Todos menos Cas llegamos a las 6.45 al campo de entrenamiento para poder ir estudiando la gente. Había muchísimos hombres-lobo. Tendría que habérmelo esperado, al fin y al cabo, Blood Moon es la manada más grande de Estados Unidos. Pero, aun así, la cantidad de personas aquí acumuladas no dejaba de sorprenderme. Habría entre 1000 o 2000 personas allí reunidas. Miguel y yo estábamos discutiendo estrategias para ver como dividir a todas estas personas, cuando por fin apareció Cas. Sonreía de oreja a oreja y parecía estar flotando en una nube.
-“Ya pensaba que no vendrías”- Le dije cuando llegó a mi lado.
-“Venga ya, no me perdería el primer día mi por todo el dinero del mundo”.-Contestó alegremente.
El primer día de entrenamiento en una manda siempre era complicado para nosotros. A la gente no le gustaba que una persona de fuera viniese a darles ordenes. Los hombres-lobo éramos una r**a orgullosa, y el hecho de que alguien viniese a decirte que no estabas entrenando de la forma correcta o que había cosas que mejorar, no solía sentarles muy bien. Los problemas solían ser especialmente graves con la gente de mayor rango dentro del ejercito, con los que siempre acabábamos teniendo algún enfrentamiento. No tenía ninguna duda de que hoy habría algún problema, especialmente cuando viesen que iba a ser yo quien dirigiese los entrenamientos.
-“Veo que alguien ha cumplido sus expectativas en la cama”- Dije mirando la sonrisa embobada de Cas.
-“Es increíble. Luego te cuento con detalle”- dijo guiñándome un ojo. La verdad es que no quería saber los detalles, pero sabía que no tenía opción.-“Además…”. Cas se movió el cuello de la camiseta, dejando a la vista una marca hecha por dos colmillos.
-“Oh Dios mío, ¡os habéis marcado! ¡Enhorabuena Cas! Como me alegro por ti, de verdad”.- Le di un abrazo fuerte. No podía estar más contenta por mi amiga.
Todo hombre-lobo tenía una pareja que era la otra mitad de su alma. La Diosa Luna no hacía diferencias entre hombres y mujeres, simplemente escogía a la persona que completaba tu alma. Cuando un hombre-lobo conoce a su mate, debe marcar a su pareja, como signo de unión y de aceptación. Una vez una pareja se había marcado, su vínculo se volvía irrompible. Jamás podrían separarse. El vinculo es tan fuerte que, muchas veces, cuando una persona de la pareja moría, el otro moría horas o días después. Muy pocas personas conseguían sobrevivir a la perdida de su mate después de haberse marcado mutuamente, y las que lo hacían, no volvían a ser la misma persona. Cuando marcabas a otra persona, las dos almas se juntaban en una, pudiendo escuchar todo lo que la otra persona pensaba y sentir todos sus sentimientos como si fuesen tuyos. Decidir marcar a tu mate y aceptar que el te marque significa aceptar que es la persona con la quieres pasar el resto de tu vida.
Kayden e Ian llegaron en ese momento. Todo el mundo se calló y se colocaron a su alrededor formando un círculo. Miguel, Cas, Luis, mis hermanos y yo nos colocamos a su lado. Había mandado a los otros 12 guerreros a patrullar, con el objetivo de que casi todos los hombres de Kayden estuviesen en este entrenamiento.
