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Te Amaré Eternamente

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Descripción

Prólogo.

Esta es mi historia, siendo una chica sencilla, proveniente de una familia numerosa de solo hermanos hombres, salí de mi casa huyendo de mi padre alcohólico y abusador, conseguí un trabajo en horario nocturno y me vine a enamorar de un hombre misterioso, que resultó ser un ser de la noche, me mostró todo un mundo misterioso, en el mundo de la noche, donde el deseo y la lujuria brindaban placer a los de su clase, y chicas como yo solo eran usadas como mercancía, pero este hombre misterioso no contó con enamorarse de su presa. Los invito a conocer nuestra historia.

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EL CLIENTE
Estoy en mi trabajo, un sitio de mala muerte, donde de día es un cafetín y de noche un bar, yo tengo el horario nocturno, empiezo a las 5 de la tarde y termino de 2 a 3 de la madruga, fue el único trabajo que logré que me pagaran medio decente, los anteriores no me alcanzaban ni para medio comer, desde que hui de mi casa, cansada de una vida de abusos y golpes de mi padre. Siendo la única hija mujer con cinco hermanos varones, mi madre colocaba sobre mis hombros todo el trabajo pesado de la casa, limpiar, cocinar, etc. Y cuando mi padre llegaba borracho descargaba en mí toda su ira, terminando varias veces en el hospital por las golpizas que me daban, y mis hermanos no se quedaban atrás para ellos yo era solo su sirvienta nada más, así que al cumplir los 18 años tome la poca ropa que tenía unos cuantos dólares que robe de las compras del mercado y me fui, muy lejos a muchos kilómetros de distancia, desde ese día estoy sola pero mucho más tranquila. En el trabajo lidiaba también con borrachos, pero gracias a Dios estaba Saúl, era el seguridad del bar en mi horario, un hombre como una mole, de dos metros de alto, su piel oscura, muy musculoso pero eso sí muy amable y respetuoso con las chicas que trabajamos acá, en la noche solo somos tres siempre, más el barman y el cocinero que saca solo hasta las 12 de la noche el menú de comida chatarra que ofrece el bar. Esa noche era como todas las anteriores, un grupo de chicos tomando por despecho en la barra, algunas mesas con parejas de enamorados, pero en el fondo en una de las mesas que me tocaba atender estaba él, ese hombre que llamo mucho mi atención, no era el típico cliente del bar, ya tengo acá dos años y me conozco a la mayoría de clientes frecuentes, este hombre nunca lo había visto ni acá ni por el barrio. No podía quitarle la mirada, desde lejos lo analice, alto como de 1.90metros, debajo de su camisa negra se le notan los músculos forrando y tallando la prenda, su cabello n***o azabache con muy buen corte entre corto y largo, sus ojos que parecían que tuviera fuego en la mirada, pero de un n***o profundo, tiene una barba muy bien cuidada en forma de candado y su piel blanca que contrastaba con su vestimenta completamente negra. La primera noche solo me pidió un vodka, y se sentó allá en el fondo solo a observar a los demás clientes, su mirada era profunda, parecía que analizara cada mesa, cada comensal o borracho impertinente. La tercera noche me atreví a intentar hacerle conversación, me intrigaba ese hombre, no era el común cliente del bar, y algo me impulsaba a intentar saber más de él: - Buenas noches, ¿desea comer o que le traigo de beber? – le pregunto como las anteriores noches El me dirige su mirada profunda, yo siento que sus ojos como llamas de fuego en mi piel, nunca antes había sentido ese efecto de ningún hombre al mirarme, siento que me sonrojo: - Por favor solo un vodka – me dice, su voz es profunda pero suave a la vez, todo un escalofrió corre por mi piel cada vez que me habla. - En seguida, ¿pero no desea que le traiga el menú?, nuestro cocinero hace buenas hamburguesas – le digo. - Uhm, de ¿casualidad en el menú tendrán carne?, se me antoja un buen filete – me dice - Claro, si tenemos con papas y vegetales – le digo contenta que pida algo más que el vodka. - Tráeme uno casi crudo solo con papas por favor – me dice y me impresiona que lo pida casi crudo, pero igual tomo su orden. Me dirijo a la cocina algo acalorada, su mirada aun la siento cuando me retiro, es como si me asechara un animal salvaje, todo mi cuerpo tiene la piel erizada, pero algo me tiene igualmente excitada, es que verlo más tiempo de cerca, pude ver más sus rasgos, su rostro tiene un semblante tan varonil, como los villanos guapos de las películas, donde te sonríen de medio lado, pero con un aire de peligro en su mirada, ¡Dios ese hombre me gusta mucho!, puede que sea mucho más mayor que yo, debe