— ¡Ben por favor! —suplicó Elizabeth.
—No.
—Hermano, no me abandones en esto —lo regaño Andy.
—No
—Bomboncito, ¡di que sí! —pidió Daniel.
—No
—Ben, no lo entiendes...—dijo Lizzy.
—No, no lo hago.
— ¿Pero por qué no Ben? —preguntó Andy.
Diane y Steve escuchaban todo sin opinar nada, no era bueno meterse en una conversación de esas y más cuando se trataba de persuadir a Ben.
—Porque no, y a todo esto, ¿para qué quieren ir a un club? —respondió el aludido.
—Es algo difícil de entender —expresó Daniel.
—Lo entendería si me lo dijeran.
—Es que es muy complicado —argumentó Lizzy.
—Explícame.
—No sabemos por dónde empezar —dijo Andy.
— ¿Por el inicio tal vez? —respondió el ojiazul con sarcasmo.
—En realidad no es tan complicado, es un asunto de percepción —apoyó Daniel.
— ¿Quieres decir que no soy perceptivo? —acusó el ojiazul.
—Bueno a veces, pero ese no es el punto, la cosa es que en serio debemos ir—argumentó Lizzy.
—Y es aquí donde les vuelvo a hacer la pregunta: ¿Por qué quieren ir? —repitió Ben.
—Está bien hermano, queremos ir a divertirnos, solo eso —respondió Andy exponiéndole sus verdaderas intenciones para esa noche.
—Si solo era esa la razón me lo hubieran dicho desde el principio, habría dado un respuesta más rápida —contestó.
—Entonces, ¿cuál es tu respuesta? —cuestionó Elizabeth.
—No van a ir, y no les conviene presionarme porque no va a funcionar, ni siquiera contigo Daniel —resolvió el mayor de los Peterson refiriéndose a su novio quien estaba a punto de protestar.
Giró en redondo para dirigirse al segundo nivel del que era su anterior hogar, le prometió a su hermanito ayudarlo en las tareas y esa era otra de las razones por las cuales no había accedido a las peticiones de Lizzy o Andy, no quería decepcionar a Charles, porque si accedía a darles permiso de ir a la discoteca él tendría que ir con ellos y esa idea no le agradaba en absoluto.
Tocó la puerta que daba a la habitación del pequeño.
— ¿Charles? , ¿Puedo pasar? —al instante la puerta cedió mostrándole a su hermanito acomodándose las gafas.
Trató de entrar pero el pequeño cuerpo se lo impidió.
—Charles déjame entrar —pidió.
—No, me prometiste que estudiarías conmigo, pero ya estoy grande y comprendo que los chicos quieran salir, no te negaré que los acompañes, tú sentido de la responsabilidad no te dejará tranquilo si no vas con ellos y por mí no te preocupes le pediré a Luke o Jocelyn que me ayuden con las tareas- al ojiazul le impresionó la comprensión en las palabras de su hermano, no hizo más que mover la cabeza de arriba a abajo, bajó las escaleras y fue directo a la sala en donde aún se encontraban los demás.
Respiró profundamente, no era fácil ceder ante las exigencias de sus adorados hermanos y más cuando Daniel los apoyaba.
—Está bien, pueden ir, pero con una condición.
—La que quieras —respondió Elizabeth soltando un pequeño chillido.
—Yo iré con ustedes —terminó de decir.
—Fantástico Ben, ya es hora de que empieces a vivir —dijo Andy.
— ¡Prepárense todos, hoy nos vamos al Paradise y mi amargado hermano mayor vendrá con nosotros!- gritó Elizabeth emocionada.
La noche había caído sobre la ciudad de Nueva York, las luces de los edificios iluminaban cada espacio y un auto con seis personas adentro se encaminaba hacia la discoteca más popular del momento: "Paradise".
Después de todo no parecía tan malo según Ben.
Suponiendo que Lizzy lo obligó a vestirse de manera provocativa según ella para gustarle más a Daniel sin embargo se rehusó tal y como la hacía siempre; al final se salió con la suya.
No la culpaba, de hecho Lizzy se enojó con él porque no accedió a sus peticiones y se rindió sabiendo que no conseguiría convencerlo.
Todos iban alegres y cantando en el auto, bueno todos cantaban mientras Ben solo los observaba con una sonrisa instalada en su rostro.
Las canciones pasaban pero de repente comenzaron a escucharse tonadas que les advertían el inicio de una canción de moda que les encantaba y no pudieron evitar cantarla.
La canción retumbaba en el interior del auto y los chicos la cantaban a todo pulmón integrándole una coreografía improvisada que ejecutaban en los asientos.
Lastimosamente para ellos no terminaron de cantar debido a que ya habían llegado a su destino.
La grandiosa discoteca se alzaba llena de colores fosforescentes y destellando múltiples luces, parecía el inicio de un carnaval.
