Capítulo 10

3486 Palabras
El resto de la semana transcurrió rápidamente. De 7 am a 9:30 am Miguel y yo entrenábamos al cuerpo de élite. Dos días después de nuestro enfrentamiento, Caleb se había reincorporado a los entrenamientos, esta vez sin oponer resistencia. De 9:30 am a 1 pm los guerreros de Luna Llena entrenábamos. Aunque no estuviésemos en nuestra manada, y hubiésemos venido a entrenar a otras personas, no podíamos perder nuestra forma física. El resto de mí día era absorbido por los turnos de patrulla y los papeles que tenía que revisar y organizar.    Apenas había visto a Kayden en toda la semana. No podía engañarme a mi misma, le echaba muchísimo de menos. Cada vez que andaba por la casa recorría las habitaciones y pasillos deseando cruzarme con él. No deseaba en absoluto sentirme así, de hecho, estaba furiosa conmigo misma, pero no podía controlarlo. Solo le había visto un día, en una reunión en la que habíamos repasado los cambios que Miguel y yo habíamos realizado en las patrullas y habíamos reportado que tal iban los entrenamientos. Había sido de todo menos un momento íntimo, ya que estaban su Beta, su Gamma, Bruce, Máximo y Miguel. Kayden apenas me había mirado en toda la reunión, y eso había generado una enorme ola de tristeza en mí. Odiaba que Kayden pudiese hacerme sentir así, y sabía que no era culpa suya, si no mía. El no me quería como mate, y aquí estaba yo, no aceptando su rechazo. Para ser sinceros, ni si quiera yo me creía ya que no aceptaba su rechazo por que no me daba una respuesta a mi pregunta. La verdad es que me veía incapaz de perderle.    Por otro lado, mi vínculo con Lily se había reforzado aún más. Lily era como la hija que sabía que nunca tendría. Me había dado cuenta de que así es como la veía. Desde pequeña siempre había querido ser madre, los niños me encantan. Pero, después de lo sucedido con Richard, asumí que eso jamás sería posible. Es prácticamente imposible para una mujer-lobo quedarse embarazada de alguien que no sea su mate. Lily me miraba con unos ojos llenos de admiración, y me quería como si me conociese de toda la vida, y no desde hace una semana. Lily generaba una felicidad en mi que pensé que jamás podría volver a sentir. Nico y Juan también adoraban a Lily, y se unían a nuestras tardes de juegos. Un día incluso habíamos ido los 4 a la playa a pasar la tarde.    Bela y Miguel estaban empezando a desarrollar algún tipo de relación. Les veía pasar mucho tiempo juntos. Siempre estaban pasando tiempo juntos en el jardín, comiendo juntos en el comedor o paseando por ahí. Miguel siempre ha sido un chico callado, pero cuando estaba con Bela parecía que no se le acababan los temas de conversación. Yo sabía que nada había pasado aún entre ellos, porque Miguel me lo habría contado. Pero estaba empezando a desarrollar sospechas de que tipo de vínculo unía a esos dos. Lily me había dicho que Bela cumplía 18 años el viernes que viene, y que iba a organizar una fiesta de cumpleaños. Veremos entonces si mis sospechas son ciertas.    Había aprovechado mis noches de insomnio para recorrer el territorio de Kayden. Eran un sitio espectacular. Una pequeña ciudad, alejada de los humanos, rodeada de enormes bosques y escarpados acantilados. Todas las noches corría hasta los acantilados. Me sentaba en el borde, dejando que mis pies colgasen en el vacío, y respiraba disfrutando de la brisa marina.    Hoy por fin era viernes, lo que implicaba que nuestra semana de trabajo terminaba. Excepto en nuestras horas de patrulla, los guerreros teníamos el fin de semana libre. Podíamos quitarnos por fin el uniforme y salir a disfrutar.    Todos los guerreros de Luna Llena estábamos sentados discutiendo que hacer esa noche. Yo estaba con Nico, Juan y Miguel repasando que tal habían ido los entrenamientos de esa semana. Los guerreros de más alto nivel estaban muy bien entrenados, aunque apenas tenían conocimiento en el uso de armas.    -“Yo podría encargarme de enseñarles tiro con arco, creo que soy el que mejor puntería tiene de los que estamos aquí”- Dijo Juan.   -“¿!Disculpa?!”- Exclamé indignada.-“Creo que todos sabemos que yo soy la mejor lanzando fechas, así que lo mejor será que me encargue yo.”   -“¿Qué os vais a encargar vosotros?”- dijo Nico riéndose- “Mejor traemos un ciego y que les entrene”.   -“¿Crees que lo harías tu mejor?”- Le pregunté molesta.   -“Sin ninguna duda”.   -“Tu que opinas Migue?”- Le pregunté, segura de que me escogería a mí.    -“Sinceramente creo que tendría que entrenarles yo. De los cuatro soy el que mejor puntuación sacó la última vez.”- Dijo Miguel encogiéndose de hombros.    -“¿Sabéis cuál es la única forma de resolver esto no?”- preguntó Nico con una sonrisa de oreja a oreja.    Los cuatro sonreímos y salimos corriendo. Subí las escaleras de tres en tres hasta llegar a mi cuarto y cogí mi arco y las fechas de entrenamiento, que no estaban hechas con plata. Una vez tuve todo lo necesario bajé corriendo al jardín. Nada me gustaba más que un desafío, y más si era contra mis hermanos y Miguel. Los cuatro éramos súper competitivos.   -KAYDEN P.O.V-   Ian y yo estábamos subiendo de mi despacho cuando, al mirar por la venta, me fijé en que había bastante gente en el jardín. La mayoría eran los guerreros de la otra manda, pero también había gente de mi manada. Miré a Ian interrogativamente, y se limitó a encogerse de hombros. Así que decidimos salir al jardín a comprobar que pasaba.    Nada más llegar al jardín mis ojos se fijaron inmediatamente en Cat. Era como un imán para mí, no podía evitarlo. Estaba tan espectacular como siempre. Su pelo recogido en su típica trenza. Estaba aún vestida con el uniforme. En su mano derecha sujetaba un enorme arco, y en su espada colgado llevaba un cilindro de piel lleno de flechas. Apenas había visto algún tipo de emoción en su rostro desde que la conocí, menos cuando estaba con Lily. Pero ahora mismo parecía especialmente excitada y no se estaba molestando en ocultarlo.  Me fije entonces que sus hermanos y Miguel también estaban cargando con un arco y unas fechas. Los cuatro estaban discutiendo rápidamente en español, por lo que no conseguía entender que estaban diciendo. A unos metros de nosotros estaba Casandra con el chico pelirrojo con el que pelea. Hablaban animadamente, ignorando lo que estaba pasando a unos metros de ellos. Ian y yo nos acercamos a ellos.    -“¿Qué está pasando?”- Preguntó Ian a Casandra después de darle un beso en la coronilla.   -“¿Ellos?”- Dijo Cas señalando al grupo. Ian asintió. –“Siempre hacen lo mismo esos 4. Les encanta competir para ver quien es el mejor en algo. Los tres tienen que demostrar que son los más machos, y a Cata le encanta intentar demostrar que es mejor que ellos. De vez en cuando proponen una competición y se apuestan alguna cosa absurda.”   -“¿Qué han apostado?”- Pregunté, intentando ocultar mi curiosidad.    -“Quieren ver quién de los 4 tiene mejor puntería con el arco.”- Dijo Cas resoplando. Claramente estaba harta de ese tipo de enfrentamientos. –“Están discutiendo que apuestan cada uno. Ahora cuando lleguen a un acuerdo lo anunciaran en inglés para que todo el mundo lo entienda y sean testigos”.   Asentí. Ian y yo cogimos unas sillas y nos sentamos a ver como se desarrollaban los acontecimientos. Mis ojos no abandonaron ni un segundo a Catalina. Era la mujer más espectacular que hubiese conocido en mi vida. Había conseguido el respeto de toda mi manada en tan solo una semana, haciendo que mi admiración por ella creciese aún más si fuese posible. Cada vez que la veía, maldecía a la Diosa Luna por haberme dado a la mujer perfecta como mate, sabiendo que tenía que rechazarla.   