Uno.
Eira
¿Quién soy?.
Soy una chica que le encanta escuchar música a tanto volumen y ser capaz de no entender que dicen los demás por qué estoy muy concentrada en no prestar atención en ese momento.
La música es mi mejor aliada cuando estoy pasando por mis momentos más oscuros. Momentos que todo ser humano tiene y mucho más si vienes de un familia que es un poco... Realmente a mis veintidós aún no decido si somos malísimos o somos buenos entre los malos.
Si no fuera blanco o n***o te digo que somos gris oscuro.
Cómo sea que venga el lado de esta semantica hay sangre de ida y de venida. No somos los mismos que cuando nacimos y mucho menos seremos unos santos al momento de nuestra muerte.
La música está tan alta que no me importa que tenga reclamos, no es que los tenga tampoco.
Vivo en una residencia que por fortuna no está completamente habitada y la mayoría de mis vecinos no los conozco. Mi piso, lo único que puedo decir que es mío propio, del dinero de mi herencia, dinero lavado, sucio, quiza hubo sangre, tratos ilícitos, conexiones turbias, extorsión, posible algún porcentaje de un contrato para algún trabajo de asesinato. Pero el dinero es dinero y al final sirve para nuestras comodidades mundanas.
Mundanos como mi novio. El lindo de Ashton, el único que ha visto en mi lo que he querido ser desde que tengo uso de razón.
Pero no soy mi verdadero yo.
Mis noches son ir a dormir con Ashton. Por algun motivo comenzamos hacer esa rutina. El estudia, yo estudió, llegó a mi piso si tengo que hacer algo lo realizó aquí en la noche pasa por mí y duermo con el en su habitación.
Creo que es porque hay más vida en su piso que en el mío después de todo yo vivo sola por completo y el vive con dos amigos suyos.
Logan y Martín. Dos hombres completamente diferentes en actitudes. sin contar a Ashton el es la excepción a la regla. Pero supongo que por eso se llevan tan bien.
Volteo la salsa apresurada antes que se me queme y maldigo cuando el horno suena advirtiendo que ya está listo el pollo.
Mierda. Casi me quemó.
A veces. Solo a veces, los ruidos fuertes me causan terror. Puede que sepa que va a pitar, se que algo va a sonar, lo presiento y aún así, me asusto.
Suspiro. Definitivamente puede que algunos de tus peores miedos sean apaciguados pero hay detonante que te lo recuerdan.
Quito el recuerdo que estaba por acercarse a mi mente y saco el pollo del horno.
Suelo cocinar, de hecho me gusta cocinar. Soy esa amistad que al llegar de visita te prepara algo enseguida para que tú estómago este cómodo conmigo.
Apenas llegas a verme soy tipo: ¡Hola! Sígueme hoy hice pastel de chocolate con trufas. Oh, una excelente pasta con albóndigas.
Una vez inclusive le cocine a Logan, Martin y Ashton la receta familiar de una paella.
Y yo odio la paella. ¡Puaj!
Pero mi abuela me hizo la guía directa por video llamada, a los chicos les fascina todo lo que venga del mar. Así que fue haciendo muecas por el olor y luego esperando que ellos lo probaran por qué ni cocinando me atrevo a sentir el sabor si quiera para saber si está bien de la sal.
Eso quedó fue divino. Tanto, que cada cuánto me piden que lo vuelva hacer.
Pero eso me he resumido, es la manera de calmar parte de mis demonios del pasado, es un método para desestresarme.
"Hey mama de David Guetta" suena en todo mi apartamento y comienzo a cantar—Rapear lo que sea como lo hace al ritmo de Nicki Minaj.
Doy saltos bailando y voy colocando todo dónde va. La comida huele divino. Aún con el ánimo a mil veo el desastre que he hecho y se que debo dejar todo limpio.
Los nervios me están matando.
No tengo quien limpie mi desastre y no pienso contratar a alguna chica que me ayude. Tengo esta defensa en mi espacio personal y me dije que nada de niña de papi y mami. Aunque soy más abuelos.
