Silver Moon

Una Última Oportunidad La casa de la manada Silver Moon se alzaba sobre una loma rodeada de árboles, donde el viento soplaba con fuerza, arrastrando los ecos de la naturaleza hasta sus paredes de piedra. El despacho de Ferris O’Brien, alfa de la manada, era austero, pero de una elegancia silenciosa, con muebles de madera oscura y una chimenea apagada que guardaba las sombras del día. Un aire de tensión flotaba en el ambiente, pesado como las nubes que cubrían el cielo exterior. Ciara Baker estaba de pie junto al escritorio de su tío, miraba fijamente la mesa donde descansaba un montón de papeles, contratos y mapas. La furia que sentía en su interior era palpable, pero contenida. Ferris, su tío y líder de la manada, había dejado claro que no le quedaba más opción. Si no encontraba a su compañero antes de la luna llena, la entregaría a Garret O’Connor, el alfa de Black River, para sellar una alianza entre las dos manadas. Esa era la última jugada. Un sacrificio que Ferris consideraba necesario para salvar a la manada, pero para Ciara, ese sacrificio no era algo que pudiera aceptar. - Tío, no puedo hacerlo. - Su voz sonaba firme, pero el roce de angustia estaba presente en su tono. - No puedo entregarme a alguien que no es mi compañero. Ferris la miró fijamente, sus ojos grises como el acero, implacables. Había una pena oculta en su mirada, pero su responsabilidad como alfa estaba por encima de todo. - Ciara, sabes lo que está en juego. Eres parte de la familia alfa y tenemos una responsabilidad con nuestra gente - Respondió él, un suspiro profundo escapando de sus labios mientras se reclinaba en su silla, observándola con una mezcla de preocupación y determinación. - Si no encuentras a tu compañero antes de la luna llena, lo haré por ti. - Su voz se endureció. - La manada no puede seguir viviendo al borde del abismo. Aksel O’Brien, el primo de Ciara y futuro alfa de la manada, se movió hacia el lado de su prima, buscando suavizar el ambiente. Su lobo marrón se agitaba dentro de él, no por rabia, sino por el dolor que le causaba ver a Ciara en esa situación. Siempre había sido su protector, su compañero en las aventuras y el pensar que podría perderla de una manera tan cruel le desgarraba el alma. - Padre, escúchame. - Aksel intervino con una suavidad que contrastaba con la firmeza de Ferris. - Sé que esta situación es difícil, pero tenemos que ser prácticos. - Sus ojos se posaron sobre Ciara y por un instante, ella vio el peso de su responsabilidad como futuro líder en su rostro. - Black River no es una opción, pero si encontramos una solución, las cosas podrían arreglarse sin recurrir a ellos. - Su tono era una mezcla de compasión y pragmatismo. – Aún falta un mes para la luna llena. Ciara frunció el ceño, apretando los puños en los costados. ¿Cómo podía alguien más decidir sobre su futuro? No podía permitir que la separaran de su destino, de lo que sabía que merecía: encontrar a su verdadero compañero, alguien que la aceptara tal y como era. - ¿Y qué pasa si no lo encuentra? – Preguntó el alfa, con los ojos encendidos de ira. - ¿Vas a dejar que la manada caiga, Aksel? ¿Estás dispuesto a sacrificar a la manada por un solo lobo? - ¿Si mi compañero no está entre los cambiaformas o si no lo encuentro antes de la luna llena? - Dio un paso hacia adelante, su lobo agitándose dentro de ella. - ¿Me vas a entregar como una moneda de cambio? ¿Eso es lo que esperas de mí, tío Ferris? Ferris se levantó, su figura alta y dominante imponiéndose en la habitación, pero había algo en su postura que decía que no quería estar allí. No quería hacerle eso a su sobrina. Pero el peso de las decisiones lo estaba aplastando y tenía un deber como alfa. - Lo que espero de ti es que seas pragmática. - Su voz era dura, aunque su tono se suavizó al final. - La manada está en peligro y la única manera de garantizar nuestra supervivencia es asegurarnos de que las alianzas estén sólidas. No podemos arriesgarlo todo por... sueños que tal vez no se hagan realidad. Aksel dio un paso hacia Ciara, colocando una mano sobre su hombro, buscando darle consuelo. Sus ojos brillaron con comprensión y se inclinó hacia ella para hablar en un tono más bajo. - Lo sé, Ciara. Lo sé. Estamos tratando de buscar soluciones. Sabemos que no es justo. - Sus palabras fueron un susurro lleno de cariño, intentando suavizar la dureza de lo que estaba ocurriendo. - Si el destino no está de tu lado, quizás. Ciara cerró los ojos por un momento, luchando con su instinto, con la necesidad de proteger a la manada, pero también con su propia necesidad de ser dueña de su futuro. No podía rendirse. No podía permitir que el destino la arrastrara como si fuera un peón en un juego que no entendía. - No lo aceptaré. - Su voz era clara, inquebrantable. - No lo