20.

1165 Palabras
— ¿Seguro que no quieres que te recoja bomboncito? —No Dan, según Henri hoy saldré temprano, no hay necesidad de que vayas por mí si yo puedo venir a casa sólo. —Está bien, pero si te tardas yo iré por ti, ¿quedó claro? —apuntó el mayor con cierto aire preocupado. —Sí, pero apúrate Daniel, llegarás tarde al trabajo. El azabache se acercó a su novio y le dejó un casto beso en los labios, su turno iniciaba muy de mañana por lo que fue el primero en despertarse, para su sorpresa Daniel aún dormía, se levantó, entró al baño y se preparó para ir al trabajo, cuando salió sostuvo la pequeña conversación con el ojiverde para después encaminarse a la salida con un Daniel observándolo desde la cama y enredado en las sábanas.   ***** Un poco de n***o allí… Un poco de azul por allá… Delinear... Trazar... Difuminar... Pintar... Sombrear… Daniel se hallaba como siempre en el interior de su oficina, con un block de dibujo en su regazo, varios lápices de colores, una taza llena de café y la mirada concentrada en aquello que fluyó de su mente para ser plasmada en papel. Sus trazos eran precisos, porque vamos, él dibujaba hermosamente y todo lo hacía perfecto, las yemas de sus dedos denotaban rastros de polvo azul y celeste, incluso tenía purpurina en un pequeño frasco el cual utilizaba delicadamente con la punta de un bolígrafo, aplicando detalles y dándole realce a la obra que creaba. — ¿Daniel? —Derek su amigo gruñón entró a su oficina dispuesto a entablar una seria conversación con Daniel en relación a sus ideas para la colección que debería ser lanzada en invierno, era cierto que dentro de unas semanas se haría un desfile por motivo de la colección primaveral, sin embargo las demás temporadas estaban a la vuelta de la esquina y no se podían dar el lujo de descansar. Su intención era exigirle a Daniel que comenzará a proponer diseños y todo eso, pero al entrar ahí y verlo tan concentrado en dibujar lo hizo reconsiderar sus razones, con sigilo se aproximó al presidente y fundador de "Warlock´s Fashion Interprises". —Daniel, ¿qué mierda haces? —preguntó el castaño inocentemente provocando que su moreno amigo casi cayera de su asiento llevándose en el acto una mano al pecho y ahogando un grito con la otra haciendo que su diseño saltara al vacío. —Derek idiota, ¡casi me matas del susto! —demandó el otro aún conmocionado. El castaño no hizo más que reír y ver con diversión a su amigo. — ¿Perdón? — ¿Qué quieres? —preguntó Daniel ahora más calmado pero obviamente enfadado. —Vine a ver si ya adelantaste los diseños y propuestas para la colección de invierno. —Trabajaba en ello, hasta que tú decidiste venir a quitarme la inspiración —contestó Daniel mordazmente. —Seguro que vuelves a tener inspiración después, quiero ver tus avances. El moreno se inclinó al suelo para recoger su trabajo, enseñándoselo a Derek, el cual arqueó una ceja y curvo los labios en un amago de sonrisa. —Vaya Sanders, esto es… — ¿Único? , ¿Deslumbrante?, ¿genial? —indicó el de ojos gatunos. — ¡Perfecto! —exclamó Derek. El otro no hizo más que mostrar sus blanquísimos dientes quedando satisfecho con la reacción de su amigo. — ¿Y se puede saber quién es el causante de tanta perfección? El ojiverde suspiró, eran demasiadas las emociones que cierto chico pelinegro provocaba dentro de sí, amaba verlo sonreír, amaba besarlos y demostrarle su cariño. —Me he enamorado mi amigo. Una respuesta convincente para una pregunta convincente. —Nombre, quiero el nombre —apuntó Derek. —Benjamin, Benjamin Peterson. Ahí fue donde la magia del momento fraternal acabó, Derek abrió los ojos de manera preocupada. —Benjamin, ¡dime por favor que no es hijo de Emily y George Peterson! Algo apenado el moreno asintió, jamás creyó que la noticia pudiera afectarle así a su amigo. — ¡Por Dios! Esos dos son un par de tramposos, y no dudo que su hijo sea de su misma calaña ¡Daniel reacciona!, estas metiéndote con el enemigo. Daniel negó, los padres de Ben eran unos idiotas e insensibles, su ángel no era igual a ellos, jamás sería igual a ellos. —No, Derek, a diferencia de sus padres mi novio, porque ya es mi novio, no es igual, está lleno de bondad, me quiere, por primera vez me siento completo, cosa que ni con Cecily logré sentir. —Te creo —la mirada de Derek era "te creo por el momento y si algo pasa le rompo la cara a ese tipo" — ¿Y bien, qué te parece? —Preguntó señalando el modelo que había diseñado. —Pues es muy bueno, se ve que estas coladito por el muchacho ese. Daniel sonrió y tomó el boceto de nuevo para seguir admirándolo, el conjunto era en verdad hermoso, unos pantalones de cuero n***o con elástico combinado para tener una mayor flexibilidad a la hora de ponérselo, una camisa de cuello azul marino con pequeñas líneas de purpurina que simulaban estrellas tratando de salir de tan singular diseño para brillar por sí mismas, un abrigo de algodón en tono azul eléctrico de talle largo llegando hasta el inicio de las rodillas pero todo dependería del modelo en cuestión, en este caso de la persona que ocupaba los pensamiento de Sanders, finalmente el conjunto lo complementaba un par de botas de piel o cualquier tipo de zapato formal. El traje en sí era simple pero esa simpleza le daba aún más belleza al diseño haciéndolo fresco e innovador, esas prendas representaban a Benjamin al ciento por ciento, simple pero hermoso. Derek se despidió del moreno aunque éste no le contesto pues se hallaba sumergido en sus pensamientos, se dispuso a afinar los detalles, incluso había dibujado otro conjunto parecido al que tenía en sus manos pero más acorde a su estilo y tenía previsto presentar esos diseños en el desfile de invierno. Se concentró nuevamente, Maia su secretaria se fue antes que él y para cuando se dio cuenta ya era tarde, su bomboncito ya debería estar esperándolo en casa, guardo todo y bajó al estacionamiento, se montó en su Audi rojo, comenzó a conducir pero se olvidó de los dos bocetos, ya estaba a una calles del edificio y consideró innecesario volver con el auto, así que se bajó para llegar caminando. La noche estaba fría y exhaló vapor por la boca, levantó la vista, la noche estaba parcialmente nublada y era imposible detectar a la luna o las estrellas, tan concentrado estaba que no se percató de que lo seguían. Al querer cruzar en una esquina tres pares de brazos lo inmovilizaron, una mano le tapó la boca y lo adentraron a la profunda oscuridad de un callejón...
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