Frunzo mi ceño. A veces me hubiera gustado que papá tomara custodia legal completa de mí. Ni siquiera lo intento. Me molesta eso.
Una pequeña ilusión en mi dice que si lo hubiera hecho posible todo lo que viví no me pasaría, pero eso me lleva a Noah y la capacidad de pensar que el pasará todo solo me deja un mal sabor en la boca.
Así que no se que es peor. Pensar de ese modo egoísta o lamentar y aún padecer los horrores del pasado.
Por esa razón Ashton solo viene de visita a mi piso y yo duermo en el suyo. No me gustaría que pasara más tiempo aquí de lo que debe. Nunca se sabe el día que una bomba explote y no solo metafóricamente.
Debería alejarme de él, lo pienso siempre, pero una parte egoísta de mi sabe que se siente bien. Se que me quiere yo lo quiero. No es mi mundo, no pertenece en el yo debería de pertenecer al suyo.
Estoy manchada y no solo en las manos. Pero la parte sensata siempre se ve tapada por la egoísta, dónde admite que se siente bien ser querida sin saber quién eres.
Quedo quieta y achico mis ojos como si tal acto pudiera agudizar mi oído. Todos estos años no han pasado sobre gritos de alegrías y vivencias normales. Mis sentidos siempre son más atentos debido a mi entrenamiento que odie. Un escalofrío me recorre de tan solo pensar en todo lo que pase de pequeña y adolescente para haber terminado como termine hace unos años.
La vida es una mierda.
Tilín
Tilín
Corro a abrir la puerta y la sonrisa de mí chico es lo primero que veo antes de arrugar su rostro por el sonido de mi piso.
—¡VAS A QUEDAR SORDA! — Me grita por encima de la música y yo intento no reírme mediante canto.
—NO TE ESCUCHO— Le digo adrede y pasa de largo directo a mi equipo.
Cierro mi puerta sabiendo que le bajará el volumen y lo deja casi tan bajo que puedo escuchar sus pasos directo a ver qué cocine. Entró a la cocina observando sus llaves del coche y sus pertenencias. Solo la cartera y una libreta.
Tiene el cabello alborotado. De seguro venía con el vidrio abajo le gusta hacer eso. Respirar el aire fresco.
No es que no lo entienda. Yo también lo hago. El aire de aquí es tan divino que casi nunca pruebo la calefacción o aire acondicionado.
—Te has exhedido.—Abre sus ojos viendo todo mi desastre. Mete una cucharilla y prueba la salsa con carne. —Dios bendiga esas manos tuyas amor.
Me siento en la isleta de mi cocina viendo todo lo que debo de limpiar y luego veo el reloj que tengo arriba de mi cabeza. Me queda poco para irme.
Posiblemente por eso está así de sobresaltado. Ha llegado un poco tarde a buscarme. Pero ha venido. Creo que jamás Ashton me ha fallado en algo.
Achico mis ojos viendo qué su franela está arrugada y tiene puesto un pantalón cortó deportivo. Sí tuviera que saber dónde ha estado se que en la biblioteca de la universidad. Suele vestir deportivo para estudiar.
Yo solo vestir deportiva únicamente para hacer ejercicios. Ejercicios de un gimnasio que pago y solo voy dos veces a la semana. Dinero mal gastado pero cuando asisto la gente suele verme extraño y los hombres no paran de verme el culo.
Ashton odia que vaya sin él. Por eso voy dos veces a la semana, las veces que el puede ir conmigo y cuando es así, no viste shorts deportivos como ahora sino con un chandal.
Tiene puesta la franela al revés. Puedo ver la etiqueta. Se ha vestido muy apurado.
No me sorprende para nada. Así es él. Un poco despistado con su apariencia pero un genio en su carrera. Aún no entiendo cómo siendo tan guapo como es lo conocí soltero. Coloco mi cabeza en mi palma viendo su atractivo físico.