estar cerca de sus treinta años y yo apenas cumplí los veinte un años. De niña siempre me humillaban por el color de mi cabello, soy pelirroja de ese rojo color vino tinto no ese que tira a naranja, mi piel es blanca como la leche, y mis ojos son grises, aunque a veces tienden a cambiar de color según mi ánimo, no puedo decir que tengo un cuerpo espectacular, pero estos años en soledad he rebajado bastante, destacando mis senos grandes y mis piernas torneadas que me parece son mi único atractivo, acá en el trabajo he recibido varias propuestas de chicos que quieren salir conmigo, pero la verdad ninguno me ha llamado la atención como este cliente misterioso. - ¿Madison que tienes, primera vez que veo tus mejillas coloradas? – me dice mi amiga y compañera de trabajo Emily - Eh, no, nada, de repente tengo mucho calor, debe ser por la cocina – le digo - ¿Calor?, pero si hace un frio horrible, la calefacción como que se está dañando – me dice - ¿Uhm en serio?, ni lo note – le digo y espero impaciente que el cocinero me dé la orden de mi cliente misterioso. Llevo a su mesa, el filete de carne súper crudo, ¡Dios parece como si aún respira!, la verdad se ve nada apetitoso, siento que el cocinero se pasó, debía haberlo cocinado un poco más, no hacerlo tan literal casi crudo: - Disculpe, acá le traigo su orden, ¿le parece así bien o le pido al cocinero que lo cocine más? – le digo muy apenada porque la verdad yo no me comería eso. - No déjalo, está perfecto así me gusta – me dice viendo el plato y pasando su lengua pos sus labios, pero noto que no solo ve el plato, sino que me ve directo a los ojos. Yo no puedo evitar morderme los labios, y voltearme y casi correr hasta la barra de servicio, cuando lo vuelvo a mirar desde lejos, noto que me sigue mirando, corta su carne y cuando la introduce en la boca me mira directamente como si yo fuera ese trozo de carne, ¡Dios, todo mi cuerpo empieza a temblar, su mirada es tan penetrante, sus ojos negros con esa expresión animal, que hace que me excite a la vez que siento una alerta de peligro que me mata!. Lo veo terminar su cena y me dirijo a retirarle el plato y ver si necesita o quiere tomar algo más. - ¿Disculpe puedo retirar el plato? – le pregunto por qué veo que dejo las papas casi todas. - Si por favor, ¿pero me puedes traer otro vodka? – me dice con un tono fuerte y sensual a la vez. - Si… sii.. voy enseguida – le digo la muy tonta tartamudeando. Me regaño a mí misma en el camino por ser tan torpe, ¿Por qué me pone así este hombre?, he lidiado con muchos hombres en mi vida, aprendí a defenderme y a que no me intimidaran desde pequeña, algo sirvió crecer en una casa con puros hermanos varones, pero este hombre es completamente diferente a todos los que he conocido, ese aire de misterio y peligro que lo envuelve me tiene moviéndome el mundo. Me dirijo hacia la mesa con su vodka y me intriga como se llamará, así que me invento algo para saber: - Disculpe que lo moleste de nuevo, ¿me podría decir su nombre?, es por si desea recibo de cobro – le digo y el muy sensual se sonríe de medio lado, dándome una sonrisa pícara y entonces me veo descubierta. - ¿A ver, dime la verdad?, ¿quieres saber cómo me llamo? ¿ o desde cuando dan recibos en este lugar? – hay, me descubrió, es que fui tan obvia. - Bueno, tranquilo si no quiere dar sus datos no hay problema – le digo altanera y me volteo para irme toda derrotada, cuando siento que me toma del brazo y hace que me voltee hacia él. - Alexandru Vasile, es mi nombre ¿y el tuyo? --- me dice con un tono más sensual que el anterior que ha usado. - Ehh… ¿mi nombre? Madison – le digo casi en susurro porque mis piernas me tiemblan, la piel donde me toco me arde con una sensación de electricidad que recorre todo mi cuerpo, y baja por mi espalda haciendo que mis rodillas quieran ceder a mi peso. - Mañana vengo a la misma hora, resérvame la mesa – me dice sonriendo y me suelta el brazo, no sin antes deslizar sus dedos hasta mi muñeca. Yo asiento con la cabeza y salgo casi corriendo a la barra de servicio, veo como mi amiga Emily me espera con los brazos cruzados, negando con la cabeza y me dice: - ¿Por ese hombre estas así Madison? – me dice - ¿Así cómo? – lo niego - Así, toda colorada, en los años que tengo conociéndote nunca había visto tanto color en tus mejillas, siempre parecías un fantasma, y has hablado dos veces con ese tipo y estas así – me dice riendo y señalando mi cara. - ¿Cuál tipo? Le digo - Ese... ¿Qué, pero para donde se fue? – las dos miramos y en efecto ya no estaba en la mesa, ni nos dimos cuenta cuando salió. Solo me queda esperar volverlo a ver mañana como me dijo …

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