IV

2671 Palabras
—¡Jeremy no!—trató de gritar; él le tapó la boca. Sus brazos delgados trataron de defenderse más la fuerza de su antiguo novio era mayor. Sus dientes mordieron su mano, y de la boca de su agresor soltó un chillido de dolor. Sus piernas por inercia buscó su punto débil hasta encontrarlo. Un golpe en las bolas fue suficiente para zafarse de su peso. De inmediato y sin perder tiempo, Susie se alzó de ese suelo frío y corrió sin mirar atrás. Se encontraba en un trance, como si viajara a través de algo que no le hacia detenerse, solo queria calmarse, liberarse y quitarse ese manto de carga que tenía en sus hombros. Esa corona de secreto que la perseguía y como dijo Jeremy la unía a él. Con dificultad respiraba, las lágrimas se habia extendido por todo su pecoso rostro. Su pelo volaba por el viento, el frío invierno calaba sus huesos, sin embargo, Susie corría como una demente, no importando lo que sucedía alrededor. Se sintió como esa pequeña que se apresuraba a ocultarse cuando el cazador iba tras ella, por un momento un flashback de verse en miniatura se interceptó en su mente hasta que... Piiiiiii... Cayó en el suelo aturdida. El señor, un viejo con barba de santa claus se bajó asustado del taxi. Aún seguía nevando, el cielo estaba entre soleado y grisáceo, una mezcla rara que en Munds podías verlo. —¡Señorita!—se escandalizó el hombre, ayudándola a levantarse del asfalto que apenas comenzaba a llenarse de nieve. —¡Quiso violarme!—dijo en shock, con las medias rotas, las rodillas raspadas y un pequeño corte en su cabeza provocando que la sangre se mezclara con el color de su cabello. El viejo de barba de santa claus la ayudó a levantarse, sin duda, la mirada de la chica estaba ausente, perdida, demasiado asustada. Así que, el hombre no vaciló ni por un segundo hacer lo que debia hacer cuando un chica expresa que la han intentado violar: llamó a la policía con la urgencia que un doctor atiende a su paciente. Asimismo, una gaseosa coca-cola, una galleta salada hizo que la pelirroja entrara en razón; seguía llorando, sin decir una sola palabras, más se le veía calmada. La gente de la calle que se había detenido para ver el accidente se estaba marchando, y solo al lado de Susie se encontraba en una distancia prudencial el hombre que la había arrollado sin querer. Ella era la que se había cruzado en su camino, y le agradecía a Dios que iba a poca velocidad porque si no el accidente hubiese sido grave. Un carro n***o llegó a la escena, cuando Susie lo vió lo reconoció enseguida. Suspiró, no estaba guapa para enfrentarse a Jack. —¡Buenas, soy el detective Russel!—mostró su placa con un bordado dorado al señor de barba de santa claus. La chica vió a lo lejos como este trataba de explicar la situación, sin embargo, cuando Jack fijó su mirada para ver de quién se trataba fue consciente de que era la amiga de su hermana, la misma que a la mañana recogió en su casa y la llevó al colegio. Se acercó a ella. Tenia una gabardina larga color café, una camisa blanca de fondo con una corbata negra. Jack se había preparado para el frío en tiempos otoñales. Por un segundo, Susie lo miró a ese claro cielo que llamaba ojos, sintiendo el impulso de lanzarse a sus brazos y perderse en el abrigo de su pecho. Deseaba que la consolase, que le dijera que todo estaría bien otorgándole un beso húmedo en sus labios y luego en su frente, sin embargo, nada de eso ocurrió, más su realidad era que él estaba parado frente a ella. —¿Estas bien?—fue su primera pregunta. Ella asintió, abrazándose con sus manos del frío. —¿Que pasó aquí?—interrogó. La chica inspiró aire. Sabia que el viejo con barba de santa claus le había explicado, supuso que quería oír su versión de la historia. —Nada, no ha ocurrido nada—fue lo único que soltó. Decirle la verdad, desencadenaría un proceso de invetigacion contra Jeremy, y eso significaría que descubriría lo que todo este tiempo han guardado como un especial tesoro. —¿Como que nada?—frunció el ceño señalando con su pulgar al viejo de barba de santa claus—. El señor dice que le dijiste que quisieron violarte, por eso nos llamó. —¡Fue un error!—exclamó despreocupada, fingiendo que no había ocurrido en absoluto nada en ese salón de clase. —¡¿Error?!—musitó, soltó una risita como de molestia mirando a todos lados, finalmente, centró su mirada nuevamente en Susie—. Sabes que puedo multarte, o incluso dejarte una noche de prisión por hacernos perder el tiempo... —Lo sé señor. —Y si lo sabes porque haces esto ¿eh?. Si alguien intentó hacerte daño puedes decírmelo, te prometo que tomaremos el caso con la precaución posible. Susie lo miró con lágrimas en sus ojos, quería decirle que Jeremy intentó obligarla a tener sexo, aunque su confesión le traería problemas no solo a él, si no a ella misma, y a Laura. Por lo tanto, tenía que callar, cerrar la boca y fingir como lo había hecho en estos dos años después de lo ocurrido. —Lamento haberte hecho perder el tiempo. Fue un mal dia, salí corriendo y... me atravesé al auto. Era claro que Jack no se comía el cuento y eso lo sacaba de quicio porque ya había tratado con estos casos y sabia que Susie mentía para proteger a un criminal que podía volver a hacerlo. —¿Trataste de suicidarte?