El sol se filtra entre los robles cuando entro al área que ya me es familiar. Es un día luminoso, aunque el cielo parece cubrirse con una capa delgada de nubes que prometen lluvia más tarde. El camino que lleva a la villa de mis padres está tan impecable como siempre, bordeado de jardines que parecen diseñados para una revista de arquitectura. Todo luce igual que cuando vivía aquí, pero ya no soy la misma; muchas cosas han cambiado desde que me fui. Me concentro en el camino porque no quiero pensar en otras situaciones, pero inevitablemente, Eric se cuela en mi cabeza. Hace días que no hablo con Eric. Días que me parecen semanas. He ignorado sus llamadas. Así que todo este viaje para despejar la mente. El trayecto hasta casa me resulta casi terapéutico con el rumor constante del tráfico,

