La primera noche en la que ultimamos los detalles con mamá fue bastante inquietante. No podía mentir y decir que me asustaba todo esto, era algo totalmente desconocido para mí, porque al menos la idea de quedarme en New York no era tan ajena como esta.
—¿Sigues pensando en eso? —pregunta mamá, llegando a los pies de mí cama.
—Me inquieta estar en un lugar que no conozco —le confieso—. No sé si todo esto saldrá bien, ma.
—Si te ofrecí ir al pueblo es porque es seguro, bebé. No tienes mucho de qué preocuparte, tendrás todo lo que necesitas y quizás hasta te hagas amigos.
—¿Podemos ir a la casa en estos días?
—Apenas pueda arreglar lo de la universidad nos iremos para ver los muebles.
—¿La casa de la abuela no está muy abandonada?
—No tanto. Quizás tengamos que pintar un poco y arreglar algunas cosas, pero nada grave. ¿Que te parece de hacer algunas compras y poner linda esa casa?
—Bueno, quizás me entusiasme un poco —sonrío.
—¿Porque no vienes a mí cama y miramos una película? —me pregunta acariciando mi cabello—. No, él no está.
—Está bien.
Tres días después, estábamos en camino a Greendale para ir a esperar por los nuevos muebles.
A simple vista me enamoré del lugar, la casa de la abuela siempre había sido hermosa y aunque ahora le faltaba un poco de mantenimiento.
—Está mucho mejor de lo que pensaba —dice mamá mirando alrededor—. Quizás solo falte quitar el polvo.
—Una mano de pintura estaría bien. Pero si, se conservó bien.
—¿Abrimos las ventanas y limpiamos un poco?
Mamá tenía la costumbre de poner música y comenzar a limpiar todo, por lo que se hacía mucho más llevadero. Estuvimos varias horas limpiando, mientras los muebles nuevos llegaron.
Antes de que la noche llegara, estábamos dentro de auto nuevamente, completamente cansadas.
—Ellos son buenos vecinos —dice mamá señalando a una familia que estaba entrando a su casa a lo lejos—. Ellos son los Andrews. Son una buena familia, si necesitas algo de seguro se lo puedes pedir.
—¿Los conoces?
—Si. Ellos vivieron aquí toda su vida. Conocían a la abuela.
—¿Y ella quién es?
A lo lejos puedo ver a una chica pelinegra. No veo muy bien su rostro, pero lo que sí resaltan son sus grandes labios rojos. Deslizo mí mirada por su cuerpo, ella viste unos jeans rotos, una chaqueta negra de cuero y unas zapatillas blancas.
Aquello de todo lo que tengo que huir, porque ella no grita más que peligro. Pero no puedo evitar fijarme en ella.
—Es la hija mayor de Clara. De hecho no sabía que había vuelto, no la veo hace mucho tiempo —mis ojos no dejan de mirarla hasta que nos alejamos.
—¿Vuelto?
—Estaba en Boston por lo que sabía. Ella se fue a la universidad por un tiempo, mamá me hablaba bastante de ella.
—¿Cuántos años tiene?
—No lo sé. Quizás unos veinticinco, veintiséis.
—Oh...
—¿Que es esa mirada? —ella levanta ambas cejas y sonríe de costado—'¿Te estabas fijando en ella?
—¿Que? ¡No!
—Dios mío —murmura con una risa baja.
Lo único que me faltaba era que mi madre me esté molestando con una chica.
Y bueno, debía admitir que quizás sí la miré demás, y sí que me gustó pero definitivamente no era el tipo de persona que volvería a repetir. Había tenido malas experiencias con personas de chaquetas de cuero negra y quizás sí, estoy etiquetando por algo que no tiene sentido, pero prefiero evitar antes que suceda cualquier cosa.
Supongo que no será tan difícil evitarla después de todo, ella quizás ni siquiera viva allí o no nos crucemos jamás.
De todas formas como soy una idiota romántica y enamoradiza que durante los próximos días estuve pensando en ella y en si había una mínima posibilidad de encontrarlo en cuanto me mude. Supongo que me gustaban los problemas y meterme con personas que no me convenía pero era algo que no podía evitar quizás algún día aprenda después de tantas cosas.
Pon las cajas en el auto y todas las pertenencias que aún me quedaban por llevar al pueblo estaba apunto de irme y despedirme de esa casa al menos por un buen tiempo.
