bc

La Llama Prohibida

book_age16+
2
SEGUIR
1K
LEER
love-triangle
familia
heroína genial
drama
tragedia
pelea
medieval
like
intro-logo
Descripción

En el reino de silvantis, un rey elfo se enamora de huna humana que lo rechaza por la diferencia de especies y tambien por el estatus social. pero no solo es por eso sino porque Seraphina Vane esta enamorada del heroe de su pueblo. pero este la desprecia por ser plebeya, el quiere a una mujer de alta alcurnia por que solo quiere dinero y poder.

nos adentraremos en una historia llena de dolor y amor, pero tambien de muchas intrigas y un secreto que Seraphina Vane desconoce sobre su nacimiento.

chap-preview
Vista previa gratis
1. El Frío Eterno del Guardián
El reino de Silvantis no era simplemente una civilización asentada en la tierra, sino la encarnación de una victoria cósmica sobre el concepto de impermanencia. Se erigía como un desafío arquitectónico y filosófico a las leyes universales del tiempo, la entropía y la decadencia biológica. Sus ciudades, levantadas no por la laboriosa mano de obra, sino por la manipulación paciente y milenaria de la magia geológica, estaban cinceladas en mármol lunar y cuarzo, materiales que reflejaban una luz perpetuamente fría, constante y desapasionada. Las estructuras no mostraban el menor signo de desgaste; sus agujas espectrales ascendían desde el dosel de pinos que contaban su edad en milenios, simbolizando el absoluto desprecio élfico por el flujo temporal. En Silvantis, el tiempo no era una fuerza lineal, sino un vasto, inmóvil océano de posibilidad inagotable donde cada momento era potencialmente el mismo que el anterior. El ambiente mismo era un filtrado estéril, purificado de la prisa, la humedad y la corrupción biológica que Aelion consideraba la signatura repugnante de las razas mortales. Olía a ozono, a resina helada y a la ausencia de cambio, una fragancia de pura quietud ontológica. Silvantis era el triunfo total de la forma inmutable sobre la función perecedera, del espíritu trascendente sobre la carne condenable. Aelion Nightera, Guardián Supremo del Consejo de Ancianos y monarca de su r**a por derecho de inmaculada longevidad, era la quintaesencia viviente de este ideal. Sus más de quinientos años de vida no se habían dedicado a la adquisición de conocimiento empírico o a la diplomacia mundana, sino a la destilación absoluta de su ser hasta alcanzar una pureza estoica casi inhumana. Había identificado las emociones primarias —el miedo, el dolor, la necesidad, y el más peligroso de todos, el deseo— como las imperfecciones que condenaban a los mortales al ciclo vicioso de la existencia y la decadencia. Su código moral era inflexible: la perfección residía en la serenidad inalterable, y para alcanzarla, había amputado metódicamente todo rastro de pasión. Su porte de fría autoridad, su elegancia glacial, no eran una máscara social, sino el resultado final de quinientos años de disciplina emocional rigurosa. Había logrado una paz profunda, la paz de quien ha domesticado el alma hasta la inmovilidad, pero era la paz helada de una estatua magistralmente ejecutada, cuya profundidad se había perdido en la propia perfección de su inexpresividad. La inmortalidad, para Aelion, se había convertido en una forma de abstinencia existencial, un ejercicio perpetuo de no-ser para poder ser para siempre. Su mayor miedo no era la muerte, sino el sentimiento, que consideraba la antesala de la pérdida. Prácticamente un era un cuerpo hermoso pero sin alma alguna, un cascaron vacio. El rol de Aelion como Guardián en la frontera septentrional era más que una tarea militar; era una función sacerdotal para preservar la inmaculada pureza élfica de la Mancha de la Mortalidad. Los humanos eran el ejemplo más flagrante y ofensivo de esta corrupción. Aelion no sentía odio personal, sino un desprecio erudito, una repulsión intelectual y sociológica que rozaba la indiferencia cósmica. Los veía como larvas febriles, ruidosas y patéticamente efímeras, atrapadas en un parpadeo insignificante. Su vida, dedicada a la emoción descontrolada, al movimiento frenético y a la reproducción caótica, era la antítesis de la sofisticación