Se dirigieron a una mesa de forma redonda y perfecta para ellos pues eran muchos, se sentaron y todos ordenaron diferentes bebidas.
Diane pidió una cerveza, Elizabeth un vodka, Steve al igual que la zanahoria una cerveza, Andy en cambio pidió un cóctel y Daniel un whisky, Ben fue el único que no pidió nada ya que no bebía y sabía que tenía que conducir entonces prefirió no beber nada.
La música inundaba todo el lugar y montones de personas se movían al ritmo de la misma.
—Chicos, vamos a bailar —pidió Elizabeth.
— ¡Si! —gritaron todos excepto claro el azabache.
Todos se levantaron y se dirigieron a la pista, muchas chicas volteaba a ver al rubio de ojos dorados devorándolo en el acto, pero Andy no tenía ojos más que para Diane.
Lo mismo sucedía con su hermana quien no pasaba desapercibida entre la comunidad masculina heterosexual pero al igual que Andy con Diane ella solo estaba interesada por Steve.
—Bomboncito vamos a bailar —suplicó el de ojos gatunos.
La realidad era que al pequeño ángel no le gustaba llamar la atención y bailar era una forma de hacerlo y para ser francos no estaba listo para hacerlo, tal vez sonaba infantil pero eso sentía.
—No Daniel, acepté venir aquí sólo por mis hermanos pero no me pidas que baile, en esa materia soy un desastre, no quiero avergonzarte.
Daniel lo vio entre divertido y decepcionado, era criminal que siendo él un empresario guapo e increíblemente apuesto no usará esos atributos para hacer gala de ellos ante la gran multitud de gente que se encontraba allí.
Pasaron unos largos quince minutos en los que Daniel pedía y suplicaba mientras que Ben se concentraba en negar.
Fue en ese momento en que su precioso ojiazul se levantó para ir a la barra pues tenía sed y quien no si esa discoteca parecía un maldito horno.
Observó a su novio llegar a la barra y esperar su turno ya que había varias personas ordenando bebidas al igual que él.
— ¡Daniel! Tanto tiempo sin verte —la voz chillona de la chica que aparentemente sabía su nombre lo hizo desviar la mirada, mirada que se llenó de sorpresa al darse cuenta de que era una amiga que había conocido en uno de sus tanto viajes por el mundo cuando era joven.
— ¡Cassie, querida! —saludó en respuesta.
Ella era Cassandra una chica linda, de cabello corto y rojo.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó interesada.
—Vine con unos amigos y mi novio a divertirnos un rato.
— ¿Tienes novio? Me alegro por ti, ya era hora de que te enamoraras en serio, después de Cecily caíste en depresión y creí que aún no la superabas, pero ya veo que si —exclamó.
—Sí, yo también lo pensé pero ahora encontré a esa persona especial en mi vida —dijo con una sonrisa boba.
— ¿Quieres bailar? —preguntó Cassie.
—Por supuesto —se levantó y avanzó junto a su amiga hacia la pista de baile.
Comenzaron a moverse juntos pero no muy pegados, sabía que si Benjamin lo veía se iba a enojar por estar tan cerca de alguien más, sin embargo se dejó llevar por la música.
*****
Benjamin se dirigió a la barra, esperó un poco porque el barman estaba algo ocupado.
Volteó a ver a su novio y lo vio hablando con una chica, parecían conocerse y Ben supuso que sería una amiga de Daniel.
Por fin su turno para pedir algo llegó.
— ¿Buenas noches, podría darme un vaso de agua? —pidió educadamente.
El hombre giró para verlo, arqueó una ceja y sonrió de forma burlona.
— ¿Agua? —cuestionó.
—Sí, agua
—No sé si se ha dado cuenta muchachito, pero esto es una discoteca, nadie viene aquí a "beber agua"
—Disculpe, pero no era mi intención venir aquí hoy, mis hermanos me obligaron- se defendió.
—En ese caso... —el chico tomó un vaso de cristal y lo lleno de agua.
—Aquí tienes —le extendió el vaso.
—Gracias —respondió.
—Dime, ¿vienes sólo?
—Amm, no, vengo con mis hermanos como ya dije y con mi novio... —iba a seguirle explicando al barman, cuando éste lo interrumpió.
— ¿Ese es tú novio? —apuntó con su dedo hacia la pista, el azabache volteó y con algo de decepción observó a su novio bailando con la misma chica que había visto antes.
—Si —respondió bajito.
—Pues parece estar más que bien sin ti- acusó el chico, quien era un poco más alto que Ben, más grande obviamente e incluso guapo.
—Parece ser que si —dijo con la cabeza gacha.
Un sin fin de pensamientos abrumaron su mente, era tan poca cosa que Daniel prefería bailar con alguien más que no fueran él, sus inseguridades lo atormentaban, se sentía indefenso y herido, aunque también sabía que era su culpa debido a su constante renuencia al baile.
— ¿Qué tal si me esperas y hablamos un rato? —Dijo el chico viendo a Ben distraído.