-“Como muchos sabéis, Blood Moon se enfrenta a un momento complicado. Nuestro poder y bienestar ha generado grandes envidias en otras manadas, llevando a tres manadas a declararnos la guerra. Además, en el último mes hemos recibido un gran número de ataques de rogues, que se han cobrado la vida de nueve miembros de nuestra manada. No puedo permitir que esto siga pasando, ni deseo que perdamos a nadie más.”- Kayden tomo aire y dejó que sus guerreros asimilasen sus palabras antes de continuar. -“Por lo tanto, me he visto en la obligación de acudir a los guerreros de la manada Luna Llena para solicitar su ayuda. He podido comprobar con mis propios ojos que el ejercito de Luna Llena está compuesto por excelentes guerreros, de los que podemos sin duda aprender muchas cosas. Por lo tanto, durante los próximos dos meses, los mejores guerreros de esa manada serán los encargados de entrenaros para garantizar que nuestra manada sale victoriosa de las batallas que se avecinan. “
Hubo bastantes murmullos, y pude ver como los guerreros más cercanos a nosotros nos estudiaban de arriba abajo. Kayden me hizo un gesto, cediéndome la palabra. Di un pasó al frente, acompañada por Miguel, y respiré hondo antes de empezar.
-“Buenos días Blood Moon. Mi nombre es Catalina , y seré la encargada, junto a mi compañero, Miguel, de dirigir vuestro entrenamiento, patrullas, y estrategias de ataque y defensa durante los próximos dos meses.”- Hice una pequeña pausa, respiré, y continúe –“Entiendo que muchos de vosotros ya tenéis algún tipo de formación, y que hay otros que jamás han peleado. Por ello, Miguel y yo hemos decidido que lo mejor será dividiros en 4 grupos: el primero estará formado las personas que carezcan de ningún conocimiento en defensa y ataque. Serán entrenados por María, Jacobo, Íñigo y Hugo, guerreros que no se encuentran aquí ahora mismo. Mañana durante el entrenamiento haremos las presentaciones necesarias.
“Habrá otros tres grupos: el cuerpo de élite, los guerreros de alto nivel y los guerreros de nivel medio. Los guerreros Casandra y Luis”.- dije señalándolos-“Serán los encargados de dirigir el nivel medio. Los guerreros Nicolás y Juan”- dije señalando a mis hermanos- “Serán los encargados de entrenar a los guerreros del nivel alto. Y Miguel y yo entrenaremos al cuerpo de élite.”
-“Las normas son simples”- Dijo Miguel tomando la palabra.- “Llegar siempre puntuales a los entrenamientos y jamás desobedecer una orden. 5 minutos de retraso serán castigados con 15 minutos corriendo. Los minutos de retraso se irán acumulando. Si alguien falta al entrenamiento injustificadamente, se le añadirán 3 horas de entrenamiento extra durante todos los días de una semana. Hoy, realizaremos diferentes ejercicios. Seréis evaluados en función de vuestro rendimiento en dichos ejercicios. Al final del día se os comunicará el grupo en el que entrenareis, así como el horario y la ubicación del entrenamiento.”
Todo el mundo estaba en silencio mirándonos fijamente. Todos nosotros estábamos de pie, cuerpo completamente recto, brazos colocados detrás del cuerpo y la cara completamente inexpresiva. Debíamos mostrar autoridad y ganarnos su respeto.
-“¿Alguna pregunta antes de empezar el entrenamiento?”- Pregunté con voz neutra.
-“Si. A mi me gustaría preguntar algo. Más que una pregunta, creo que se trata de una afirmación obvia, que muchos de nosotros estamos pensando”.
Me giré a observar al hombre que había hablado. Claramente debía de ser uno de los guerreros de élite del ejercito de Kayden Era alto, pelo n***o, ojos marrones, y muy musculoso. Tendría unos 25 años. Las partes descubiertas de su cuerpo estaban llenas de cicatrices, incluyendo su cara.
-“¿Como te llamas?”- Pregunté comanditariamente.
-“Caleb”.- contestó sin dejarse intimidar.
-“Muy bien Caleb, cuéntanos”- dije invitándole a hablar.
-“Soy uno de los mejores guerreros de esta manda. Llevo desde los 12 años entrenando y jamás he sido derrotado. Somos la manada más grande y temible del país. No se ofenda señorita, pero creo que no tenemos nada que aprender de usted. Estos entrenamientos no tienen sentido.” Su mirada era desafiante. Estúpido, pensé.
