Terminan mis horas de clase y me voy como de costumbre al espacio de la escuela donde se encuentra Agustín, mientras camino por el pasillo que aún le pertenece a primaria observo a un chico, de tez muy pálida, ojos color avellana, labios rosados y cabello castaño, por alguna razón que ignoro, me acerco a él y le pregunto:
—¿por qué estás tan solo?—
El chico me escanea como que si no pudiera creer que me atreví a hablarle, hasta que me responde:
—Por la misma razón que tú, déjame en paz y vete— espetó con amargura.
Le tomo la palabra y con mucha decepción a cuestas me voy sin emitir ninguna protesta, porque realmente nadie me mandó a hablarle a un chico que desconozco, debió ser dos años mayor que yo.
Dejo de pensar en el chico que me encontré, ya estoy bastante cerca del lado de la escuela de Agustín, me escondo en el lugar de siempre, puedo visualizar a Julián, el mejor amigo de Agus, pero aún no veo a mi hermano, me arriesgo a mirar un poco desde más cerca, por fin logro verlo, está sentado en el césped con la chica pelirroja nueva sentada en su regazo, ¿acaso no estaba hace muy poco con otra chica acá en el patio? ¿Se supone que las chicas debemos ver como normal que un hombre esté con varias chicas a la vez en nuestras narices? ¿El amor no va junto con la exclusividad y honestidad?, mamá siempre repetía eso, al parecer Agustín la ignoró todo el tiempo.
Me devuelvo al lugar donde inicie a mirar y escucho una conversación de Julián con un chico que he visto un par de veces en el grupo.
—Marcos, por favor, no te pongas así, lo nuestro no puede saberlo todo el mundo, ¿sabes las burlas que recibiríamos si se enteraran de lo de nosotros?— Le dice con voz tensa Julián.
el chico le responde bastante cabizbajo:
—Tienes razón Julián, no es momento aún, pero yo.o.o—balbucea—siento mucho—
Julián le da una palmada en el trasero, el chico se ríe, y salen de su escondite bastante cercano al mío para juntarse en el césped con Agustín y la pelirroja.
Me quedo un poco atónita, ¿qué es lo que pueden estar escondiendo estos dos chicos que pueda ser objeto de burla por parte de los demás?, sé que las personas pueden ser un poco entrometidas, yo estoy siéndolo en este momento, pero no me burlaria de un simple secreto de amigos, ¿o es que acaso es algo grave? Me cuesta mucho a veces comprender cosas de la gente adulta o adolescente, creo que me arriesgaré a contarle esto a mi hermano algún día.
Corro por los pasillos que me regresan a mi lado del colegio, me acerco a la parada donde va a pasar el señor Omar a recogernos, ya no debe de tardar Agustín en unirse a mí, me distraigo hablando con las chicas de mi salón, banalidades, hasta que Eliana me hace señas de que me siente junto a ella en un banco cercano a un árbol, no es una mala propuesta, me siento a su lado y empezamos a charlar sobre las tareas asignadas por la maestra, sobre la preservación del medio ambiente, hasta que repentinamente me interrumpe:
—¿Ava, podemos reunirnos a hacer las tareas en tu casa?, o ¿Quieres venir con tu mamá a la mía?—
Me quedo pensando en cómo salir de esta incómoda situación y aunque odio mentir, tendré que mentirle, Eliana no comprenderá lo que le pasa a mi mamá, ni siquiera yo lo comprendo, así que decido hacer lo que dicen todas las chicas con más onda que yo en el colegio, le sonrío con pena, y le digo que mis padres están fuera del país y que Agustín y yo estamos con una de las señoras de servicio, ella queda con cara de 'oh, que lástima', pero logre salir de la encerrona.
