Capítulo 7

472 Palabras
Sus manos temblaron ligeramente y apretó más la extremidad de su hermanito, que hizo una mueca. — Pequeño Harvy, me estás apretando —susurró haciendo un puchero. El rizado soltó su mano y se agachó para acariciarla un poco y disculparse—. Lo lamento, enano. — No te preocupes, los accidentes pasan. Luego de sus palabras, el niño miró por encima de su hombro y sonrió, mostrando los lindos hoyuelos que había heredado de su madre. — ¡Frank! A tropezones corrió lejos de Harvey y abrazó a su mejor amigo. Los niños rieron y empezaron una linda plática sobre 'hora de aventura'. Harvey se levantó y vio como Louis llegaba y saludaba a su hermano. Le sonrió y apretó los mofletes del niño, haciéndolo soltar una carcajada. — Hola… —Saludó aclarando su garganta. — Hola —el castaño le regaló una linda sonrisa que hacia las esquinas de sus ojos arrugarse—. ¿Qué tal? — Bien ¿y tú? — Bien —Louis escarbó en la mochila que llevaba (donde guardaban las cosas de su hermano) y sacó el gorro azul. — Creo que… esto es tuyo. Harvey sonrió tomando la prenda — Seguro. Espero te haya servido. — Mucho, no dejó que me diera gripe. — Pero te veías enfermo —habló Clive—, creí que te habías contagiado. — Lo que sucede es que tu gorro me ayudó a que los síntomas no persistieran —Louis explicó bajo la atenta mirada de su acompañante—. Apenas llegué a casa, mamá me hizo una de esas cosas mágicas y para el final de la tarde ya estaba bien. — Eso es magnífico… Los dos chicos se mantuvieron en silencio viendo como sus hermanos seguían hablando de sus programas favoritos. Los ojos de los pequeños se iluminaban cada vez que tocaban el tema de un súper héroe o una linda princesa. Fue cuestión de segundos para que el coach apareciera, haciendo que los niños dejaran de reírse y tomaran una postura seria. Era hora de mostrar lo talentosos que eran. — ¡Vamos! —Exclamó el coach Preston desde lejos hacia los niños— ¡El partido se adelantó y los necesito calentando! Harvey rió cuando su hermano asintió torpemente y corrió junto a Frank hacia las canchas, sin siquiera voltear a mirarlos. — Bueno, creo que tenemos que ir a apoyarlos —Louis señaló las gradas, donde varios padres y familias gritaban. — ¿Cuánto crees que ganen? — No lo harán. Harvey le miró como si tuviera dos cabezas y golpeó levemente su hombro—. Ey, tienes que apoyar a tu hermano. — Lo hago—  Miles levantó las manos en forma de rendición. — Sólo que creo que el partido termina en un empate. — Nah. — Vamos, sabes que es así. — Cállate —Harvey rodó los ojos. Aunque por dentro sentía un presentimiento de que él tenía razón. Pero no quería decirlo en voz alta. Él tenía que apoyar a su pequeño hermano. — Cállame —se cruzó de brazos el más pequeño y su acompañante paró de caminar. Le miró divertido y revisó que no hubiera nadie para después, estrellar sus labios con los de él.
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