Noté los ojos de Kayden fijos en mi, expectante de ver como resolvía la situación.
-“Tienes razón Caleb”.- Dije con tranquilidad. Se escucharon sonidos de sorpresa en la multitud. –“No tiene sentido que te entrenemos a ti ni a ningún otro guerrero si sois mejores que nosotros. Sin embargo, espero que entiendas que no puedo afirmar que sois mejores si no tenemos la oportunidad de enfrentarnos.”- Caleb asintió, empezando a entender lo que pretendía.- “Por lo tanto, quiero darte a ti y a todo aquel que lo desee una oportunidad de librarse de los entrenamientos.” -Los murmullos empezaron a crecer- “Podréis elegir a cualquiera de nosotros para un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Si ganáis, estaréis exentos de entrenar.”
-“Acepto”- dijo Caleb. Una sonrisa de triunfo cubrió su rostro. Que ganas tenía de meterle un puñetazo en esa estúpida cara.
-“Muy bien. Escoge a tu rival”- Dije sin mover ni un centímetro de mi cuerpo.
-“Lo tengo muy claro, te escojo a ti”- Dijo señalándome.
Sonreí para mis adentros. Estaba deseando enfrentarme a él.
La gente se apartó, dejando hueco suficiente para el combate. Caleb y yo nos colocamos uno frente a otro, y Miguel se colocó entre los dos.
-“Hay una única norma”- Dijo Miguel alzando la voz para que todos le oyesen –“Queda totalmente prohibido matar. Por lo demás, no hay normas. Todo vale en el combate, incluido armas. Se desarrollará de la misma forma que lo haría un combate en una batalla real. Si Caleb gana, quedará excusado del entrenamiento. Si Catalina gana, Caleb tendrá 3 horas extras de entrenamiento durante los dos meses que dura el programa. Si no hay preguntas, el enfrentamiento comenzara a la cuenta de tres.”
Cuando Miguel contó hasta tres Caleb se abalanzó sobre mi sin esperar ni un segundo. Su puño fue directo a mi cara, pero logré esquivarlo con facilidad. Le dejé realizar varios ataques, analizando sus puntos débiles, y finalmente decidí pasar al ataque. Caleb claramente no se esperaba la fiereza y velocidad con la que le ataqué. Le propiné una patada en el estómago, y cuando se encogió para protegerse le di un rodillazo en la nariz. Escuché como crujía, se la había roto.
Caleb bramó de dolor, y me miró con desprecio mientras le chorreaba sangre de la nariz. Caleb estaba a punto de perder el control, y eso es lo que yo estaba buscando. Le sonreí burlonamente. Segundos después Caleb se había transformado en enorme lobo gris y n***o. Era mucho mas pequeño que el de un Alpha o un Beta, pero aún así tenía un buen tamaño. Caleb se volvió a lanzar hacia mí, esta vez con las garras y los colmillos dirigidos a mi cuello. Estaba tan furioso que parecía haber olvidado la única norma: no matar. Le esquivé como pude, llevándome un buen zarpazo en el brazo derecho, que empezó a sangrar. Sin embargó, no dejé que se notase el dolor que estaba sufriendo, y me esforcé por que mi cara se mantuviese neutra.
Electra quería tomar el control y destrozarle, pero no la dejé. Quería demostrar que ni si quiera necesitaba transformarme para ganarle. Le miré estudiando como derrotarle. Esto se estaba prolongando demasiado y me estaba cansando de juegos. Hora de terminar esto. Corrí de frente hacia él, y el se preparó para atacar de vuelta. Lo que Caleb no se esperaba es mi movimiento hacia la derecha en el último segundo, esquivando su zarpazo mientras sacaba una de las dagas que guardaba en mi bota. Con un rápido movimiento se la clave en un lado del lomo para asegurarme que no le causaba un daño irreparable. Además, había cogido la daga que no era de plata, para asegurarme que sanase rápido.
