Capítulo 1: El matrimonio perfecto
Narra Catherine
—Sin duda ustedes son la pareja perfecta, todos recordamos su boda. ¿Cuánto tiempo llevan? Señor Foster.
Mi esposo me mira y sé que no recuerda el tiempo exacto, típico de él.
—Pues… ¿tres años? —responde mirándome a mí, esperando a que sea yo quien de la respuesta exacta.
—En realidad son cinco años —dije tomando su mano—. Un año de novios y llevamos cuatro años casados.
La entrevistadora se ríe por lo que acaba de pasar, pero era algo que esperaba; en nuestra relación soy yo la que lleva las fechas.
—Luego de cuatro años de un hermoso y envidiable matrimonio, ¿no han pensado en tener hijos?
Esa es la pregunta que todos nos haces.
—Pues sí lo hem…
—No, en este momento creemos que no estamos en el tiempo apropiado para hijos —responde Chris interrumpiéndome—. Mi esposa tiene sus propios proyectos y yo iniciaré con la que será mi futura campaña política, decidí seguir los pasos de mi padre, así que no estamos en el tiempo indicado. Quiero que los niños lleguen a nuestras vidas cuando tenga la disposición de estar con ellos y no perderme de nada.
Forcé una sonrisa y asentí a lo que él decía para no mostrar incoherencias.
—Señora Foster, ¿Qué piensa acerca del nuevo proyecto de su esposo? No solo ha sido un testigo directo de cómo se convirtió en uno de los CEO más joven de nuestra ciudad, sino que en los próximos años puede que se convierta en nuestro alcalde.
Me emociona la forma en como la vida de mi esposo se ha ido encaminando en lo que siempre ha querido, pero me hace aún más feliz saber que detrás de todo eso, estoy yo impulsándolo.
—Pienso que mi esposo es el mejor en todo lo que hace, es el hombre más inteligente, apasionado, disciplinado, amoroso y entregado que he conocido. Sé que tiene todo lo que se necesita para convertirse en un próximo líder político. Christopher tiene mi apoyo y el de mi familia desde el día que nos conocimos, así que no cabe duda que, para este nuevo proyecto, no será la excepción.
Con eso ultimo termina la entrevista, luego nos hicieron un par de fotos y nos agradecieron los miembros de la revista por haber aceptado la invitación.
Chris me llevaba de la mano mientras andábamos hacia el elevador, pero una vez las miradas se apartaron de nosotros, soltó mi mano.
—Catherine, ya habíamos hablado sobre no mencionar a tu familia en las entrevistas. La gente pensará que ellos me darán el apoyo financiero o que usarán contactos para que llegue hasta las elecciones. Me estás restando créditos.
—Esa no era mi intención, solo quería que supieran que eres bien recibido y aceptado por mi familia. No veo nada de malo con eso.
—Lo sé, pero eso no tienes que mencionarlo cada dos segundos a quienes te preguntan. Sí, los Richardson me han dado mucho apoyo y eso lo agradezco, pero creo que ya es momento de que borres ese apellido de los discursos.
Hace un tiempo algunos medios mencionaron que Christopher había sido premiado como el mejor nuevo CEO de la ciudad debido al apoyo de mi familia. Dijeron que cualquier persona podría crear en tan poco tiempo la compañía más importante del mercado con el respaldo de dos familias poderosas y no entiendo por qué ha de molestarse, eso es verdad.
El jefe de seguridad abre la puerta del auto para nosotros, subí al vehículo y me hice a un lado para darle a él su lugar de siempre, pero este se queda afuera.
—¿No vienes?
—No, tengo un asunto que atender, mi asistente me acaba de escribir.
—Oh, creí que hoy no ibas a trabajar. Por lo visto debo cancelar la reserva que hice ¿verdad?
—Sí, será para otro día. Mejor ve a casa y supervisa a los trabajadores.
Asentí y sonreí con un poco de tristeza, moría por tener una cita con él, hace mucho no ha tenido el tiempo para salir a cenar o hacer algo juntos, pero lo entiendo; esta es una de las cosas que debí aceptar desde hace mucho cuando decidí casarme con un hombre como él.
—Está bien.
Él camina en dirección al otro auto y sube al lugar del piloto.
—¿Se irá sin conductor y sin vigilancia?
—Señora, ¿lista para irnos?
Miré por el espejo de enfrente al conductor y asentí.
Chris no se despidió de mí.
En el camino de regreso a casa le escribí a mi mejor amiga Natalie, no quiero estar sola por el resto del día. Hay veces que me canso de estar en una casa gigantesca sin nada que hacer.
Al llegar a casa entré a la cocina para pedir que preparen algo de comer.
—¿Qué desea señora?
—Lo que quieran, pero necesito que sea pronto, Natalie vendrá a casa. Oh, por favor hagan una bandeja de quesillos para antes del almuerzo, pida que alguien traiga de la bodega un vino Merlot.
—Como diga, señora.
