Prólogo
Estoy sentado en el pequeño sillón del departamento de Gabo. La veo aquí parada, con lágrimas en sus mejillas, y quisiera tomarla en mis brazos y decirle que no importa nada de lo que la gente piense, que no me interesa si sus padres nos quieren juntos o no, que ella va a ser mía siempre, que la amo con todo mi corazón, que jamás había sentido lo que siento por ella y no miento, esta chiquilla ha movido mi mundo como ninguna mujer lo ha hecho. Sí, la amo, y es un amor tan grande que traspasa cualquier barrera. Solo hay un pequeño detalle: no quiero arruinar su vida, su futuro. Soy un hombre que ha vivido libremente, han pasado montones de mujeres por mi cama y ella apenas empieza a vivir. Suspiro porque no me gusta verla así. Me levanto y me acerco a ella, pero se aleja. Dios, no quisiera que estuviera lejos de mí un instante, pero sé que es lo mejor para ella. Esto que sentimos no es correcto, a pesar de que no llevemos la misma sangre, somos familia y yo no puedo hacerle eso a mi hermana.
— Mandy, tienes que entender.
— ¿Qué es lo que quieres que entienda? ¿Que no te quieres enfrentar al mundo? ¿Que no me amas lo suficiente? Claro que lo puedo entender, tú ya tomaste una decisión y yo la voy a respetar, te lo juro Román, que aunque me quiera morir, te voy a olvidar.
— Mandy, no es tan fácil como lo dices, soy un adulto.
— Y ahí va de nuevo la diferencia de edad, si a mí no me importa, ¿por qué a ti sí?
— Lo dice así sin más, grabarte algo en tu cabeza, Mandy, te amo demasiado, pero son muchas las cosas que nos separan.
Ella empieza a negar y se acerca demasiado a mí, roza mis labios y yo deseo tomar los suyos como un loco. De pronto se aleja y sonríe, suspira y una lágrima derrama por su mejilla, pero de inmediato la limpia.
— No hay ninguna cosa que nos separe, solamente tú y nada más. Mi madre me enseñó que en esta vida todos los obstáculos se pueden vencer, pero tú eres tu propio obstáculo y ahí yo no puedo ganar. Te amo, Román, pero aquí nos dijimos todo lo que hacía falta. Que tengas buena vida.
Veo cómo se va. Mis puños están cerrados de coraje e impotencia. Quiero correr y detenerla, pero eso ya no es posible y estoy seguro de que la perdí, y es para siempre.
Nota de autor
Corazones empezamos una nueva historia, espero que les guste, está historia contiene muchas escenas explícitas, déjenme sus comentarios, y espero que me dejen entrar en sus corazones, si les gusta dejen sus comentarios, la actualizaré cada tercer día, no me maten tengo MARAVILLOSO ERROR y actualizó diario, l@s quiero.