Visualizo a mi hermano venir hacia nosotras, saluda con educación a Eliana, y la muy descarada me alza las cejas cuando me vé, siempre me repite que Agustín es muy guapo, le saco la lengua y me levanto para ir junto a él, me encamino y le digo:
—¿Qué tal hermanito?—, me ignora completamente, decido no hablar más y ya es hora de subirnos a nuestro transporte, por supuesto se sienta justo al lado de la pelirroja y no deja de reír con ella y hacerle cosquillas, su risa no se parece en nada a la de la chica que estaba encerrada con él en su cuarto el día del altercado con la tía Kelly...
¿Entonces, Agustín amara a esta chica pero lleva a otras a su habitación para hacerle maldades?, no lo entiendo, o quizás sí, es posible que la tía Kelly esté molesta por que sabe que Agustín está de novio con esta chica, ¿entonces la tía Kelly sí es solidaria con otras mujeres?, vaya, no creo que se trate de eso pero es la única teoría que tengo por ahora.
Me pareció eterno el camino de vuelta a casa, había mucho tráfico por todo el centro de la ciudad, colas de carros para surtir combustible, no entiendo mucho como un país petrolero no tiene gasolina, es tan insólito como las cosas que hace mi hermano, me sacudo los pies para entrar a casa, y escucho una vocecita tararear una canción que canta Cenicienta en su tercera película, ¡Por supuesto, tiene que ser la hijita de la señora Isabel!, estoy muy feliz de que haya decidido traer a su hija a casa, me voy corriendo hacía el salón donde está con mamá y le abrazo, me dice:
—Ava, ve a lavarte las manos para almorzar, mi pequeña Isan está ansiosa por conocerte—
le respondo con alegría:
—Perfecto, me parece estupendo, ya voy a lavarme las manos, me encantan tus comidas y también me encantará conocer a tu hija—
Me lavo las manos y me pongo una ropa de estar en casa, me encuentro a la niña en el pasillo, ¡es preciosa!, tiene el cabello muy largo, trenzado en una coleta a cada lado de su cara, unos ojos realmente enormes y negros que parecen juzgar todo lo que ven, y una tez color miel muy saludable, le saludo pareciendo más animada de lo que es normal estar.
—Hola Isan, yo soy Ava, ¿te gustan las princesas?—le pregunto con simpatía.
En respuesta me saca la lengua y me muestra el dedo del medio de la mano, no sé qué quiso decir con esa seña pero su cara fue muy grosera, estoy muy confundida, ella sigue sin emitir ninguna palabra, tiene cinco años, no puedo sentirme intimidada por alguien de menos edad que yo, decido decirle que vayamos al comedor porque su mamá nos está esperando para almorzar y ella sube los hombros haciendo ese gesto de 'Y a mí que me importa', uf, ¿acaso esta niña no habla?, no voy a incomodar haciéndole esa pregunta a la señora Isabel, decido ir y sentarme en la mesa en silencio mientras Isan con la cara más angelical del mundo dice:
—Mami, creo que a Ava no le guste yo... deseaba sentarme donde está sentada ella, para estar más cerquita de ti—
Hizo un puchero y la señora Isabel la reprende con la mirada, yo me levanto y le ofrezco mi asiento y ella va como una gatita que mueve su cola, me irrita su actitud pero decido no hacerle caso, en un rato me ocuparé de husmear en la puerta de Agustín, porque no salió a almorzar con nosotras, eso es bastante extraño, el siempre tiene un hambre atroz encima, pude observar que la señora Isabel dejó dos platos servidos y tapados en la encimera de la cocina, ¿será uno para Agustín y otro para la tía Kelly?, no lo creo, la tía Kelly nunca come aquí, ella sigue mil dietas y restricciones en su comida para poder lucir tan bien físicamente, me gustaría que existiesen alimentos para regular el actuar y sentimientos de la gente, le daría un container entero a la tía Kelly, en fin, ¿para quién será el otro plato servido?, termino de comer y decido irme a mi cuarto, no sin antes pasarme por la puerta de Agustín, escucho todo en extremo silencio así que decido irme tranquila a mi cuarto, me quedo dormida escuchando música en mi mp4, al despertarme me pongo a pensar en lo diferente que pensé que sería mi día si la señora Isabel traía a Isan consigo y fue todo lo contrario a lo que había imaginado, no puedo negar que me siento bastante decepcionada al respecto.