Caleb aulló de dolor, pero no le di tiempo a reaccionar. Cargué contra el por el lado en el que le había clavado la daga, haciéndole caer. Saqué de uno de mis bolsillos una daga de plata y la presioné contra su pecho, mientras le presionaba el cuello con el otro brazo para impedir que se moviese.
-“Estas muerto”- Le dije mirándole fijamente a los ojos. Me levanté y guardé la daga en mi bolsillo. –“¿Alguno más quiere probar si tiene el nivel suficiente como para no tener que acudir a los entrenamientos?”- Recorrí la muchedumbre con la mirada, pero nadie habló. Me crucé con la mirada de Kayden. Tenía una media sonrisa dibujada en la cara y asintió levemente, como si me diese la enhorabuena. Le ignoré. –“Bien, eso es todo entonces. Que alguien lleve a Caleb a la enfermería o al hospital.”- Un chico alto y rubio se acercó y ayudo a Caleb, que había recuperado su forma humana, a levantarse. –“Te quiero de vuelta para el resto del entrenamiento”. El chico asintió y se alejó, llevándose a Caleb con él.
Miguel sacó de su mochila unas vendas y me hice un vendaje rápido en el brazo para parar la sangre de la herida que me había hecho Caleb. En una hora estaría perfectamente curado.
El resto del entrenamiento se desarrolló con tranquilidad. Agrupamos a la gente en parejas y les analizamos durante tres horas. La manada tenía guerreros muy buenos, al menos 100 de ellos fueron elegidos para formar parte del cuerpo de élite. El problema era la gran cantidad de hombres-lobo que carecían de ningún tipo de conocimientos de combate. Mark me había facilitado una lista con los nombres de todas las personas que iba a ir a entrenar. Así que, uno a uno, fuimos llamando a todos los hombres-lobo presentes, les asignamos su grupo, y les informamos del lugar y la hora donde entrenarían los próximos dos meses.
Cuando la gente empezó a marcharse, recogimos nuestras cosas para irnos a casa. Estaba deseando ir a darme una ducha y quitarme la sangre seca que había quedado después del enfrentamiento con Caleb. Cuando empezamos a anda, Ian y Mark se nos acercaron, acompañados de una chica bajita y pelirroja. Cas y yo nos acercamos a ellos mientras Miguel y mis hermanos se pararon a unos metros de distancia. Ian besó a Cas cariñosamente y me sonrió:
-“Me alegra que saber que no soy la única persona de esta manada a la que has humillado en combate”- Le sonreí divertida, me cae bien Ian.
-“ Ha sido espectacular Catalina.”- Intervino Mark sonriendo también. –“Caleb es uno de los mejores guerreros de Blood Moon, y le has derrotado sin apenas esforzarte. Creo que eres la mejor guerrera que he visto nunca, enhorabuena”.
-“Muchas gracias, Mark, eres muy amable”. – Le dirigí una sonrisa agradecida.
-“Te quería presentar a mi mate, Kate.”- Dijo Mark mirando con ternura a la chica pelirroja.
Kate me tendió la mano y se la estreché educadamente. Era una chica muy mona, bajita, de piel muy blanca, tenía un pelo pelirrojo precioso, ojos verdes y los mofletes llenos de pecas. Parecía una chica muy delicada y dulce, contrastando con el aspecto peligroso de Mark. Era un contraste curioso.
-“ Gracias por haber dejado que las mujeres entrenásemos”- Me dijo educadamente, parecía intimidada. –“Siempre he querido saber defenderme a mi misma, para que Mark se preocupe un poco menos por mi”.
-“No es nada, si alguna vez necesitas ayuda con algo no dudes en acudir a mi.”- Le dije con una sonrisa educada.
-“Oye, y Kayden, ¿No se ha quedado a ver el entrenamiento?”- Intervino Cas mirándome mientras lo decía. No dije nada, pero se lo agradecí en mi interior. Esa pregunta llevaba rondándome la cabeza desde que habíamos terminado de entrenar.
-“ Kayden se ha marchado hace un rato a llevar a Lily al colegio”- Contestó Ian mirándome a mi, y no ha Cas. Sabía que su mate no había hecho su pregunta por su propia curiosidad, si no por la mía. –“Kayden intenta llevar y recoger a Lily en el colegio siempre que puede, como hacen los demás padres, para que Lily no se sienta diferente a los otros niños”.
Cariño y admiración hacia Kayden invadieron mi cuerpo. Un Alpha temido y respetado en todo el país, constantemente ocupado en dirigir una manada tan grande, sacaba tiempo mañana y tarde para llevar y recoger a su hermanita de 7 años del colegio. A lo mejor, Kayden no era el hombre malo que el intentaba aparentar. Esa idea fue rápidamente destruida al recordar lo que había pasado entre Kayden y sus padres. No me puedo dejar engañar.
Me despedí del grupo y volví a la packhouse con Miguel y mis hermanos. En casa me lavé la sangre, comí algo rápido y volví a mi cuarto a organizar todos los papeles que me había entregado Mark el día anterior. Los esparcí todos por mi cuarto, colgué los más importantes en las paredes y pasé el resto de la tarde estudiándolos. Tenía un mal presentimiento sobre los ataques y las declaraciones de guerra, pero no conseguía averiguar que era, y eso me estaba sacando de quicio. Un suave golpe en mi puerta me saco de mis pensamientos.
Cuando abrí la puerta me encontré con los enormes ojos de Lily.
-“Hola”. -Dijo sonriéndome de oreja a oreja. –“¿Quieres ir a jugar conmigo?”
Decidí acompañar a Lily, y pasamos el resto de la tarde jugando. Cuando empezó a caer el sol, Lily me dijo que la acompañase, que me iba a enseñar su sitio secreto. Subimos al último piso en ascensor, que nos llevó a un enorme pasillo. Según tenía entendido, Kayden dormía en ese piso. Me empecé a poner nerviosa, no quería que nos pillase ahí. Lily se dirigió a una puerta, que abrió con esfuerzo. La seguí. La puerta llevaba a unas escaleras. Lily comenzó a subirlas alegremente. Cuando llegamos arriba me quedé sin palabras. El lugar secreto de Lily era una azotea donde había bastantes plantas y unos sillones mirando hacia el mar. Efectivamente, desde esa azotea se podía ver el mar. El sol estaba cayendo sobre el mar, cubriendo el cielo con espectaculares tonalidades de rosa y amarillo.
Me senté en un sillón para ver el atardecer. Lily se sentó encima de mí y me abrazó, apoyando su cabecita en mi pecho. Cogí una manta que vi por ahí y la cubrí para que no pasase frío. Apoyé mi barbilla sobre su cabeza y la abracé de vuelta. No se por qué, pero sentía una enorme atracción hacia esta niña. Hacía dos días que la conocía y ya sentía un enorme amor hacia ella. Nunca me había pasado nada igual. Lily era puro amor y cariño, y había llenado un hueco en mi corazón que no sabía que existía. Sabía que la relación que estaba creando con ella era peligrosa. El día que rechazase a Kayden y volviese a casa, iba a tener que despedirme de Lily y no volver a verla nunca más. Simplemente, pensar en ese momento, rompía mi corazón en pedazos.
Lily y yo nos quedamos abrazadas durante un largo rato, disfrutando del atardecer. El ruido de la puerta abriéndose interrumpió el momento. Lily y yo miramos a la vez, y nos encontramos con un Kayden irritado. Nos miraba fijamente, y parecía de todo menos contento de vernos a Lily y a mí ahí juntas. A saber que se le estaba pasando por la cabeza en ese momento, y que estaba pensado sobre mí. Encontrarte a la mujer que has rechazado y que no acepta tu rechazo, abrazando a tu hermana pequeña. Debe se pensar que estoy intentando ganarme a su entorno o algo así. O más bien va a pensar que estoy loca y me va a odiar aún más, si es posible.
