Hice la cena con lo poco que tenía y esperé a que Ben regresara; pero, se tardó tanto que decidí comer sola. Mi mente iba de un lado a otro mientras analizaba las palabras que había leído en aquel diario. Finalmente, tuve la oportunidad de vislumbrar qué clase de persona era en ese tiempo y pude comprender en qué tipo de situación me encontraba. Escuché la puerta abrirse y minutos después vi a Ben entrar con expresión sombría, me levanté y le serví un poco de comida sin decir nada. Sin preguntas o respuestas, él simplemente se sentó a la mesa y yo hice lo mismo. Era una mesa de madera pequeña, en la que apenas se podían situar dos platos, sus patas ya lucían muy desgastadas y sin embargo, la madera se mantenía fuerte y resistente. Era difícil no detallar el objeto cuando el silencio lucía

