Llevo un vestido n***o que mi abuela alguna vez me había ayudado a elegir en un centro comercial de la ciudad. Me había fascinado porque me hacía lucir demasiado elegante y delgada. Ahora, me hacía lucir acorde con la ocasión o eso pensaba mientras bajaban al féretro dentro de aquel agujero en la tierra. Se suponía que sería la tercera en pasar para echar un manojo de tierra al vacío de aquella tumba, sobre el ataúd en lo profundo del cementerio. Estábamos en el lugar de la familia Damasco, allí se encontraba mi abuelo a unos pasos y muchos otros. Me forme detrás de Joe y mi madre, y cuando fue mi turno tomé la tierra y la lancé allí como se suponía que lo hiciera. Estaba cansada, había visto tantos rostros y había recibido tantos abrazos que ya no quería estar más rodeada de la gente. De