aceptaré. - murmuró para sí misma, sin importar las consecuencias. – Si tengo que hacerlo, será obligada y lo consideraré traición. - ¡Ciara! – exclamó Aksel afectado cuando vio que los ojos de su padre cambiaban a dorado de manera peligrosa y un gruñido subía desde su pecho obligando a la joven a bajar la cabeza en sumisión. En ese momento, la luna llena parecía cada vez más cerca y la tensión en la habitación se volvía palpable, como un presagio de lo que estaba por venir. Ciara sabía que el tiempo se agotaba, pero aún quedaba una última esperanza: ¿Quién sería su compañero? Un cambio de enfoque La discusión sobre el futuro de la manada Silver Moon seguía siendo el centro de atención, pero Aksel, en su habitual calma, intentaba enfocarse en las soluciones prácticas que podrían salvarlos de la crisis inminente. Tenía que evitar un enfrentamiento entre su padre y su prima. En la mente de Ciara, no cabía ninguna de las soluciones que Ferris había propuesto. El futuro de la manada no podía depender de ella, de su destino en manos ajenas, y mucho menos de un matrimonio que no tenía sentido. Pero, por otro lado, el futuro de la manada sí era una responsabilidad colectiva. - Mountain Bristol está cada vez más concurrida por humanos que vienen a los campos de esquí. - dijo Aksel, su tono práctico y reflexivo. - Podemos usar eso para atraer más clientes a las cabañas y actividades al aire libre. - Dio un paso hacia el escritorio de Ferris y señaló un mapa de la región con varios puntos marcados en rojo, destacando áreas clave para el turismo. - Si aprovechamos el crecimiento de la industria turística, podríamos obtener los recursos que necesitamos sin depender de la alianza con Black River. Ciara giró lentamente hacia ellos, con una ceja alzada. Aksel siempre tenía una manera de analizar las cosas con lógica empresarial que la dejaba pensando. Aunque en ese momento su mente estaba turbada por los pensamientos sobre su destino, algo en las palabras de su primo le dio esperanza. Tal vez había una salida que no implicaba sacrificios. Ferris, que hasta ese momento había estado en silencio, observó a Aksel con atención. La idea de utilizar el turismo era válida y, aunque no era su primera opción, ya no podía seguir ignorando cualquier alternativa. - ¿Y cómo piensas hacerlo? - preguntó Ferris, sus ojos fijos en el mapa que Aksel había extendido sobre la mesa. - ¿Qué tipo de inversión necesitamos para que esto funcione? Aksel comenzó a señalar áreas clave en el mapa, explicando con claridad su plan. - Lo primero es aumentar la visibilidad de nuestras cabañas. Ofrecer paquetes que incluyan actividades de esquí, senderismo y pesca. También debemos mejorar las instalaciones, quizás construir más cabañas y promover paquetes familiares o de aventura. Hay potencial en los campos de ski, pero también en las actividades al aire libre. Podemos conectar a los turistas con la naturaleza, y no solo con el frío y la nieve. - Aksel hizo una pausa, mirando a Ferris con seriedad. - Con más turistas, habrá más ingresos y eso nos daría el margen que necesitamos para no depender de una alianza con Black River. No tenemos que perder el control de nuestra manada. Ciara, aunque centrada en su propio conflicto interno, comenzó a considerar la posibilidad. Si esta idea funcionaba, podría darles la autonomía que tanto necesitaban. Podría salvar a la manada sin tener que pagar el precio de perderse a sí misma en la alianza con Black River. - ¿Y qué pasa con los recursos humanos? ¿Trabajaremos con humanos? - Preguntó Ciara, finalmente involucrándose en la conversación. - ¿Quién va a gestionar todo esto? No somos una manada de empresarios, Aksel. Aksel sonrió ligeramente, el brillo de la confianza en sus ojos. - Eso es lo que he estado estudiando. La gestión de empresas, los contratos, la promoción... podemos involucrar a algunos humanos para que nos ayuden con la parte administrativa y de marketing. Y no olvides que tenemos contactos con algunas familias importantes en Rochester. Ferris asintió lentamente, reconociendo que la idea tenía mérito. Era arriesgada, pero si las cosas no mejoraban, esta podría ser la única opción viable. - Está bien, Aksel. Vamos a intentarlo. La voz de Ferris sonó grave, pero aliviada al mismo tiempo. - Si esto sale bien, podríamos tener una fuente de ingresos que no dependa de alianzas incómodas. Ciara se quedó en silencio, observando a ambos hombres y, aunque la preocupación seguía pesando sobre su corazón, una chispa de esperanza brilló dentro de ella. Quizás, solo quizás, este enfoque podría ser lo que la manada necesitaba para sobrevivir sin que ella tuviera que hacer un sacrificio tan doloroso. Pero, mientras tanto, sabía que el reloj seguía corriendo y que, a pesar de todo, el destino de su vida aún estaba en el aire.