-“¡¡Kay!!- Exclamó Lily alegremente saludándole.
-“Lily, te he estado buscando. Es hora de cenar”. Dijo Kayden muy serio, sin moverse de la puerta.
-“5 minutos más por favor. -Dijo Lily poniendo una carita de pena irresistible. –“Le he enseñado a Cat nuestro sitio secreto y estamos viendo el atardecer. Solo le quedan 5 minutos al sol porfaa.” Mierda, este sitio no era el sitio secreto de Lily, si no de Kayden y Lily. Me arrepentí instantáneamente de haber venido.
-“Esta bien”- Aceptó Kayden si poder resistirse a su hermana. –“Te espero abajo para cenar en 5 minutos, ni uno más”.
-“Noooo Kayden”.- dijo Lily levantándose y corriendo hacia su hermano. –“Quédate con nosotras a ver el atardecer.”- Lily agarró a Kayden de la mano y tiró de él. Al principio Kayden se resistió, pero acabó cediendo y se sentó con Lily en un sillón al lado del mío.
Mi corazón empezó a latir con fuerza. Su delicioso olor inundó mis pulmones. Cada vez que le tenía cerca, su olor y su presencia generaban en mi cuerpo unas reacciones que no podía controlar. Tuve que agarrarme al sillón para resistir el deseo de pasear las yemas de mis dedos por sus musculosos brazos. Respiré profundamente varias veces, intentando controlar mis desbocados sentimientos. Lily estaba contando animadamente su día en el colegio, pero no conseguía prestarla atención.
-“Oye Cat”- Dijo Lily dirigiéndose a mi directamente, sus ojos llenos de curiosidad. Le hice un gesto animándola a hablar. –“¿Tu tienes un mate?
La pregunta me pilló completamente desprevenida. No sabía que contestar. Como decirle a esa niña que no solo había tenido uno, si no que había tenido dos, y que ambos me habían rechazado. Siendo uno de ellos su hermano.
-“Lily te he dicho mil veces que no puedes ir haciendo estas preguntas a la gente”- Le dijo Kayden a Lily regañándola.
-“ Da igual, no importa”.- dije sonriendo a Lily. –“Si que tuve un mate, le conocí un poco después de cumplir 18 años.”
-“¿Y donde está?”- Preguntó Lily. Estaba tan sorprendida que parecía que los ojos se le iba a salir de sus orbitas. Noté la mirada de Kayden clavada en mí.
-“No lo sé”- Lily frunció en ceño, no entendía mi contestación. –“El me rechazó y yo lo acepté. No sé donde está ni que hace”.
-“No lo entiendo.”- Dijo Lily, todavía con el ceño fruncido.- “¿Por qué te iba a rechazar? Eres muy guapa y buena. No tiene sentido”. Sus palabras arrancaron una enorme sonrisa en mi cara. Como para no querer a esta niña.
-“Era un hombre muy malo, y antes de rechazarme me hizo mucho daño. Su rechazo es lo mejor que me ha pasado en la vida, no te preocupes.”- Le dije sonriéndola. Lily asintió, sonriéndome también.
-“Mi hermano no tiene un mate. A lo mejor podéis ser mates”- los ojitos de Lily desprendían la misma ilusión que los de un niño el día de navidad.
-“Lo siento cielo, pero no funciona así, los mates no se eligen.”- Dije sonriéndole con ternura. Si ella supiese. –“De todos modos, dudo mucho que tu hermano quiera un mate Lily.”- Sin esperar a que ninguno de los dos pudiese contestar, me levanté rápidamente. –“Venga, vamos a cenar, que se está haciendo tarde.” Dije.
Lily y Kayden me siguieron. Lily me agarró de la mano y me sonrió con cariño, la sonreí de vuelta.
“Soy tu segunda oportunidad”- Escuché la voz de Kayden en mi cabeza. Nuestra mirada se cruzó durante unos segundos.
Decidí no contestarle, rompí el contacto visual y seguí andando.