Veo que mete otra cuchara a su boca llena. Le sonrió feliz. Ashton realmente me da paz. Es un buen hombre y por encima de todo eso, está para morirse de bueno. Alto, acuerpado. Hombros anchos. Cada parte de su cuerpo te grita Masculinidad.
Un bombón desde que lo ví bien. Porque cuando lo ví la primera vez ni lo detalle.
Me acomodo estirando en la mesa.
—No sé cómo te lo vas a llevar pero la mitad es tuyo. — juego con sus llaves dando vueltas. —Has llegado temprano. —Ironizo.
Se suponía que debía de estar aquí hace veinte minutos. Se suponía para darnos un momento de pareja. Pero aquí estamos.
Mastica rápido mientras la comida está caliente haciendo que su boca se abra y cierra y frunza su ceño. Siempre hace lo mismo, no puede esperar que la comida se enfríe un poco y justo lo que está comiendo es lo que acabo de apagar. Sus ojos mieles se me quedan viendo burlones por lo que está haciendo. Se está quemando la lengua y le causa gracia.
Niego con media sonrisa. A veces es tan niño que me encanta.
Saca la lengua y se hecha aire.
Ashton mi dulce chico. Hay días que me preguntó cómo llegué a estar en una relación con el.
Empecé la universal y lo primero que me dije fue que no tendría ninguna relación con nadie. Quería experimentar la libertad de una universitaria. Un año y medio después conocí a este chico de ojos color miel y cabello a juego.
Es jugador de rugby en la universidad. Razón número uno que no le preste atención. Es que verán, esos jugadores son unos auténtico chicos malos. Yo solo quería divertirme pero no iba a caer en las garras de los más solicitados. Esos son problemas y llamar la atención. Yo no quería llamar la atención en ninguno de ellos.
Pero el tiro salió por la culata.
En una fiesta que me llevo una amiga que actualmente se fue a otra universidad por problemas económicos. Luego de ir y de ponerme tan ebria que termine vomitando en un baño mientras alguien follaba.
¿Quien era? No lo sé. No me importa y ellos tampoco le importo mi estado. Pero Ashton sí.
Me vio tan mal que se apiadó de esta alma descarrilada, pero primero tenía que orinar así que con una mano me sostenía mientras que con otra orinaba y escuchábamos los gemidos de la mujer.
Fue asqueroso, extraño y perturbador.
Pero he tenido cosas mas perturbadoras.
Tuvimos miradas cómplices eso sí. Pero el estudia medicina así qué me atendió comprando Aspirinas y me metió como un litro de agua. Al día siguiente me desperté en un mueble y el en suelo.
Desde entonces nos veíamos debes en cuando. El bromeaba sobre que soy una ebria incorde y yo sobre que el es demasiado tonto para ser jugador de Rugby.
No salía con nadie. No acortejaba a ninguna chica y llegados a un punto le pregunté si era gay. ¿Su respuesta? Besarme y... Bueno. La cosa se salió de mis manos y cuando me di cuenta. Estaba desnuda durmiendo en su habitación. Meses después de conocernos.
Fue la primera vez que había tenido sexo luego de toda mi mierda. Fue la primera vez que me gustó que me tocará y la primera vez que no me sentía un bicho raro por no sentirme suficiente.
El no lo sabe. Pero fue la primera vez que pude estar con alguien sin pensar demasiado. Me sentí cómoda, me siento cómoda.
De ese modo. Comenzamos una relación de amistad y sexo, no estábamos definidos, no nos escribimos cómo una pareja, solo hablábamos como al comienzo de nuestra amistad. Luego, simplemente visitamos a sus padres y quedamos como sexo y noviazgo, nuestro estatus actual.
Noviazgo. Mi novio. El primer novio que he tenido en mi vida.
Y a veces me da dolor que el realmente no sepa quién soy yo.
