XI

3198 Palabras

El Vizconde Millward se recuperaba rápidamente. El doctor Salvin venía a visitarlo todas las tardes y muy pronto estuvo en condiciones de abandonar la cama. La señora Williams se ocupaba de ayudarlo en el baño junto al señor Brown y le permitían a Mei Lin pasar algunos minutos con él, leyéndole la correspondencia o jugando una partida de ajedrez. Duncan todavía no se mostraba a gusto en compañía de la muchacha y le molestó descubrir que ella lo dejaba ganar para que se sintiera mejor, por eso le sorprendió tanto cuando la vio entrar a su alcoba con su bastón en la mano. —Buenos días milord —lo saludó—. Espero que sus heridas le permitan entrenar un poco. Cuento con el permiso del doctor Salvin para ayudarlo a ejercitarse. Duncan no supo que responder a esa invitación que a las claras er

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