Salí al jardín para supervisar a las personas que trabajan en la remodelación del jardín. Me gustaba lo que veía, era tal cual lo había pedido.
—Otra vez estás remodelando, veo que remodelar tu casa mil veces es tu pasatiempo.
Escuché la voz de Natalie y sonreí.
—¿Qué cosas dices?
Le di un abrazo a Nat y nos fuimos hacia la piscina, nos sentamos debajo de una enorme sombrilla y desde ahí mirábamos el trabajo de los constructores.
—¿Dónde está Christopher?
—Se presentó algo en la empresa, no creo que llegue por ahora.
—Ya le dijiste lo de…
Negué con mi cabeza y me crucé de brazos. A lo lejos vi venir a la señora de la cocina con el vino y la bandeja de quesillos.
—No pensarás tomar ¿o sí?
—Solo una copa, la necesito —respondí en tono triste.
—No harás eso en mi presencia, puedes estar…
Nat miró a la señora de la cocina y se contuvo de seguir.
—Creo que es por el estrés de la construcción, no creo que esté embarazada.
—Oye, ¿pasó algo? Te veo desanimada, cuando me contaste lo de tu retraso estabas más emocionada.
—No quiero emocionarme sin antes estar segura y pensándolo bien, no creo que… no, no lo creo.
—No deberías tomar nada de alcohol hasta que te hagas una prueba, pide una en la farmacia y sales de dudas.
He dejado de cuidarme desde hace varios meses, siento que desde hace un tiempo mi matrimonio no ha ido muy bien. Quizás el trabajo de mi esposo ha sido prioridad y hemos dejado nuestra relación en segundo plano. Sentía que ya nos hacía falta la presencia de un bebé, fortalecer nuestra relación a través de un hijo, pero esa respuesta en la entrevista no la esperaba.
—Iré a la cocina, pediré que te hagan un jugo o cualquier cosa que no contenga alcohol. Cuidaré de ese bebé.
—Nat, no hables de esa manera, ni siquiera estoy segura de sí hay un bebé en mi barriga.
Ella me ignoró completamente y se fue a la cocina,
Han pasado solo par de horas desde que estamos en casa, miraba mi teléfono esperando que llegara un mensaje de Chris que dijera “volveré a casa antes de lo esperado” o “reserva para esta noche en tu restaurante favorito” pero esa era solo una ilusión.
Natalie estuvo dentro buscándome una botella de agua, desde que llegó no ha dejado de tratarme como una inútil, en sus ojos me veo como una mujer de nueve meses de gestación que no puede hacer nada por su cuenta.
—Oye, tu esposo ya llegó —dice en un susurro.
—¿Por qué susurras?
Ella se sienta aun lado de mí y por su rostro, creo que algo le preocupa.
—Catherine, ¿de dónde me dijiste que se conocían Christopher e Isabella?
—¿Por qué me preguntas eso?
Ella se inclina hacia mí y dice:
—Él acaba de llegar con ella, ahora que salí de la cocina me pareció escucharlos discutir por algo, pero no alcancé a escuchar nada.
—Son amigos de casi toda la vida —respondí viéndolos venir hacia nosotros, entre ellos hablaban y se reían.
—Todo está bien entre ellos ¿lo ves? Seguro escuchaste mal.
Nat hizo una mala cara y tuve que disimular por ella. Me puse de pie y recibí a Isa con un abrazo.
—Oh, veo que están remodelando de nuevo —dice mirando hacia el nuevo jardín—. Te traje esto, lo preparé en la mañana y sé que amas mis postres.
—Que linda eres, gracias.
Miré a Nat para que se diera cuenta que no estaba pasando nada, pero ella seguía mirando a la pobre Isa con su ceño fruncido. Mi amiga es así, llegó a celarme con todos los que se acercaban a mí.
Esa tarde nos quedamos todos en la piscina, fue un rato agradable, aunque debo confesar me hubiese sido mejor si lo fuéramos Christopher y yo.
—Gracias por invitarme, en un momento te enviaré la prueba ¿de acuerdo?
—No, no… —dije llevándome a Nat un poco más lejos, no quiero que mi esposo la escuche.
—Tienes que salir de dudas, no puedes solo suponer que no pasa nada.
—Prefiero esperar, sé que en unos días todo se va a regular y nos vamos a reír de esto.
—Tienes que salir de dudas, Catherine.
—Está bien, pero me avisas cuando lo hagas, quiero estar al pendiente.
Ella me da un abrazo y por como está su rostro, sé que está ansiosa. Sonreí, pero tenía un mar revuelto en mi pecho.
—Cathe, como siempre, gracias por todo. Ya sabes que amo compartir contigo.
Isa me da un abrazo y se retira.
Pensé que Christopher me esperaría para tener un momento a solas, un momento íntimo, pero me di cuenta que se adelantó y se fue a la cama a dormir.
Esperé durante casi cuarenta minutos a que llegara lo que mi amiga había enviado, debo confesar que moría de nervios, al tiempo de emoción por saber el resultado.