Ashton es un hombre normal. Pero es bien apuesto, mira, que aún me parece extraño que no le prestará atención a ninguna otra mujer. Él, realmente está para comérselo y me lo como. He tenido que quitarle chicas que lo buscan y ser un lado celosa que jamás pensé demostrar en otra persona que no fuera... Bueno, si soy celosa.
Después de todo soy mujer y tenemos la vena de ser celosas.
—Tenia que dejar a Martín en un lugar y se me hizo largo llegar aquí. — Sus ojos me muestran su sinceridad. —¿Me vas a extrañar?
¿Extrañarlo? Supongo que sí. Tenemos como medio año saliendo o algo así. Llevamos una rutina y pensar que pasaré noches durmiendo sola sin su calor, me hace pensar que será extraño.
—Supongo que sí — le digo aceptando su beso en mi frente y luego en mis labios. Me saboreo sabe a salsa —Uhmmm... Me quedo divino.
Ríe en mi boca y me atrae a un abrazo. Que no dura mucho porque baja hasta mis piernas y mete las manos dentro de mi falda. Toca y toca hasta llegar a mis nalgas luego emite un quejido.
Antes de decir lo que va a decir ya estoy rodando los ojos.
—¿Has ido así a estudiar? — me recrimina viéndome. —No vas a tomar un vuelo así, estás loca. ¡Estás desnuda!
Suelto una risa por su acto de posesividad. Así es él y nunca ha podido contra mí. Sus palmas son grandes mientras ahueca mi piel en ella.
A veces me molesta que me toque mucho otras como hoy no tanto.
—Si subes más las manos tocaras mis bragas. Y no, no puedo viajar con esta falda me congelare las piernas. Tengo que tomar una ducha antes que me dejes en el aeropuerto.
Si el semblante de "estoy infartado porque estás así vestida" cambia a un estado de picardía en cero segundos.
—¿Eso es una invitación a ducharnos? — me muerde el labio inferior y yo cierro los ojos — ¿Que haré todos estos días sin tí?
Se presiona contra mi y siento el comienzo de su dureza. Me inclinó para sentirlo más y lo beso con ganas. Me encanta sentirlo así, el es tranquilo pero cuando suelta sus ansias por mí me hace calentarme rápido.
Besos en mi cuello y agarró su cabello. Lo tiene tan suave y frágil. Suelo peinarlo cuando me deja.
—Siempre puedes tocarte tu mismo.
—¿Tu te vas a tocar tu misma? — me devuelve tomándome en brazos y me carga. Jadeo cuando me da un apretón en la nalga. Mi falda ya está en mi cintura. —Si lo haces quiero verte. ¡Carajo! Me pone dura tan solo pensar en imaginarte. ¿Lo harías?
Lo beso en su cuello, mejillas y subo hasta pasarle la lengua en la boca. Este hombre me gusta demasiado.
Nunca he Sido un ratoncito escondido. Pero seré sincera con él y he experimentado cosas sexuales que me hacen sentir segura.
—Puede que sí, puede que no, Cuando estoy deseosa hago cosas. — el me tira en mi mueble y se posiciona entre mis piernas.
Yo respiro viendo todo y sabiendo lo que viene. Muerdo mi labio viendo cómo se saca la camisa mostrándome su cuerpo trabajado. Paso mis manos por ahí, sintiendo su carne caliente y su corazón acelerado.
—Eres impredecible amor. Por eso me encantas. — me besa de nuevo y pierdo la noción del tiempo.
Sus manos no me desnudan solo me arrima a un lado mis braguitas. Lo ayudo como puedo a bajarle sus pantalones y boxer liberando a su compañero fiel. Lo toco como se que le gusta, pega su frente a la mía y suspira de alivio.
Estamos cortos de tiempo y lo sabemos.
—¡Me vas a llevar directo a la tortura por días! — agrega sacándome una teta para jugar con ella. —Promete que volverás.
—Por supuesto que volveré. — lo giro para quedar encima suyo, le encanta cuando me monto. —No puedo dejarte a Merced de tu mano y porno basura ¿Cierto?
Su risa se pierde con un gruñido cuando me muevo sobre su eje, insitandolo. Se acerca para besar al tiempo que mueve su cuerpo revisando en su bolsillo. Saca un envoltio y muerde para romperlo. Lo ayudo cuando me prepara para bajar encima de él. Enseguida toma mis caderas para dejarme satisfacernos a los dos.
—Pareces una diosa.— me quedo quieta escuchándolo.
Me paralizó.
—Pareces una diosa— Zed me dice al tiempo que tira del dobladillo del vestido. —Una maldita Diosa Afrodita.
Lo veo. Si yo soy una Diosa el es el mismo guerrero Espartaco. ¿A quien mierda se le ocurrió una fiesta de disfraces y que todo tenía que ser de dioses y temas tan sexuales?
El calor se instala en mis mejillas culpables por él. Solo él, hace que yo me sienta de este modo. Jamás me sonrojo.
Me da una sonrisa de oreja a oreja esa que me hace saber que está pensando en algo malo o travieso. Luego me acomoda el cabello y yo solo suspiro. Él sabe que me hace sentir de este modo.
—¿Estás lista mi Diosa Afrodita?
Cierro los ojos intentando no recordar y que no me lleve al pasado. No quiero ir ahí. Me acuesto en su pecho buscando calor. No me muevo el sí. No sé da cuenta de lo que sucede pero tampoco es que sepa el por que me he quedado fría.
Me arropó con su cuerpo buscando calor reconfortante que me límite a la realidad y no vaya devuelta a mis pesadillas. Siento sus besos en mi hombro y necesito enfocarme.
Sus embestidas son duras y consistentes. Busco su boca para besarlo y me lo permite.
Necesito perderme en su sabor. En lo que estamos haciendo. Mi cuerpo reacciona pero está frío por los pensamientos.
—Tienes solo una vida. Tienes que vivirla Eira. No importa lo que sucede luego de hoy. Tu puedes tener la vida que quieres, tu puedes salir de está mierda.— se cierna sobre mí a pesar de todo el ruido a nuestro alrededor, su boca se acerca a la mía —Solo vive, disfruta y si recuerdas y me recuerdas a mí. Siempre estás aquí en mi corazón, algo cursi viniendo de un chico como yo. Pero hasta el más duro cae. ¡Sal de aquí y vive!
—No. No. —El miedo de perderlo se cubre como un manto sobre mí dándome cuenta que es una despedida.
El leve temblor del edificio y el sonido de los impactos que viene de todas partes. Me arroja. Al suelo y golpeó fuertemente contra algo duro. Mi corazón truena y no se si es por él o por el miedo.
Soy sacudía, tan brusco el dolor me envuelve en todo el cuerpo. Las detonaciones se hacen más grandes y más fuertes lo que me hace saber que ya están aquí. Algo golpea mi pierna y me quejo viendo como reacciona con ira en su rostro.
Me doy cuenta entonces...
Me doy cuenta muy tarde...
—Llevatela ahora Noah. ¡Llévatela!
El sonido de la boca de Ashton cuando se libera dentro de mí es lo que me vuelve a la realidad.
Quiero meterme en mi habitación y decirle que me deje solo por unas horas. Pero apenas me abraza y me susurra cuanto me quiere, aquí pegada a su cuerpo. Me permito olvidar.
Una frase. Un sonido. Un olor. Cualquier cosa que sea un detonante me lleva de una al pasado.
Ya ha pasado muchos años desde entonces... Yo debo olvidarme y me muestra que no puedo.
Acabo de acostarme con mi novio y no disfrute como debí. A veces me creo demasiado buena actriz para que no se de cuenta.
Después de todo soy buena escondiendo mis emociones.
—Te quiero— Ashton me lo dice tan dulce. Que mi estómago se revuelve aún pensando en mis recuerdos.
También te quiero.
Pero creo que sí lo digo sería una mentira. Mis pensamientos están en él.
Yo aún no he podido devolverle el sentimiento.