—No quiero importunar.
—No lo harás, mi turno ya va a terminar.
El menor asintió, se sentó ella la barra y al cabo de unos minutos el chico aquel lo invitó a una mesa para platicar con más calma.
— ¿Cómo te llamas? —preguntó.
—Ben, Ben Peterson, ¿y tú?
—Joe Michaels.
—Mucho gusto Joe, y dime, ¿cuántos años tienes?
—Yo tengo veinte años, ¿y tú?
—Dieciocho, casi diecinueve.
Se conocieron un poco más, hablaron de varias cosas, cosas que tenían en común.
— ¿Quieres bailar? —esa pregunta hizo sentir a Ben incómodo.
—No soy bueno bailando —sin dudas si con Daniel no quería bailar con Joe tampoco, pero si se quedaba ahí se vería como un perdedor y en ese momento quería vengarse.
—No importa —esas dos palabras le dieron el empujón que necesitaba, bailaría con Joe y al igual que Daniel hizo con él no le avisaría.
—E-está bien —ambos se levantaron y comenzaron a bailar.
—Fue lindo verte Daniel, hasta pronto —Cassie se despidió de Daniel con un sonoro beso en la mejilla, al momento un par de brazos lo arrastraron a una esquina.
—Eres un idiota Daniel —lo reprendió Lizzy, el moreno estaba confundido, tenía planeado ir con Ben para pedirle una disculpa.
Había sido un asqueroso egoísta al irse a bailar con alguien que no era su novio, se sentía culpable al no haberle avisado siquiera, no se tomó la molestia de ir hacia Ben y decirle que bailaría con alguien más.
— ¿A qué te refieres? Justo ahora iba a pedirle disculpas por haberme ido sin avisarle —se defendió el moreno.
—Escúchame bien Daniel, Ben es muy sensible, se sobrepasa al protegernos y ahora me toca a mí protegerlo a él, es celoso pero no lo demuestra mucho, y si, fue una tremenda estupidez que lo hayas dejado plantado mientras él no estaba, pero no te preocupes está en buenas manos —puntualizó el rubio.
— ¿De qué estás hablando? —preguntó el mayor confundido.
—A que tú error provocó que mi hermano se animará a hablar con alguien que no eres tú- la vista de Lizzy pasó de él concentrándose en un punto en la pista de baile.
Daniel no lo dudó y volteó para ver a su novio, a su bomboncito bailando y riendo con un hombre.
Un sentimiento no muy agradable comenzó a crecer en su estómago, furia, ira... ¿celos?, tenía celos.
Su ceño se frunció, sus manos se empuñaron hasta dejar los nudillos blancos por el exceso de fuerza empleada en el gesto e incluso apretó la mandíbula.
— ¿Porqué con él si baila y conmigo no? —preguntó enojado.
—Porque a Ben no le gusta que lo presionen, y estoy segura que te dijo que no sabía bailar —respondió su cuñada.
—Sí, eso dijo —respondió el mayor.
—Ben sabe bailar brillitos, aunque es cierto que no lo hace bien, desde pequeños y cuando eran vacaciones Emily y George nos inscribieron en cursos de ballet pero Ben no le ponía empeño, así que solo Elizabeth y yo conseguimos destacar en esa área y nuestro hermano no, lo que pasa es que Benjamin no demuestra las habilidades en la que es según él pésimo a menos que encuentre una excusa para hacerlo, estoy seguro que quería vengarse de ti y que mejor manera de hacerlo que bailar con otro chico- confesó Andy.
Esa respuesta dejo atónito a Daniel, su ángel bailaba con otro sólo para desquitarse y eso sí que no lo permitiría,
Avanzó a grandes zancadas para pararse a la par de su novio y su acompañante.
— ¿Veo que la pasas muy bien, cierto?
Ben dejó de bailar dándose vuelta para encontrarse con el rostro enfadado de su novio.
*****
Ben se balanceaba no muy cerca de Joe porque si Daniel lo veía no quería que lo malinterpretara.
— ¿Veo que la pasas muy bien, cierto? —la voz de Daniel hizo que se le pusieran los pelos de punta.
Se volteó y el rostro del ojiverde era ira total.
—Daniel, hola —saludó tratando de evitar que se enojara aún más.
— ¿Él es tu novio? —Ahora era Joe quien preguntaba.
—Si Joe, él es Daniel mi novio, Daniel él es Joe un nuevo amigo.
Joe y Daniel se vieron retándose con la mirada.
—Así que tú abandonaste a tu novio para ir a bailar con otra —escupió Joe con veneno.
—Eso no te incumbe —respondió mordaz.
—Chicos no peleen —suplicó Ben.
—Eso debiste pensarlo antes de bailar con él —dijo Daniel.
Era oficial la Tercera Guerra Mundial se había desatado y Ben debía pensar en algo rápidamente para que nadie saliera lastimado.