—consultó colocando sus manos en jarra. Susie le miró fijamente a los ojos, la palabra "suicidarse" la hizo acordarse de aquel mensaje que había recibido. Descubres mi identidad o te suicidas. ¿Que decides? ¿Víctima o asesino? Sintió feo en su corazón al recordar lo de la nota. Sacudió su cabeza limpiándose las lágrimas. —Perdón, no fue mi intención molestar. Sólo quiero irme que casa. Jack hizo un mohin con sus labios, vió a todos a su alrededor, incluyendo al hombre de barba de santa claus que aguardaba en su taxi. —Esperame aquí—la chica lo observó alejarse, hablar con el señor del taxi hasta que esté se marchó, luego se aproximó nuevamente a ella. —Te llevaré a tú casa. —Noo, no, enserio, no quiero que mi hermana me vea así. No quiero preocuparla. El oficial inspiró hondo. —¿A donde irás? —¿Puedo hacer una llamada? es a una amiga de mi hermana. Jack asintió. Susie miró que su morral no estaba y recordó que lo habia dejado en el colegio. Mierda... —¿Me presta su celular?, no cargo el mío. El hombre se sacó su teléfono de su gabardina. Susie marcó. Y se contactó con Meghan, estaba segura que ella la ayudaría. Al finalizar colgó y le entregó el celular al detective. Otra vez cubrió su cuerpo con sus manos, Jack se le quedó mirando como si quisiera descubrir que se escondía tras ese rostro pecoso. Se quitó la gabardina y se la ofreció a la muchacha. Sorprendida la aceptó porque ya no soportaba ese viento frío, y colocandosela percibió el olor de su perfume; el aroma era exquisito, atrapante. —Sí necesitas algo, o necesitas contarme lo que sucedió hoy, no dudes en llamarme—extendió una tarjeta con su número telefónico, Susie la tomó. —Gracias. —Eres la amiga de mi hermana, y quiero ayudarte. No permitas que esa persona que quiso agredirte lo haga de nuevo, o peor aún, lo intente con otra. Cuando estés lista, llámame a cualquier hora ¿okey? La muchacha se le quedó mirando con nostalgia como si tuviera un montón de cosas que decir, aunque su realidad no se lo permitiera. Justo a tiempo... Salvada por la campaña llegó Meghan. Tan extravagante como siempre. Unos tacones rojos altísimos, su boca del mismo color, un pantalón blanco, con una camisa ajustada que le hacia resaltar sus senos grandes y redondos. Se veía hermosa, sostifacada y muy llamativa. —¡Susie, mamita!—caminó directo hacia ella—. Mi reina linda, estas echa un desastre—la abrazó con cariño, la chica quiso llorar en su hombro, pero si lo hacía, admitiría frente a Jack que sí había ocurrido algo, ya era suficiente con que él no le creyera. —¡Estoy bien!—musitó. —Las dejo—articuló Jack. —Su gabardina. —No... llevatela. Otro día me la entregas—y con esas palabras, Susie lo vió alejarse. De algo estaba segura, y de que lo volvería a ver y hablar con él. Se refugió en los brazos de Meghan, y después de un rato le contó lo que había ocurrido en lágrimas con Jeremy. Pidió que no se lo contase a su amiga, la que ella conocía por Anna y no por su verdadero nombre, lo que menos quería Susie era preocupar a su hermana. Meghan la entendió, le limpió los raspones y la llevó al colegio donde buscó sus cosas y acto seguido, a su casa, además, tenía que hablar asuntos importantes con su amiga, ya que le habían adelantado el viaje. Ya era tarde cuando llegaron a casa, Holly estaba preparando la cena cuando las dos ingresaron a la vivienda. Holly notó que algo no estaba bien, al fijarse de los raspones. —Por el amor de Dios, ¿qué te ha ocurrido?—se preocupó. —Me caí, ya sabes, soy taaan torpe. Holly pasó su mirada a Meghan, con anterioridad Susie se había puesto de acuerdo de que historia contar a su hermana. —La conseguí caminando, y la traje directo aquí. —¿Y tus amigas no te trajeron? —No siempre voy a estar con ellas. Además, estamos enojadas. —Okey—bufó Holly. Hubo silencio, pero no cualquiera, eso de los tensos cuando escondes una mentira y la otra persona no termina de convencerse. —Iré a ducharme—Susie se dirigió a la alcoba y Holly y Meghan quedaron en la sala a solas. —¿Que sucedió?