Maria

2105 Palabras
Maria Morales nació en el seno de una familia de clase media alta, de madre Ingeniero y padre Médico desde temprana edad entendió el valor de la educación y preparación para forjarse un futuro siempre veía a sus padres como ejemplo, y quería ser como ellos llenos de conocimiento, que constantemente daban conferencias, recibían premios en fin para ella eran unas estrellas, eran exitosos.  Vivían en Montalbán Caracas en un apartamento espacioso y cómodo, tuvo una buena niñez, se podría decir que llena de privilegios, pues pudo viajar y conocer su país en toda su extensión y además fue a las mejores escuelas e hizo cursos complementarios de diferentes tipos, para sus padres los niños debían probar las diferentes artes y deportes para enriquecer su mente y espíritu, aprender a tener disciplina y en muchos casos el trabajo en equipo. Todo cambiaría una tarde de lluvia inclemente, cuando María estaba sola en el apartamento haciendo sus labores y recibió una llamada que lo cambiaría todo,  sus padres estaban en el hospital Pérez Carreño los habían llevado allí porque el accidente había ocurrido en la autopista Francisco Fajardo y era el hospital público más cercano. El que había realizado la llamada era un amigo cercano a su padre que era jefe del área de emergencia de dicho hospital y ante recibir a la pareja y dada la grave condición en que se encontraba decidió llamar al único teléfono que conocía para poder contactar a algún familiar, sin imaginar que al estar la chica sola debía darle la mala noticia para que buscará algún familiar que la pudiera llevar a verlos y hacerse cargo. María solo tenía 14 años, pero ese día quedaría por siempre en su memoria, ella había escuchado la noticia pero se había encontrado sin saber cómo reaccionar, sus padres, todo su mundo en un momento se había convertido en nada, en gris intenso en un destino cruel que le impediría volver a ser feliz jamás. Trato de pensar rápido en qué hacer, tenía que ir a ver a sus padres así que llamó a su abuela y un tío que vivía cerca de ella quiénes alarmados por la noticia llegaron en pocos minutos a donde se encontraba, al llegar su abuela materna estaba envuelta en lágrimas, no podía creer que solo hace unas horas habían hablado por teléfono para ponerse de acuerdo para el cumpleaños de María que sería la semana próxima, comprarian todo ese fin de semana para hacerle una sorpresa y ahora eso era algo que quedaría solo en su pensamiento. Abuela y nieta se abrazaron, rápidamente se dirigieron al carro para subirse y que su tío pudiera arrancar con dirección al hospital que estaba a escasos minutos, sobraban las palabras, era el momento más doloroso que les había tocado vivir como familia, la incertidumbre les golpeaba el alma, por un momento al llegar al lugar dudaron en entrar y la noticia que recibirían. Se tomaron de la mano y comenzado a adentrarse en el área de emergencia, lucia chocante encontrarse una reja asegurando el lugar como si se tratara de una prisión y la cantidad de personas acumuladas allí unas llorando otras quejándose otras discutiendo por querer pasar, preguntaron de inmediato por el médico que había hablado con María y solo en unos minutos estuvo con ellos. María al verlo lo reconoció había ido un par de veces o un poco más a su casa y era un señor educado y que compartía gran estima con su padre habían estudiado juntos pero por cuestiones de trabajo no se veían con frecuencia,—Doctor López, no sabía que era usted cuando hable por teléfono—. —Si hija, no quería ponerte en esta circunstancia pero no sabía ningún otro número de teléfono para avisar—. —Por el contrario gracias por llamar, quizá hubiese pasado mucho para que nos enteremos, y díganos ¿cómo están?—. —Creo que debería hablar con tu abuela y tu tío, imagino, primero—. —Por favor lo que tenga que decir, se lo pido hágalo frente a mi, soy su hija y merezco saber la verdad, además estoy acostumbrada a escuchar diagnósticos mi padre es oncólogo y muchas cosas las hablamos abiertamente en casa—. —Bien, tu padre, Carlos está en una condición muy grave, tenemos horas luchando con él pero el golpe que tiene en la cabeza fue fatal está con respiración asistida en coma pero no creemos que pueda superarlo—. —¿Y mamá?—. —Está consciente pero en condición crítica, se encuentra en terapia intensiva, puedes entrar a verla a tu papá también,  claro solo por unos minutos—. —De acuerdo, voy a entrar primero a ver a mi papá—. —María yo creo que deberías esperar un poco—. —No abuela, tengo que verlos, por favor no lo impidas, podría ser la última vez—. —Bien sígueme María—. Caminan por un largo pasillo y llegan a una habitación con un vidrio de observación pero con las cortinas cerradas, entra luego del doctor y ve a su padre acostado en la cama, la cabeza envuelta en vendas y conectado a muchos equipos, por más que ha tratado de hacerse la fuerte se quiebra llora por lo bajo, es horrible, esta golpeado e inflamado, no parece su padre, se acerca pidiéndole a Dios fortaleza, toma con cuidado una mano libre. —Papá es María quien toca tu mano, yo, solo puedo decirte que te amo, eres el mejor padre que una hija puede tener, eres un caballero, un ángel protector que ha llenado mi vida con conocimiento y fe, a pesar de tu trabajo siempre estuviste alli para mi, tu entrega y amor a tu carrera a ayudar a los demás aun en las situaciones mas difíciles me llenan de orgullo, sin duda eres mi ejemplo. En este momento no tienes idea del dolor que tengo al verte así, no se como podre superar esto, encontraré la manera tal como muchas veces me enseñaste, si existe la otra vida allí nos encontraremos pero debes descansar, ir hacia la luz, se que muchas veces me contaste de esas