Me dispongo en ponerme a cepillarme el cabello y cambiarme de ropa, no vaya a ser que se aparezca la tía Kelly y me regañe por estar en fachas, escojo unos pantalones de jeans color azul y una camisa blanca con detalles plata metida por dentro, me calzo unas zapatillas color blanco y decido salir de mi cuarto, estoy aburrida, cuando me dispongo a salir, escucho que se abre el pestillo de la puerta principal, pensaba que era la tía Kelly y ya había empezado a suspirar fuerte pensando en la escena que se venía, pero al contrario, era una figura masculina, sólo lo veo de espalda y me apresuró en salir para ver de quien se trata, me acerco y... ¡Es mi padre!, no sé qué sentir, mi primer pensamiento es que él nos abandonó... Han sido largos meses en los que lo he necesitado, yo he tenido que aguantar maltratos de parte de la absurda hermana de mamá porque él decidió no estar, dejó a mamá que no sabe nada del mundo y que no se puede valer por sí misma si quiera, y todo sin darnos una explicación, no puede aparecer ante nosotros con su cara lavada como si no estuviese pasando nada cuando realmente pasa de todo, siento en este momento tanta rabia, tanta ira, tanto desdén, que tan sólo quisiera darle una bofetada para que sienta tan sólo un poco de todo lo que yo estoy sintiendo en este momento, reprimo mis ganas ya que ni siquiera tengo la altura necesaria para llegar a su rostro y darle una buena cachetada por ser el patán más ruin existente.
Me acerco a él e intento mirarlo con la mirada más expresiva que haya intentado forzar jamás, transmitiendole odio, rabia, y toda la ira que tengo en mí, él se agacha y se pone a mi altura e intenta besarme la frente, me aparto, y él por fin habla.
—Ava, mi preciosa, no sabes cuanta falta me has hecho, no me mires con esos ojos, eres muy hermosa para estar tan molesta chiquilla—dice con nerviosismo.
Rápidamente me enojo aún más, ¿cómo tiene el cinismo de decir que le he hecho falta si ni siquiera vino a verme ni una sola vez desde que mamá esta postrada sin hablar ni moverse?, decido hablar y ponerle fin a su hipocresía.
—Papá, te desapareces y ahora dices que te hice falta y ni siquiera me explicas por qué te ausentaste en el momento más difícil que hemos tenido que pasar, ¿realmente crees que es normal?—
Pude ver dolor en su gesto, se aclara la garganta y me habla:
—Ava, son cosas que tú no vas a poder entender, necesito procesar todo lo que me está pasando, estoy pasando unos días con tu abuela en la capital, cuando seas un poco mayor me entenderás, no me juzgues y dame un abrazo...—dijo con aspereza.
No pensaba tener que escuchar algo tan abominable, 'cuando sea un poco mayor', no necesito ser algo más de mayor para comprender, él le paga a una señora para que nos cuide, evalúe a mamá, y nos cocine, mientras él está de vacaciones con nuestra estúpida abuela que podría estar aquí también junto a nosotros, pero que se puede esperar de ella, ella nunca quiso a mamá, por supuesto no nos quiere a nosotros, decido parar todo esto e irme a mi cuarto, todos me gritan que no me puedo ir así, y veo a Agustín dándole un abrazo a papá ¡es un traidor!.
Si amara a mamá y a mí no estaría tan feliz abrazando a el inútil de nuestro padre, me encierro en mi cuarto y no puedo aguantar el llanto, lloro por mí, por la vida, por mi suerte, por mamá, por no entender porqué está así, por la desconsideración humana, por los osos polares, por la basura contaminando, lloro por todo lo que le hace daño al mundo, pero por sobre toda las cosas, por tener que pasar por todo esto tan sola.
Mamá, no sabes cuanto te estoy necesitando.