—ahora el interrogatorio iba directo a Meghan. Ella suspiró. —Tienes un sexto sentido, es un don amiga. —No es un sexto sentido, conozco a Susie, sé que las cosas no ocurrieron como las esta diciendo. Es mi hermana, llevo muchos años con ella. Meghan sonrió. —Es cierto. Convivir con una persona hace que sepamos hasta cuando mienten. Y creo que debes saber la verdad, no para que le reproches si no para que la cuides, y la protegas de los pervertidos. Holly se alarmó. —Tranquila, Susie es fuerte, sabe defenderse, supongo que lo aprendió de ti—inspiró hondo—. Un chico, un tal Jeremy que era su novio trató de manosearla a la fuerza, afortunadamente, la chica pudo escapar y mientras corría desesperada se cruzó con un taxi que la arrolló sin querer y por eso esta en ese estado. —¡Santo cielo!—se llevó la mano al corazón—. Como... como pudo forzarla. Ella es tan niña todavía...—sollozó Holly—. Esa clase de personas deberían de estar muertas Meghan, muertas. —Si, son unos desgraciados, pero deberías calmarte. Holly cerró sus ojos y un fugaz recuerdo de como Rodrigo la violó la dejó con el corazón desbocado. Sabia a la perfección que era ser tocada sin el consentimiento, en como las lagrimas salen a medida que escuchas los gemidos. Como el cuerpo sufre al sentir un peso no deseado y al percibir su respiración putrefacta en el cuello. Es horroroso, y no permitiría que Susie pasara por eso. —Anna... acaso tú... tú —aguantó la frase, esas lágrimas que su amiga estaba soltando solo significaba una cosa, que había pasado por una situación de violencia hacia su cuerpo. Meghan la abrazó por la espalda. —Protegeremos a Susie, no fue nada, ella es fuerte, valiente. Si ese muchacho vuelve a forzarla, te juro que no tendremos piedad. Lo denunciaremos, llamaremos a la policía. ¿Piedad? era lo justo que ya su corazon frío no tenía. Asintió, secándose las lágrimas —Gracias Meg, gracias por tu amistad. Que haría yo sin ti. Meg sonrió de medio lado. —He tomado una decisión que te gustará muchísimo—espetó suspirando—. Decidí que le daré la oportunidad a un hombre, o tendré una cita por lo menos para... Un grito de alegría... Si algo tenia Meghan es que cambiaba las situaciones, el lamento lo convertía en gozo y risas, por eso Holly y Susie la amaban tanto. —¡¡¡Que agradable noticia!!!—la abrazó —. Tengo varios chicos candidatos que están buenísimos, para que te lo comas en todos los sentidos, con los ojos, con la boca a piel a piel. Holly se sonrojó mientras la veía con una expresión extraña. —No me mires como si no conocieras estar con hombres. —Tengo aproximadamente 10 años que no estoy con uno. —Y por eso estás tan amargada querida. Debes tener telarañas allá abajo. Sabes que el no tener sexo enferma a las personas, por eso tienes esa apariencia demacrada. Holly se rió. —Mi apariencia esta bien. —No esta bien querida. Por eso nos vamos a partir de mañana en la noche. La sonrisa de Holly se desvaneció. —¿Mañana? —Si, es que nos pidieron llegar antes para arreglar todo, sabes que tengo que decorar y debo dejar todo a la perfección, y quiero que vengas conmigo. —Meg, no se. No quiero dejar a Susie sola, y menos con lo que sucedió hoy. —Susie es una niña valiente que sabe cuidarse, estoy segura que cualquier problema que tenga te llamara y vendremos de inmediato. —No sé. —Vamos anda, no me dejes ir sola. —¿Que pasa?—intervino Susie con un moño de cebolla, y una pijama rosa. —Le estoy diciendo a la terca de tú hermana que mañana en la noche saldremos rumbo a Olerfin, me esperan pasado mañana y quisiera que ella me acompañara. —Es que... —Es que nada, te irás con Meghan—repuso Susie. —Pero tú, la pastelería. —Yo estaré bien, ya estoy grande. Te llamaré todos los días, no te preocupes por mi. —Ves—señaló Meghan. —No sé—bufó Holly indecisa. —Vamos, es una oportunidad de conocer tu talento. Además, Olerfin es el mejor lugar para hacer las pases con tu pasado. —A eso le temo. —No le temas, lo que pasó, pasó. Ahora nos queda un futuro hermoso y mi cumpleaños. —Cierto, tú cumpleaños—se acordó Holly. —Vendremos antes y lo celebraremos por todo lo alto—dijo Meghan. Holly miró a ambas mujeres que ilusionada esperaban una respuesta. —Esta bien, pero deberás llamarme, y si tienes problema vendré de inmediato—ordenó a Susie. —Como diga jefa. Un grito de alegría hizo saber que sus vidas cambiara, y definitivamente cambiarían. Después de sus festejos de gritos, Susie se incorporó a la cama y Holly a su lado, no era tan tarde, sin embargo, la chica estaba tan cansada y con tanto sueño que se metió a la cama y después de un rato de hablar con su hermana, se quedó dormida. Holly la miró acariciando su cabello rojo, se vió reflejada en Susie cuando tenía su edad, le daba miedo que alguien le hiciera daño, por eso, tenía que hacer algo. Era hora de hacerle una visita a Jeremy. ☆☆☆ Los leo. Aquí les dejo otro capítulo. Por la noche dejaré el 5 to capitulo. Así que... pendientes...
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