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Secretaria y amante (finalizada)

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arrogante
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pelea
misterio
perdedor
Oficina/lugar de trabajo
secretos
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Descripción

Paola es una sencilla madre soltera, desde que comenzó a trabajar como secretaria, ha estado secretamente enamorada de su jefe. Sus compañeros de trabajo la consideran rara por ser demasiado tímida y estar siempre nerviosa y a las prisas. Lo que ellos no saben es la terrible vida que llevó con el padre de su hijo, un hombre violento y cruel que la compró por poco dinero. Su jefe se siente atraído por ella y por diversas circunstancias terminan teniendo sexo a cambio de dinero, Paola acepta por que cree que es la única manera de estar con él y por que asi puede mantener a su hijo y pagar los chantajes de su ex pareja. Sin darse cuenta, Armando se enamora de ella y del pequeño niño que todos los días está en la empresa con su madre. Sin embargo, las amenazas y chantajes aumentan, haciendo que Paola necesite más dinero, Armando cree que le gusta disfrutar del dinero hasta que descubre la terrible verdad que envuelve a Paola y Tadeo.

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Mi jefe
Mi jefe me toma de la cintura y me sube a su brillante escritorio, apoyo mis manos en la fina madera y no hago nada más que observar como se baja el cierre del pantalón, a pesar de haberlo visto tantas veces, siempre ocurre lo mismo, me muerdo el labio exitada y ansiosa por sentirlo, este hombre me vuelve loca, soy adicta a él, Armando comienza a besar mi cuello mientras sube mi falda, procuro usar faldas holgadas por que son las que él me pide traer a la oficina, no por que le gusten esas prendas, sino por la facilidad con que pueden levantarse. Mi jefe me atrae a la orilla del escritorio y me levanta para penetrarme, un gemido de satisfacción sale de mi boca, disfruto tanto estar con él, su cuerpo es una tentación que no puedo evitar y la manera en que cojemos en todos los rincones me hace olvidar los problemas que tengo al salir de la oficina. Cuando estoy con él no existe temor ni preocupación, solo placer y erótismo. -Gime Paola - ordena mi jefe. Dejo salir todos los sonidos que sólo él podría provocarme, comienzo a gemir, no por que él lo ordene, sino porque de verdad se mueve tan bien que me causa un placer inigualable. -Qué rica estas - dice él chupando el cuello de su secretaria. Armando se sienta en su silla sin salir de mí, desde que comenzamos nuestra extraña relación, reemplazó la elegante silla con reposabrazos por una más pequeña sin las estorbosas monturas de las coderas, en esta silla hemos tenido sexo innumerables veces. -Muévete para mi - pide con voz ronca. -Si jefe - contesto sabiendo que le exita todavía más cuando jugamos el rol de jefe y sumisa. Mis piernas están abiertas a los costados de la silla, comienzo a moverme hacia delante y atrás mientras el besa mi cuello y aprieta mis nalgas. -Muévete puta - ordena y gimo de placer al escucharlo hablar así, en cualquier otra situación y con otra persona seria una gran ofenza, pero tratándose de él, le permito absolutamente todo y además, lo disfruto sin inhibición. Él y yo tenemos esa complicidad, nos entendemos perfectamente, sabe que puede llamarme como quiera, sabe que no le negaré nada y que siempre estoy disponible. Ambos estamos disfrutando el encuentro, hasta que suena el intercomunicador inalambrico que puse en el escritorio. -Paola, subiré a llevarte el contrato para el licenciado - indica una de las empleadas de Armando a través del aparato. -No es necesario, estoy por bajar, yo lo recogeré - respondo con normalidad, dejé de moverme para poder contestar, así que Armando aprovechó para levantarse conmigo encima y recargarme sobre la pared detrás de su escritorio. En cuanto dejo de presionar el botón para contestar, Armando comienza a gemir nuevamente y yo me abrazo a él con las piernas en su cintura. -En cuanto termine contigo debes revisar ese contrato - pide sin dejar de moverse dentro de mí. -Si jefe, lo tendré listo antes de irme - respondo entre gemidos. -Eres tan eficiente - me dice mirándome a los ojos y yo sonrio al saber que no se refiere únicamente al contrato. -Me da gusto que reconozca mi capa... - No puedo terminar la frase, pues mi cuerpo comienza a temblar y soy incapaz de hilar palabra, lo único que sale de mi boca son gemidos y jadeos, por fortuna para ambos, la empresa de Armando es demasiado grande, en este piso, solo está su oficina y la recepción, que es donde yo tengo mi escritorio, los demás empleados están en los pisos inferiores, cuando alguno sube por el elevador, se topa con una gran puerta qué abre hacia los lados, no sin antes yo presione un botón junto a mi escritorio para permitir el acceso, de esta manera, nadie puede ingresar a donde nosotros estamos a menos que yo lo permita, o Armando, quien también tiene un botón igual en su escritorio, cuando comencé a trabajar aquí, la secretaria era una señora mayor a punto de jubilarse, por lo que tomé su lugar, el mecanismo para entrar al piso de Armando ya era el mismo, él está obsecionado con la privacidad y la soledad, aunque ahora, ese mecanismo nos funciona perfectamente para tener sexo a cualquier hora sin correr el riesgo de ser descubiertos ni de que nos escuchen, así que podemos expresarnos sin preocupación. Armando confía en mí como su secretaria, nunca ha tenido que reprenderme, a pesar de la perversa relación que tenemos, cumplo cabalmente con mi trabajo, me gusta lo que hago y además, Armando siempre me ha permitido traer a mi hijo a la oficina cuando lo recojo de la escuela. -Maldición - se queja en mi oído cuando empieza a temblar y rugir de placer, se que es el momento justo para que apriete la cadera y me empuje hacia delante para darle más placer, me gusta complacerlo y hacer que disfrute cuando estamos juntos. -Paola - grita mi nombre y sé perfectamente que está teniendo un orgasmo. No dejo de moverme hasta que él deja de temblar y se mueve hasta quedar recargado de su escritorio sin salir de mí, ambos respiramos pesadamente, acaricio su espalda y beso su hombro hasta que estamos más tranquilos. -Debo ir por el contrato - digo en su oído, él me baja y sin dejar de ver mis ojos, saca un billete de su cajón y me lo entrega, la denominación es la más alta que se imprime, lo tomo con las puntas de dos dedos y sonrió, recojo mi tanga que está en la alfombra y la pongo sobre el escritorio, él sonrie divertido y yo entro a su baño para sacar otra prenda de la gaveta, tengo una colección de ropa interior en su baño, la guardo ahi porque no quiero que mi hijo encuentre esas cosas en mi escritorio, es muy curioso y perspicaz. Mi jefe no tiene ninguna objeción, incluso se divierte cuando dejó mi ropa usada para que él la encuentre y también me divierto al encontrar prendas nuevas que él deja en el cajón para mí. -Tendré el contrato revisado antes de ir por Tadeo - aviso antes de salir de su oficina, en cuanto salgo del baño nos convertimos nuevamente en jefe y secretaria, no me disgusta, es solo que él ignora algo importante. Como ya lo mencioné, sabe que estoy a su entera disposición y conforme con los roles qué tenemos, lo que él no sabe es que lo amo.

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