personas que duraban mucho para morir como si algo los atara a este mundo, como si no se resignaran a aceptar la realidad, pues no quiero que hagas eso, es tu momento de partir, no podrás recuperarte de esto. Es inevitable me dejarás sola, prefiero sufrir yo a que lo hagas tu en estas condiciones, no luches mas, siempre voy a amarte, estarás presente en mi corazón hasta que me toque a mi ir con Dios—. En ese momento se escuchó un especie de suspiro y su padre finalmente partió de este mundo a pesar del esfuerzo del personal médico, el corazón de Maria se quiebra en mil pedazos, trata de no cuestionar su fe, pero lo cierto es que ahora mismo no puede entender como a alguien tan bueno le puede pasar algo tan malo. Su llanto inunda el pasillo,trata de controlarse pero de su garganta inevitablemente se escapa un grito ahogado, —no, papá, no, ¿por qué me lo quitaste Dios?, ¿cómo podré vivir sin ti?, hay que dolor—, su abuela la estrecha contra su pecho y ambas lloran. —Debes ir a ver a tu madre—, así que trata de calmarte  un poco, tienes que ser fuerte, muy valiente—. Seca sus lágrimas y respira una y otra vez profundamente, hasta calmarse lo suficiente como ir a la sala donde está su madre, camina por un pasillo y en una habitación cercana se encuentra ella, al entrar la ve en una condición parecida a la de su padre, inflamada , llena de moretones, pero con los ojos abiertos y con un poco de habla. —María hija, —¿qué haces aquí?, esto no es correcto, estas muy pequeña para ver todo esto—. —Tranquila mamá no te fatigues, debes guardar fuerzas—. —¿Y tu padre dónde está?, ¿está bien?—. —Está delicado pero estable—. —Me alegra saber eso,  que al menos él va lograr superar esto para que no quedes sola, porque creo hija que estoy muy mal, o al menos es lo que he escuchado que susurran entre los médicos, tengo miedo, por favor toma mi mano quiero sentirte, lo siento tanto hija no poder estar contigo en tantos momentos importantes de tu vida,  pero quiero que sepas que así no esté presente físicamente si lo estare  desde arriba observandote y también en tu corazón—. —No hables asi mamá ya veras que lograras salir adelante—. —Deseo que nunca desvíes tu camino, que tengas claro tus objetivos pero más allá de eso, mi deseo para ti es que logres encontrar el verdadero amor, ese ser especial que te permita ser quien eres, te apoye para crecer, te trate como su reina y te valore en todo sentido, siempre quise tener otro hijo pero deje pasar el tiempo por realizarme profesionalmente y ahora me arrepiento al menos tendrías a alguien en quién apoyarte en este momento—. —Mamá, has sido excelente, no te culpes por esas cosas, hiciste lo que creíste correcto nadie podría imaginarse una situación así, te amo, eres mi ejemplo, mi orgullo una persona increíble, inteligente y que ayudaste a tu familia a salir adelante, a tus hermanos a estudiar—. —Pero en esta vida hay que tener equilibrio y es lo que quiero enseñarte pues mi mayor éxito y regalo eres tú, así que debes ser valiente y superar esto, seguir adelante y tratar de ser feliz, prometemelo María, que la tristeza no te impida lograr grandes cosas—. —Te lo prometo mamá—. —Ahora por favor dile a la abuela que entre, adios amor, guardame en tu corazón donde siempre estaré contigo—. María sale de la habitación y le avisa a su abuela que entre, sólo  puede pensar en que será de su vida ahora, ojala pudiera regresar el tiempo, la vida le había cambiado en un segundo y todo por un conductor ebrio e imprudente, había muerto en el acto y al llegar al hospital se había encontrado a sus familiares llorando en la entrada esperando a que le entregaran el cuerpo, que triste dos familias enlutadas por algo que de pudo evitar. Al salir su abuela, estaba envuelta en lágrimas y con solo mirarla ya sabía lo que ocurrió su mamá también había partido, ahora sí era definitivo, no los vería más, sus padres serían como un sueño, no estarían en los momentos más importantes de su vida, trato de ser fuerte por su abuela y como si estuviera sedada todo se ralentizó a su alrededor, esperar el acta de defunción, escoger donde serían velados y por cuánto tiempo. Familiares van y vienen, la abrazan, lloran pero ella solo se queda parada observando todo a su alrededor las lágrimas salen pero como sin emoción, el vacío la embarga, se ve a sí misma como si estuviera fuera de su cuerpo en el medio de los ataúdes de sus padres, no le estaba pasando eso era una pesadilla, iba a despertar estaba seguro. Las horas pasaron y María seguía sin reaccionar, no comía, ni hablaba solo su abuela logró que al menos se sentara para que no se desmayara, familiares y amigos pasean frente a ella le ofrecen té, sopa, chocolate caliente y cuanta cosa se le ocurre pero ella permanece inconsciente a todo, la abuela trata de tranquilizarlos deben dejarla que viva su duelo a su manera sin presionarla, lo que está pasando no es fácil de asumir. Termina el velorio y luego en el entierro todo sucede con rapidez,  Maria de siente que va a morir, todavía está en negación como si estuviera en una vida prestada al llegar a su casa finalmente se encierra en el cuarto y allí llora por varios días hasta que no puede más y está preparada para hablar e intentar encontrar la manera de seguir adelante. Retomar sus responsabilidades en el Liceo es un desafío llora en clases, en los pasillos, o en los momentos más inoportunos pero poco a poco va logrando controlarlo para al menos terminar el año escolar, no puede estar encerrada en oscuridad para siempre, tampoco honraba a sus padres manteniéndose alejada de sus obligaciones, había que continuar a como dé lugar, es lo que ellos le inculcaron.  
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