CAP 1: MILA
–¡Mila, Milaaaaa!!!– El Grito de mi jefa apenas cruzo la puerta de nuestra oficina me hace brincar del susto en ese mismo lugar.
–Buenos días, yo también te extrañé – le respondo frunciendo el ceño por la extrañeza de su saludo –¿se puede saber el motivo de la euforia matutina?
–Te tengo una noticia, así que lo mejor que puedes hacer es sentarte y agarrarte bien de la silla.
Esta mañana he llegado a trabajar como todos los días, mi jefa Xenia, una mujer alta y de tez blanca como la leche, algo raro en una ciudad costera, no mucho mayor que yo, solo un par de años, me confunde con esa expresión de su cara ya que no encuentro la razón para esta eufórica bienvenida.
–Mejor me lo dices luego del café, sabes que no conecto las dendritas antes de eso
Una sonora carcajada sale de su boca que enrojece su blanca cara y me hace saber que la noticia va a ser muy buena, por lo menos para ella. Enciendo la cafetera que luego de unos minutos tiene preparado mi elixir matutino y me siento en mi escritorio tal cuál como ella me lo ha pedido.
–Mila, ¿recuerdas la vez que tuve el encuentro con los del ayuntamiento por el contacto que nos llegó a oficina?
–Si, lo recuerdo bien– le respondo –recuerda que yo llevo hasta tu agenda aunque no me pagues por ello– le digo levantando una ceja y dándole un sorbo a mi café, del que me encanta saborear y oler en la mañana.
–Bueno, bueno ya, después hablamos de un aumento si quieres porque este contrato ¡es enorme!
–Me tienes en ascuas Xenia, ¿podrías por favor decirme de una vez de qué trata?
–Por eso pedí que te sentaras… ¿no sé si se te hace conocido el Ballet Davat… de Moscú?
Mis ojos casi se salen de sus órbitas cuando la escuché y me ahogo con el sorbo de café que bebí… Es que he seguido la trayectoria de este ballet desde que tengo conocimiento y jamás había podido verlos en sus presentaciones en vivo ya que nunca se fijaban en ciudades tan pequeñas para sus despliegues artísticos y mis ganancias tampoco me permitían darme el lujo de desplazarme a otros lugares y presenciar ese espectáculo que, según todas las críticas respetables, describían como una magia de colores y movimientos tan impresionantes que transportaban a sus espectadores a otras dimensiones. Y quizás no exageraban, yo lograba sentirme en otro mundo cuando mi cuerpo se movía al ritmo de la música y deseaba poder vivir esa experiencia nuevamente así sea viendo los cuerpos de otros.
–No me digas que ese contrato enorme del que me hablas es guiar al Ballet Davat…– le comento entre extrañada, emocionada y todos los adjetivos terminados en ada.
–¡¡Siiiiii!!! ¡Son más de 30 personas y será por más de un mes! Lo mejor no es eso Mila, es que no sólo será aquí, ¡sino en todo el país y el contrato es nuestro!
Sus gritos de felicidad creo que traspasaron varias cuadras… Somos una de las agencias turísticas más reconocidas de esta ciudad por todo el trabajo y profesionalismo pero este contrato, es algo astronómico…
¿Una agencia tan pequeña para un trabajo tan grande? Debe ser una enorme jugada del destino a mi favor.
Otra cosa que me causaba enorme curiosidad es como una compañía tan prestigiosa decidiera hacer un show en una ciudad tan pequeña, si sus escenarios normales eran Nueva York, Londres… pero ¿aquí?
–No tengo muchos detalles pero David, mi amigo del gobierno, me dijo que era por temas de cultura y no sé que más– Me dice Xenia –Por esa razón la gira no será aquí unicamente, sino que va a llegar a otras ciudades pequeñas del país.
–A veces creo que nos miran como ciudadanos de segunda categoría– Respondo.
–Y yo que pensé que estarías brincando en una pata…– Xenia rueda los ojos y niega con la cabeza por mi respuesta. –Entonces tendremos que buscar quién se encargue de ellos entre el personal…
Para ser sincera esa noticia me ha dejado con el corazón acelerado, hace rato no me emocionaba tanto tomar un trabajo de guía y más porque hace años mi trabajo junto con Xenia era gerenciar este lugar, eso sí, no me importa si debo trabajar el doble nadie me va a quitar la posibilidad de vivir esta experiencia en primera fila.
–¿Estás segura? sabes cuál es el idioma que hablan ¿Cierto?– le digo con la intención de manipularla.
–Pues Ruso, obviamente, entre nosotros nadie habla ese idioma a parte de…
–A parte de mí…– respondo altivamente.
–Pero ser guía no es tu trabajo Mila, estás sobrecalificada para ello…
–¿Y acaso no nos tocó empezar así? ¿No trabajamos tu y yo como en eso cuando comenzamos? ¿Nos importó estar sobrecalificadas? No. Lo hicimos y ahora nos ganamos un gran contrato, no voy a dejar que todos esos años de trabajo se vayan por la borda por no tener quién hable su idioma.
–Sabes que tendrás que quedarte con ellos en el hotel designado.– lo dice tratando de negarse.
–Lo sé, no veo el problema, tengo 35 años, no tengo niños, no tengo pareja y mi mamá y mi papá no necesitan niñeros.– le digo segura con mi mejor sonrisa y mis ojos de gato consentido.
Xenia lo piensa, resopla resginada y sé que he logrado mi cometido. Siempre me he destacado por ser una persona dedicada, a lo que le pongo empeño lo logro y lo cumplo. Además porque sé que se niega ya que durante ese tiempo le tocará hacer lo que yo hago y es algo que no le gusta.
No sabía por qué estaba más emocionada, si era por conocer a ese espectacular cuerpo de baile o por presenciar por primera vez, y esperaba que en primera fila, esos espectáculos que solo podía ver a través de vídeos o leer en los relatos de la crítica.
…………..
Mi mañana pasa como habitualmente lo es entre papeles, propuestas, etc. Sin embargo, mi mente sigue concentrada en el hecho de que en pocas semanas podré ver a uno de mis ballets favoritos. Empiezo a buscar en mi computadora sobre las noticias de quienes vendrán y esas cosas, pero no mencionan el nombre del director para la gira. Quería tener una imagen de él o ella y así buscar un rostro en específico cuando nos toque recogerlos en el aeropuerto. Será un problema pero... ¿Qué tan difícil es hallar a un grupo enorme?
Para ponerlos más en contexto, hace muchos años mis sueños se encaminaban con llegar a esta edad como una mujer exitosa dedicándome a la danza, porque es algo que fluye por mí de manera natural: no puedo evitar reaccionar al sonido de la música, mi cuerpo automáticamente busca el compás y se mueve al ritmo que le marcan.
Cuando era joven y llena de sueños con dedicación y sacrificio, en contra de los pensamientos de mis padres sobre que la profesión que había elegido no me daría de comer, obtuve mi título de maestro en artes escénicas con especialización en Ballet Clásico. Recuerdo ese día: las luces, los aplausos, el teatro que nos daba la bienvenida… sin embargo las cosas en la vida real no son tan sencillas y cuando estás en la edad que tengo y miras hacia atrás y ves que eso que desde niña te ha sido grabado y que se supone debí conseguir antes de los 30 años, hace que no pueda evitar sentir como si hubiese desperdiciado mi tiempo… Parece que razón tenían mis padres cuando me lo decían y tarde regresé a la universidad para obtener un título en economía y un master en gerencia turística luego de abandonarlo todo.
Al enterarme que estaré con ellos y podré ver todo con lujo de detalles hace que mi corazón vuelva a palpitar con esa misma emoción de antes pero sin olvidar que sólo estaré viéndolos desde abajo y no sobre las tablas como realmente me gustaría.
La única persona en mi agencia que contaba con los conocimientos básicos del idioma que hablaba el cuerpo de baile era yo, en mis estudios era necesario conocer el idioma ruso, el italiano y el francés, ya que de esas fuentes proviene la mayoría de las instrucción del estilo clásico, el que era mi especialidad, para lo que tomé mucho tiempo en aprender a hablar y dominar estos idiomas y así poder leer en mis ratos libres sobre la historia y sus técnicas, soy todo un ratón de biblioteca, sí.
La primera vez que asistí al teatro de mi ciudad para presenciar un show de danzas era una niña pequeña cuando mis padres, a quienes todo lo cultural y llamativo les gustaba, me llevaron a ver lo que en ese momento se convirtió en el amor de mi vida: no podía apartar la mirada de esos cuerpos que expresaban cada sensación y sentimientos posibles a través del movimiento. Recuerdo ver como una mujer salía de un marco de cuadro antiguo y pasaba de ser una pintura estática a un ente en movimiento de manera tan perfecta que pude transportarme hacia su historia de amor y desamor sin que dijeran una sola palabra; fue la experiencia que encendió mi corazón y puso una meta en mi mente por primera vez.
Justo como ahora.