Llevaba toda la semana evitándola. Después de haberla visto con Lily en la azotea no conseguía dejar de tener peligrosos pensamientos. Quería marcarla, hacerla mía, asegurarme que sería mía el resto de su vida. Después de haber visto el cariño con el que trataba a Lily,  el vinculo que se había generado entre ellas, Zeus no dejaba de proyectar imágenes de nuestra posible familia, nuestros hijos.  Ahora anhelaba tener algo que hasta hace unos días no sabía que quería. Aunque sabía que no tenía derecho a ello, cada día que la veía estaba un paso más cerca de rendirme en mi promesa. Por eso, la estaba evitando a toda costa. Siempre había considerado que tenía un enorme auto control. Pero con Catalina me sentía como un alcohólico desesperado por un trago. Sacrificaría cualquier cosa por verla, por olerla o por besarla.    Lily solo hablaba de Catalina. Era consciente de yo no podía dar a Lily lo que lo que Cat le aportaba. Yo había criado a Lily desdé que era un bebé. Yo apenas tenía 16 años cuando tuve que asumir el papel de criarla. Pero no es fácil ser el Alpha cruel y temido de la manada más grande del país y a la vez ser el hermano cariñoso y atento que Lily merecía. Bela ayudaba en lo que podía, pero no dejaba de ser una adolescente. El amor y admiración que Lily sentía hacia Cat, y la forma en la que Cat estaba cuidando de Lily, agrandan el oscuro deseo en mi interior de que Cat nunca llegue a aceptar mi rechazo.    -“¿Qué hacéis todos aquí?”- Preguntó Mark, sacándome de mis pensamientos, mientras se sentaba a mi lado.   -“Presenciar cómo Cat vuelve a dejar a alguien en ridículo”- Contesto Ian con una sonrisa.  -“Os aviso de que Cat no siempre gana, suele ganar Miguel la verdad.”- Dijo Casandra metiéndose en la conversación.-“Es más, la última vez Cat perdió y se pasó un mes haciéndole la colada a Miguel y a sus hermanos”.   -“Yo estoy seguro de que nuestra Luna ganará.”- Dijo Mark mirándome con usa sonrisa.   Otro al que le gustaba sacarme de quicio. Le solté un puñetazo, notando como se le rompía la nariz. Mark soltó un quejido de dolor, pero enseguida se la recolocó e hizo como si nada. Ojalá los hombres-lobo no sanasen tan rápido. Ian y su mate nos sonreían divertidos, pero decidí ignorarlos y volví a centrar mi mirada en Cat.   -“Querido público”- Dijo uno de los hermanos de Cat, no se cual de los dos, porque son iguales.-“Vamos a competir para ver quien de los cuatro tiene mejor puntería. El ganador no tendrá que patrullar durante una semana, siendo sustituido por los otros tres.”   Uno de los guerreros colocó un taburete con una manzana a unos 200 metros de distancia. Los cuatro lograron atravesar con una flecha la manzana. El guerrero fue alejando el taburete con la manzana, hasta que finalmente Miguel falló, quedando descalificado. La siguiente ronda consistía en clavar la flecha en una manzana en el aire. Miguel lanzó las manzanas al aire, hasta que finalmente uno de los hermanos de Catalina falló, quedando descalificado.    En la última ronda Miguel tenía te lanzar 10 manzanas a cada uno al aire, lo más rápido posible. El que consiguiese atravesar más manzanas con flechas ganaba. Empezó el hermano de Cat. Aunque movía el arco con mucha rapidez, era imposible acertar en todas. Atravesó 6/10. Catalina se preparó para su turno. Su cara reflejaba una concentración absoluta. Se aseguró que tenía rápido acceso a las flechas y colocó el arco en posición de disparar. Miguel empezó a tirar las manzanas. Con una velocidad espectacular Catalina comenzó a disparar. Cuando terminó de disparar Miguel contó los aciertos de Cat: 8/10.   