y el orden élficos. Eran el error biológico que Silvantis había triunfado en contener y confinar. El contacto con ellos no era solo un riesgo físico; era una amenaza a la higiene ontológica que su r**a mantenía con celo religioso. La sola idea de que la rapidez mortal pudiera infiltrarse en la lentitud élfica era una pesadilla cultural, un presagio de la ruina. Esa tarde, la orden del Consejo de inspeccionar una fisura menor del Abismo cerca de la ciudad humana de Oakhaven lo llenó de un aborrecimiento estético, social y espiritual tan intenso que tuvo que recurrir a técnicas de respiración antiguas para mantener el control. La tarea técnica era trivial (la fisura se cerraría sola), pero implicaba la aproximación al barro, al sudor y al frenesí de la vida humana, una afrenta directa a su código de pureza. Aelion ajustó la cota de malla bajo su capa ceremonial, sintiendo el frío consuelo del metal, un recordatorio tangible de su propósito inmutable y de la dura disciplina que lo separaba del caos. Mientras cabalgaba a lomos de Viento Blanco, cuya marcha era tan silenciosa que parecía levitar sobre el suelo del bosque, el Guardián meditaba sobre la confortable esterilidad de su vida: un honor impecable desprovisto de la quemadura de la ambición, una belleza sin la amenaza de la lujuria. Él creía sinceramente que había trascendido la necesidad y el anhelo. Se había convencido de que su vacío interno era, en realidad, la plenitud de la paz absoluta. Sin embargo, en un rincón inexplorado de su alma élfica, existía un vacío metafísico que ni toda la perfección de Silvantis podía llenar. La longevidad le había asegurado la existencia, pero le había robado la intensidad. Su vida era una ecuación perfectamente equilibrada, pero sin una solución apasionada, sin un momento definitorio que trascendiera la suma de sus años. El Guardián, en su arrogancia, se dirigía hacia el caos con la intención de contenerlo y desecharlo como basura cósmica, convencido de su invulnerabilidad. Iba como el cirujano que se acerca a la herida con un bisturí esterilizado, pero ignoraba que una parte infinitesimal de su ser, un resquicio que la perfección no había logrado erradicar, anhelaba desesperadamente el calor. La frontera, marcada por una línea invisible donde los pinos milenarios se rendían a arbustos más jóvenes y caminos embarrados, fue un shock sensorial brutal. El aire élfico limpio fue reemplazado por una mezcla áspera de humo de leña, estiércol, el olor dulzón de la fermentación, el metal oxidado y la cruda desesperación humana. Aelion sintió un escalofrío que no era de frío, sino de la profunda sensación de la impureza, del desorden violento de la vida en acción. La fisura, una cicatriz menor que emitía un vaho púrpura, era apenas visible, pero el entorno humano a su alrededor gritaba caos. Él se obligó a concentrarse en la tarea técnica, repitiéndose mantras sobre la superioridad de la forma élfica y la patética brevedad de la carne. Pero incluso mientras su mente racional se aferraba a la lógica, sus sentidos, agudizados por la longevidad, registraban algo nuevo y perturbador: la cruda, innegable vitalidad. Una promesa de sentimiento puro que se había prohibido a sí mismo. Aelion desmontó con la gracia de un fantasma, sus botas de cuero fino tocando la tierra embarrada por primera vez en meses. La sensación de la humedad profana se adhirió a él. Se movió hacia la fisura, pero sus ojos seguían desviándose hacia el sur, hacia la columna de humo que indicaba la presencia de Oakhaven. Él, el Guardián de la Pureza, el campeón de la inmortalidad, estaba siendo atraído por el latido desordenado y condenado de la vida mortal.

editor-pick
Dreame - Selecciones del Editor

bc

30 Days to Freedom: Abandoned Luna is Secret Shadow King

read
310.4K
bc

Too Late for Regret

read
287.7K
bc

Just One Kiss, before divorcing me

read
1.7M
bc

Alpha's Regret: the Luna is Secret Heiress!

read
1.2M
bc

The Warrior's Broken Mate

read
137.8K
bc

The Lost Pack

read
399.2K
bc

Revenge, served in a black dress

read
147.5K

Escanee para descargar la aplicación

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook