Capítulo 1

2199 Palabras
En la actualidad – ¡Anna, está feliz hoy  traen a nuestra  nena! –Dice Maite su compañera de celda, llena de emoción. –Siii, ya quiero que llegue la hora de visita, tengo unas ganas de besar y  apapachar a mi chiquita. –Responde Anna ilusionada. –Ya queda poco amiga, dentro de poco podrás abrazar a tu terremoto. Dentro de todo lo que está viviendo Anna, hoy es un día que se siente plena, hoy su hermana le trae a Daniela, es su hija, es lo único que le quedó de Daniel, lleva más de  tres  años encerrada, fue sentenciada a cuatro años de cárcel, está cumpliendo condena en la cárcel de mujeres de Bedford Hills del estado de Nueva York. No pudo demostrar su inocencia, todas las pruebas la culpaban; las llaves en su bolso, los documentos confidenciales  que Alexa  la mandó buscar al archivo y que fueron a caer en manos que no debían, el dinero por la venta de documentos  apareció en su cuenta bancaria. Alexa y quien sea que la haya ayudado  hicieron muy bien su trabajo. Todo esto le ha hecho ver a Anna lo fuerte que ha sido.  Cuando entró  a la cárcel se dio cuenta de que estaba embarazada por el examen  que le hacen a las mujeres cuando van a entrar a prisión, enterarse de su embarazo fue una impresión tan fuerte como lo que estaba empezando a vivir. Lleva más de tres años encerrada en unos  míseros  metros cuadrados, exactamente cuarenta meses, mil doscientos quince días, veintinueve mil ciento sesenta horas, un millón setecientos cuarenta y nueve mil seiscientos minutos. Aquí vivió todo el embarazo de su hija, aquí la tuvo con ella hasta que Daniela cumplió su primer año. Hace un año y medio  que su hermana se la llevó, Daniela ahora va a la guardería para que Susam pueda trabajar. Han sido los tres años más catastrófico para la vida de Anna. Afortunadamente su hermana cuando se enteró de todo no la dejó sola y la ha apoyado en todo, tanto que no puso ningún obstáculo  en el cuidado  de Daniela. –Si Maite, no te imaginas la falta que me hace Daniela. –Siempre te he dicho que me encanta ese nombre. –Dice Maite haciendo referencia al nombre de su hija. –Cuando vi su carita, entendí que no había otro Maite, mi hija es una copia de su padre y a pesar de todo merece llevar su nombre. – ¿Aun le guarda rencor? –Pregunta Maite. ­–No lo sé, el tiempo me ha enseñado a ver más allá que estos cutres barrotes y colores de esta celda, me han enseñado que también debemos ver las  cosas desde otras perspectivas, sé que Daniel fue tan víctima como yo, pero nunca le voy a perdonar que no me haya creído, aunque las pruebas apuntaban todas  hacia mí. –Amiga es que según lo que me has contado, fue un plan hecho a la perfección, ni siquiera el jurado que te condenó  pudo ver algún error. –Sí, así fue, fue un plan creado con mucha sangre fría, sé que Andrew, mi abogado hizo muy bien su trabajo, porque aun con todas las pruebas que tenían en mi contra me libró de más de diez años, que era la pena que me querían imponer. La única explicación que tengo, es que se enteraron de la relación y buscaron la peor manera de joderme la vida. Anna ya no es ni la sombra de la chica con mirada dulce y sueños, la cárcel la ha hecho más fuerte, su mirada es dura, su rostro sigue siendo el mismo, un poco más maduro, pero con la sombra de tres años de prisión. Hasta los veintitrés años había sido feliz a su  manera,  era feliz con lo que tenía, nunca se pudo imaginar que todo eso podía cambiar radicalmente, que tenía que vivir en una cárcel acusada de algo que no cometió, que las personas que en realidad lo hicieron andan libremente. –Gracias a Dios el tiempo no se detiene Anna, te queda un año  para salir de aquí  y se pasa rápido, a mí todavía me quedan dos, pero no me desanimo esto se pasa volando. –Lo sé amiga pronto seremos libres. –Suspira Anna recordando el primer día que llegó a la celda y estaba Maite. – ¿Y tú? ¿A quién mataste?–Fue el saludo que le dio esa mujer de mirada dura. –Yo no he hecho nada, soy inocente. –Respondió Anna arrellanándose en el  piso de la celda con la cara en las rodillas. –Eso decimos todas querida, yo también lo soy, y nunca intenté cortarle el pene a mi marido. –Maite fue sentenciada a seis años de cárcel por intento de homicidio, según ella encontró a su marido con su mejor amiga, fue a la cocina agarró un cuchillo e  intentó cortarle  el pene, pero no pudo. – ¿Eso hiciste? –Pregunta Anna asustada. –Sí, pero mala suerte, el cuchillo no cortaba tanto como yo creía. –En ese momento y  muy a pesar de la situación vivida Anna rio, ambas rieron y a partir de ahí se han protegido, han intentado mantenerse a salvo, son dos mujeres a las que la vida colocó en situaciones diferentes para que se encontraran en una celda de pocos metros cuadrados, pero dos mujeres que se han hecho amigas, que se cuidan y se protegen. – ¿Jamás ha sabido nada del padre de Daniela? –Pregunta Maite trayéndola a la realidad y sentándose en la cama al lado de Anna. –No, tampoco sé si quiero saber algo, Daniel es un capítulo cerrado, y aunque Daniela me lo recuerde por el resto de mi vida, sé que solo será eso, su padre, es un hecho que nunca podré cambiar. –Pienso que son puentes que debes cruzar cuando llegue a ellos, ¿Comemos? Nos están llamando. –De acuerdo ¡Vamos! Anna y Maite están en el comedor de la cárcel, se entretienen comiendo y hablando con las demás presidiarias, la tele está encendida y de repente Anna levanta la cabeza y se queda estupefacta. “Este sábado se ha comprometido uno de los solteros de oro de la socialité de Manhattan, el empresario Daniel Campbell unirá su vida  a quien ha sido su pareja por más de dos años; la señorita Alexa Madison” Anna se queda mirando la pantalla, después de  más tres años es la primera vez que le ve la cara a Daniel, ya no es ese chico de quien ella se enamoró locamente, no es su Daniel de mirada dulce y limpia, ahora es un hombre duro, igual que ella, un hombre con una mirada perdida ¿Y Alexa? Alexa sigue teniendo esa cara de no romper un plato en su puta vida. – ¿A dónde crees que vas Asensio? De aquí no sale nadie hasta que terminen todas de comer. –Pregunta una de  las policías que está vigilando el comedor. –No me siento bien, me gustaría regresar a mi celda. –Ya he dicho que hasta que no terminen todas de aquí no sale nadie, así es que vuelva a su sitio. –A Anna no le queda más remedio que volver a su silla, está como ida, no puede articular palabras, tiene un montón de sentimientos encontrados, pero el que más le puede es la rabia, el  odio, quiere tener a Daniel frente a frente para decirle a la cara todo lo que no  le pudo decir hace tres años. Quiere decirle lo cobarde que es, quiere decirle lo ciego que ha sido, que  todos  querían eso, separarlos, para que él se casara con Alexa, es un imbécil que no creyó en ella, pero ella siempre tendrá lo mejor de los dos, porque Daniela es lo mejor que la vida le ha podido dar a pesar de las circunstancias en que la tuvo. –Anna vámonos. –Maite tira de ella y la lleva hasta su celda, Anna está como zombi, se deja hacer, deja que la  lleve, porque ella no tiene fuerza de nada, y tiene que concentrarse y olvidar esto, porque su hija viene en una hora y ella tendrá que ser la madre más feliz de este mundo. –Muy bien, ya estamos sola, empieza. –Pide Maite con los brazos en su cintura. – ¿Qué empiece a qué?–Pregunta Anna mirando a Maite con sorpresa. –Pues no sé, a llorar, a romper cosas, a contarme cómo te sientes, ¿Yo que sé? lo que sea con tal de que saque toda la mierda que llevas dentro antes que venga tu hija. –Se casa Maite y no creas que me duele que se case, más me duele con quien lo hace, se casa con la mujer que más daño me ha hecho en este mundo, con la culpable de que mi hija haya nacido en una cárcel, que haya vivido su primer año de vida en una cárcel y eso no podré perdonarlo jamás. –Yo también lo he visto, he visto cómo te has puesto cuando viste la tele, imaginé que ese bombón es el tal Daniel, además que no te equivocas amiga tu hija es su retrato. –Lo es, y esa mujer y su madre son las personas que más daño me han hecho, a parte de él que también me lo hizo al no creer en mí, aunque las pruebas me condenaban él tenía que haber creído en mí  Maite, pero no lo hizo y yo hoy tengo ganas de matar a alguien. –Anna, después que intenté cortar el pene de mi marido, me he arrepentido muchas veces, no por querer cortárselo, no, de eso no me voy a arrepentir nunca, pero sí de estos años en  prisión, él no se merece que yo pague un solo día aquí,  eso lo aprendí después, pero también he aprendido que hay muchas formas de venganza y que para conseguirla no es necesario matar a nadie. –Ni cortar ningún pene. –Completa Anna la frase con burla. –Ni cortar ningún pene. –Asiente Maite –. Tienes veintiséis años Anna, una hija preciosa, te queda poco para salir de aquí. Lucha por lo que te corresponde, lucha por tu hija, lucha por tu espacio, lucha por lo que le corresponde a tu hija y no hablo de dinero, hablo de unos padres que prácticamente no ha tenido. ¿Crees que  tu hija no es motivo suficiente para luchar? –Mi hija es mi fuerza, por ella no seré nunca más esa tonta que creía en todos y que se dejó engañar como una imbécil, y cuando salga de este agujero por mi hija limpiaré mi nombre, el mundo entero se enterará quienes han sido los culpables de que yo esté aquí. –Exacto, y eso lo puedes hacer sin matar a nadie, eres una tía súper inteligente tienes que usar tus cartas a conveniencia y siempre me has dicho que Daniel y tú estaban súper enamorados. –Tú lo has dicho estuvimos, yo ahora no siento nada, ni siquiera odio y si se va a casar, te aseguro que ya ni se acuerda de mi nombre. –Quizás, es todo lo contrario, los hombres no son como nosotras, los hombres se protegen con una coraza, se hacen fuerte, cuando no le queda otra opción. –Responde Maite. –Si no me equivoco, creo que Daniel solo se casaría por amor, es un hombre intenso, los mejores meses de mi vida lo viví a su lado, cuando la puerta se cerraba solo éramos él y yo; dos personas enamoradas donde no dejábamos entrar a nadie más, porque allí no había espacio para nadie, pero todo eso se acabó una mañana en un abrir y cerrar de ojos. –Anna, ahora solo te queda limpiar esas lágrimas que ya  has llorado suficiente, ponerte guapa para que tu hija vea la madre que tiene, y un día cuando salga de aquí, será capaz de estar en paz con lo que eres, porque hasta que no logre estarlo nunca será feliz con lo que tienes. – ¿Hoy no viene nadie a visitarte? –Pregunta Anna, cambiando la conversación. –Sí, viene mi abogado. –Contesta con una sonrisa. –Tu abogado, creo que no tiene miedo de que intente cortársela. –Infiere Anna. –No, no lo tiene, porque nunca me engañará y si lo hace sabe lo que le espera. –Maite ha empezado una relación con su abogado, es un hombre bueno y ella merece otra oportunidad. Mientras que Anna seguirá contando los meses, los días, las horas y los minutos que le quedan para salir de esta pesadilla y empezar una vida nueva con su hija, porque eso es lo único que tiene, Daniel ha elegido desde hace muchos años, eligió estar con quien quiere estar y no con Anna  y eso es más que suficiente para saber que no se puede tener un buen corazón, porque nadie se fija en eso.                    
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