Cat comenzó a saltar de alegría, celebrando como si fuese una deportista que acaba de ganar la competición más importante de su vida. Viéndola tan contenta me di cuenta de que nunca la había visto sonreír de corazón. Siempre sonreía educada o forzadamente. Me pregunté entonces si había algo en el pasado de Catalina que no le permitía ser feliz, o si simplemente era poco risueña. No sabía nada de ella, aunque deseaba saberlo todo.    Cat caminaba hacia nosotros, con una sonrisa de oreja a oreja. Imagine que se iba a acercar a su amiga a celebrar su victoria, por eso me quede sorprendido cuando se paró enfrente de mí.    -“Buenas tardes, Alpha”- Me había fijado en que siempre me llamaba Alpha, remarcando la palabra de una forma burlona. Soy consciente de que lo hacía aposta para enfadarme.   -“Catalina”- Noté como las miradas de Ian, Mark y Casandra se posaban en nosotros inmediatamente.    -“Quería pedirte un favor, Alpha”- Dijo poniendo cara de niña buena.    -“¿Qué favor?”- Pregunté, ocultando la intriga.    -“En Luna Llena, todos los viernes, nos reunimos a beber, tocar la guitarra y cantar en el jardín de nuestra packhouse. Todo el mundo está invitado. Es una buena forma de relajarse después del trabajo de la semana”- Explicó Cat. Lo cierto es que me costaba prestarle atención, porque mis ojos no podían apartarse de los suyos. -“Me preguntaba si sería posible que hiciésemos lo mismo hoy en el jardín de tu casa”.   Me miraba con sus enormes ojos verdes, expectante. Esa mujer no era consciente de que jamás sería capaz de decirle que no. Le dije que si y sonrió aún más si era posible. Zeus se agitó en mi cabeza, alegre de haber conseguido que nuestro mate sonriese.    -“Muchísimas gracias, Alpha.”-Dijo sin dejar de sonreír- “Se que Ian no va a estar porque tiene noche de cita con Cas, pero deberías venir los dos.”-Dijo mirándonos a Mark y a mí.- “Estoy segura de que lo pasaríais genial. Prometo que somos divertidos y que no hablaremos en español.”- Mark parecía encantado con el plan y aceptó la invitación sin dudarlo.-“Dile a Kate que se venga también. Os veo luego”. Cat se despidió con un gesto de cabeza y entró en la casa.    Fui al colegio a recoger a Lily y pasé el resto de la tarde con ella. Pasé toda la tarde sopesando si debía ir o no. Pasar tiempo con Catalina era peligro. Era consciente de que si seguía pasando tiempo con ella rompería mi promesa. Era inevitable. Por eso, la parte racional de mi cabeza me decía que no debía ir. Pero Zeus insistía e insistía. Así que, finalmente, decidí ir, pero mantendría las distancias con Catalina, me prometía a mi mismo. Así que acosté a Lily y bajé.   De camino al jardín me encontré con Mark y Kate. Juntos caminamos hasta la parte del jardín donde estaba la gente reunida. Había al menos 40 personas allí, muchos eran los guerreros de Luna Llena, pero otros eran gente de mi manada. Había gente de pie y gente sentada. La gente parecía contenta y relajada. Bebían y charlaban animadamente. Dos de los guerreros de Luna Llena estaban tocando la guitarra y cantaban. No había visto un ambiente tan feliz aquí desde el incidente.    Inmediatamente, mis ojos buscaron a Cat. Estaba con los chicos de la guitarra, cataba animadamente y tenía una cerveza en la mano. La miré embelesado. Su piel había empezado a ponerse morena de entrenar al sol, resaltando sus ojos verdes. Además, su pelo se había aclarado varías tonalidades, acercándose al rubio de su lobo. Se había soltado el pelo, dejando que sus ondas le cayesen por la espalda. Llevaba unos vaqueros negros de tiro alto, que le quedaban apretados en la cadera y en el culo, pero que luego eran anchos en las piernas. Los había acompañado con una blusa color lila. De zapatos, llevaba unas Converse color negras.    Catalina nos vio y se acercó alegremente. Aún le duraba el buen humor de su victoria.    -“Como me alegro de que hayáis venido.”- Dijo invitándonos a seguirla. –“Te voy a presentar a mis hermanos y al resto de la gente. Miguel hoy no está porque le toca patrullar, pero otro día te lo presento”.- Cat arrastro a Kate hacía sus hermanos e hizo las presentaciones.    Nos invitó a sentarnos con ellos y nos dio una cerveza a cada uno. La noche transcurrió animadamente. Para mi sorpresa, me sentía ciertamente a gusto entre esa gente. Los hermanos de Catalina me cayeron mejor de lo que esperaba. Eran simpáticos, y tenían muy buena relación con su hermana. Además, estaban constantemente pendientes de ella. Si cuidaban de Catalina, tenían mi aprobación. Me fui relajando en el transcurso de la noche, hacía tiempo que no me paraba a disfrutar. Había cargado con tantas cosas en los últimos años, que no había tenido ni un segundo de descanso. Mis ojos se escapaban constantemente a mirar a Cat, cruzándome muchas veces con sus preciosos ojos verdes.   El alcohol empezaba a hacer efecto en Cat, que parecía cada vez más ligera y relajada. Cantaba animadamente las canciones que tocaban sus amigos y de vez en cuando se animaba a bailar, arrastrando con ella a Kate o a alguno de sus hermanos. El alcohol había sacado a la verdadera Catalina, una persona que irradiaba felicidad y alegría. Eso me hizo preguntarme que hacía que fuese tan seria e infeliz cuando estaba sobria. El pensamiento entristeció a Zeus, quien me gritaba para que fuese a solucionar lo que quiera que le estuviese causante ese mal a nuestro mate.    Catalina se acercó a Mark y a mí, arrastrando a Kate de la mano. Habían hecho buenas migas esas dos.    -“Kate y yo vamos a ir a la discoteca con mis hermanos, ¿Venís?”.- Dijo mirándome primero a mi y luego a Mark.    -“Si Kate va, yo voy”.- Dijo Mark, levantándose a abrazar a su mate.    -“¿Alpha?”- Preguntó Cat ladeando la cabeza interrogativamente.    -“Kayden”.-Le contesté, corrigiéndola.   -“Alpha Kayden.”- Dijo con una sonrisa burlona. Gruñí molesto, pero asentí. Mi cuerpo no estaba preparado para separarse de ella. Ahora mismo, la seguiría hasta el fin del mundo.   -“¡Genial! Voy a por mi bolso a mi cuarto, nos vemos en 3 minutos en la entrada.”- Nada más decir eso corrió hacia la casa y sus hermanos la siguieron.    Un rato después, Kate, Mark y yo nos dirigimos a la entrada. Nada más llegar, deseé no haber ido. Uno de los hermanos de Catalina la sujetaba mientras ella intentaba zafarse para pegar a alguien. Su cara era pura ira. Parecía lista para matar a alguien. Jamás habría pensado que un rostro tan angelical podría contener una mirada cargada de tanto odio. Giré ni cabeza y me encontré con una mujer alta, morena y de ojos verdes.    Amanda. Mierda.    Cuando Cat notó mi presencia pareció recomponerse. Su rostro volvió a su habitual inexpresividad a la que estaba tan acostumbrado.    -“Kate, Ian, parece ser que Alpha Kayden ya tenía planes para esta noche. Así que tendremos que irnos sin el.”- Sin darme tiempo si quiera a reaccionar Cat salió por la puerta seguida por sus hermanos.   Kate les siguió sin mirarme. Mark me miró disculpándose con la mirada y siguió a su mate. Noté como la ira empezaba a crecer en mi interior, Zeus estaba furioso. Todo iba perfecto con Cat esta noche. Por que había tenido que aparecer Amanda.   -“¿Qué haces aquí?”- Le pregunté furioso. Amanda tembló de miedo ante mi tono.   -“He venido a satisfacer a mi Alpha, eso es lo que una buena Luna hace”.- Contestó Amanda, fallando en ocultar el miedo en su voz, mientras paseaba su mano por mi pecho coquetamente. Su tacto me dio asco. Sentir como una mujer que no era Cat me tocaba, me revolvía el estomago.    -“Te he dicho mil veces que no eres ni mi mate ni mi Luna. Si vuelves a acercarte a mi te mataré”. Terror inundaron sus ojos y se fue corriendo.    Zeus aulló furioso, deseando correr a buscar a Catalina.   Subí a mi cuarto. El daño estaba hecho, y era mejor así. Amanda me había hecho un favor.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR