
53.8K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.9K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.7M

Escanee para descargar la aplicación

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook