CAP 4

1327 Palabras
Salí corriendo del lugar como una loca, chocando con las personas sin importar sus insultos o quejas solo quería salir de ahí. No tenia rumbo, no tenia idea de a donde ir, solo quería estar sola.  No se cuanto tiempo estuve corriendo pero me detuve en un parque, mis piernas estaban cansadas y mi respiración agitada. Estaba realmente confundida desde que apareció Daniel, mis sentimientos eran un desorden total no sabia ni lo que sentía, seguí corriendo hasta que choque con alguien tan fuerte que quedé encima de él y sin ver quien era sentí el impulso de abrazarlo, necesitaba un abrazó...Luego regresé a mis cinco sentidos y me aleje. Mientras todos miraban la escena ridícula, ayude al joven a levantarse. —Yo...lo siento —dije avergonzada, sin mirarlo. —Eres muy despistada —respondió con arrogancia mientras sacudía su chaqueta de cuero. —No es mi culpa que parezcas un muro —rodee los ojos. —Yo no era "La loca" que venía corriendo sin mirar —dijo —Eres un idiota —dije, las ganas de partirle la cara no me faltaban. —Y tu una enana "Loca'' —resalto la última palabra. Y este que se cree. —¡Pues perdón! No me di cuenta que era un poste de luz —dije sarcástica. —No seguiré peleando con una niñita y peor que esta loca —finalizó y se volteo para seguir su camino. —Egocéntrico —susurre para mi, pero creo que lo llegó a escuchar porque tomo mi mano y me jalo contra él, su rostro estaba muy cerca de mi pero me llamó la atención su mirada oscura. —¿Qué dijiste? —me fulminó con la mirada, tragué saliva pero mi orgullo de mujer me gano. —E-G-O-C-É-N-T-R-I-C-O —se lo deletree en su cara. Su mirada se oscureció más así que no tuve opción, le pise el pie con fuerza y me soltó y empiezo a correr para que no me atrape. Cuando vi que estaba fuera de peligro decidí descansar, entre en una tienda a comprar algo de comer. Pero no dejaba de pensar en ese idiota, estaba molesta que se me olvidó mis otros problemas. Compré una sopa instantánea y me senté en una de las mesas. —"Maldito idiota" —no sabía porque estaba tan enojada. Pero si me lo volvía a encontrar le daría la paliza de su vida. Salí de la tienda, me senté en una banca a esperar el uber que pedí. Giré mi cabeza para ver si venía el uber sin embargo me llevé la sorpresa que él imbécil estaba ahí y chocamos miradas. Entre en pánico, miré a su dirección y este se acercaba algo dudoso. Justo cuando me iba a llegar a mi, llegó el uber y me subí rápidamente. Desde la ventana le grité. —¡Imbécil! Algún día te daré una paliza —le saque el dedo medio. —Te encontraré Enana loca —grito furioso. Empecé al reír al recordar su cara, el chófer me miró raro así que deje de reírme. Llegué a mi casa algo tarde, busque las llaves y recordé que no las había llevado. Le marqué a Mateo unas tres veces pero él desgraciado no me contestaba. Mire la hora y eran las 12:30 am, parece que dormiré en la calle. Aunque la única opción era trepar, entrar por el cuarto de mi hermano que siempre deja su mampara abierta y listo. Era el plan perfecto el problema era que mi estatura no ayudaba mucho. Busque algo que me ayudará pero nada. Me rendí, me senté en una de las bancas que teníamos en el jardín. Hacía mucho frío, mientras todos dormían calentitos en su cama y yo aquí afuera muriendo. 《Maldito idiota, que me hizo perder mi tiempo》 Mi celular empezó a vibrar, era Mateo. Contesté rápido. —Querida hermana ¿Estás despierta? —dijo. —Si...Oye...—me interrumpió. —Me abres la puerta por favor —escuche decir. Corte la llamada. Volvió a marcar, estaba tan ebrio que no se dio cuenta de mi presencia. —¡Oye Imbécil! Deja de llamar —¿Emma? —respondió —¿Qué haces afuera? —No tengo mi llave —dije —Significa que dormiremos afuera —aclaró. —Oww...Tus dos neuronas empezaron a funcionar —dije sarcástica. Al menos no pasaré la noche sola, mamá nos matará y peor mi padre. Son buenos padres pero al momentos de cumplir las reglas son estrictos. —Nos matarán ¿Verdad? —comento Mateo. —Debemos entrar como sea —soné decidida. No arruinaría mi perfil de hija buena. —¿Cómo haremos eso? —preguntó, ni yo sabía como haríamos eso. Y volvió la loca idea de trepar. —Trepa hasta llegar a tu balcón y me abres la puerta —le indique. —Esta bien. Ayúdame a subirme. Lo ayude a llegar hasta un buen soportes para que pudiera trepar sin problema, lo cuál olvide que mi querido hermano estaba ebrio y perdió el equilibrio cayendo al suelo. —¡Mierda! —se quejo pero lo calle ya que nos escucharían. En eso recordé la llave de repuesto que teníamos debajo de una meseta. La busque y la encontré. —Eres tan inteligente Emma —me fulminó con la mirada mientras sobaba su espalda. —Lo siento —dije. Abrimos la puerta sin hacer mucho ruido, algo que habría logrado si Mateo no hubiera chocado contra la mesa. Sin embargo nadie salió, mi corazón se tranquilizó y subí a mi habitación. Entre a la ducha y me puse mi pijama que eran de ositos, me lance en mi cama y me arrope con mis cobijas. [AL DÍA SIGUIENTE] La voz de mamá me despertó, aún soñolienta me levanté. Salí de mi habitación a ver que estaba pasando. —Buenos días —dije al ver a mi madre corriendo por todos lados. —¿Qué pasa? —pregunté, mi padre me miró y me dedico una sonrisa. —Vendrá la amiga de tu mamá junto a su familia —respondió a mis dudas. —¿Y eso es todo el alboroto? —dije sin ganas. —Era la mejor amiga de tu mamá y recién se mudo a nuestra ciudad, tú madre quería darle una bienvenida —comentó mi padre mientras terminaba de tomar su café. —Creó que me iré a mi cuarto —dije. Cuando estaba en medio escalón tocaron el timbre. La curiosidad me invadió y quería conocer a la familia de la amiga de mi madre. —¡Nataly!¡Aiden! Ya están aquí —los abrazó emocionada mi madre al igual que mi padre. —Sigues igual de hermosa Danna y tu muy guapo Jacke —dijo Nataly. —Gracias por los halagos, no quiero que Aiden se ponga celoso —dijo mi Padre riendo. No había nada interesante así que iba a subir a mi habitación para volver a dormir. Pero mi madre logro verme y me indicó que viniera a saludar. Mientras bajaba las escaleras de mala gana. —Porfin llegaste —escuché decir a Nataly. La puerta se abrió más dejando ver a la persona. —Les presentó a mi querido Hijo. —Hola un gusto conocerlos. Me llamo Adriano. —se presentó con una sonrisa la cual se borró al verme. —¡Tú! —exclamo al mismo tiempo que yo. Era el idiota de anoche. Mis ojos se abrieron como plato, el destino me odiaba. Realmente tenía tan mala suerte. NARRA ADRIANO: Llegué un poco tarde a la dirección que me indico mi madre. No quería ir pero me dijeron que tenían una hermosa hija y la curiosidad me mataba así que decidí ir. Al entrar me lleve la grata sorpresa que era la enana loca de anoche. No era lo que me imaginaba, me reí al ver que usaba una pijama de osos. Parece que será un día divertido.
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