Sin dudas la idea de dejar sola mamá no me gustaba para nada, pero supongo que como tenemos una corta distancia ella me verá frecuentemente y podemos hablar por mensaje también.
Subí la última caja a mi auto, mi madre me había ayudado a cargar lo demás porque no quería que levante las cosas pesadas.
Como era de esperarse, mí padre no se encontraba en casa. Se supone que hoy me iría a New York, pero sabía que él no vendría a despedirme, después de todo ayer tuvimos una charla de diez minutos y me dio bastante dinero.
Eso era suficiente para él.
—Cuidate mucho cariño, iré a verte las veces que pueda.
—Gracias mamá —dije acomodando las cosas dentro del auto.
—¿Segura que no necesitas más dinero?
—Tengo suficiente, además tengo ahorros y buscaré un empleo.
—No hace falta, te enviaré dinero.
—No mamá, no te preocupes, no estoy lisiada —acaricio su rostro—, te llamaré en cuanto llegue.
—Tratare de ir el fin de semana, tu padre tiene un viaje de trabajo.
—Te espero entonces.
—No muevas cosas pesadas Verónica, pídele a alguien que te ayude.
—No te preocupes mamá, luego te llamo.
—Adiós cariño, te amo.
—Tambien yo.
Le di un último abrazo para luego abrir la puerta del auto y mirar hacía la casa. Esa era lo despedida, estaba segura que no volvería en mucho tiempo.
Saludo a mí madre y arranco el auto, mirándola por el espejo retrovisor mientras que también controlo que Thunder esté correctamente acostado en el asiento.
Me mudaba a un pueblo llamado Glendale, el lugar en donde vivía mi abuela hace años, en la que ella me dejó su casa cuando murió, pero que recién ahora me había contado mi madre. Aparte de nosotras nadie más sabía sobre eso. mi padre pensó que me iba a la universidad para estudiar arquitectura, pero de todas formas nunca iría a visitarme.
Mi nuevo hogar quedaba a diez millas de Phoenix, así te en media hora ya estaría llegando.
Acaricié a mi mejor amigo y él apoyó su cabeza entre mis piernas, ya que se había dormido apenas subió al auto, siempre hacia lo mismo desde que era cachorrito.
No había podido cargar su enorme cucha en el auto, así que traía dinero suficiente como para comprarle una nueva apenas llegue a aquel pueblo, aunque seguramente dormiría adentro conmigo.
¿Se preguntan qué pasó con James?
Nunca más volví a verlo, al parecer también se mudó para estudiar a otra parte y jamás se comunicó conmigo. Por lo que sabía, se había ido a Los Angeles, pero poco me importaba, no era mi problema.
El pueblo no era tan malo, quizá si era chico, pero podría vivir con ello. Al menos pudieron instalarme internet, por lo que asistiría a las clases y también tendría la oportunidad de ver mis series.
Y si, mamá pudo llegar a un arreglo con el rector, todavía no sé que diablos le inventó, pero comienzo las clases en unos días.
Minutos después estacioné frente a la casa de mi abuela, suspiré al recordar mi niñez allí. Solía venir todos los fines de semana, me gustaba pasar mucho tiempo con ella y como mis padres estaban ocupados, ella se encargaba de buscarme.
La extrañaba.
En esa cuadra solo había 5 casas, la mía estaba junto a una pero las otras estaban un poco alejada.
Abrí la puerta para que Thunder bajara y después lo hice yo, él comenzó a saltar feliz, al parecer le gustaba su nuevo hogar.
Tomé mi mochila y las llaves de la casa. Al abrirla miles de recuerdos invadieron mi mente, había muchas cosas de mi abuela en ese lugar y me puse feliz al saber que mi madre se había encargado de dejar mis cosas favoritas de esa casa, pero también compró muchas cosas para que me sintiera cómoda allí.
Lo primero que hice fue abrir todas las ventanas mientras veía como Thunder revisaba todo a su alrededor. El lugar olía a encerrado a pesar de que vinimos hace unos pocos días.
El patio de la casa era enorme y estaba segura que mi mejor amigo iba a ser el más feliz de los dos por vivir allí.
Caminé hacia mi auto para sacar las cosas que tenía dentro de él y comencé a sacar todo lo que casi no tenía peso.
—Hola. Parece que serás mí nueva vecina.
Me asusté al escuchar la voz porque realmente no me lo esperaba, había un chico de mi edad o un poco menor parado a mi lado. Él me sonreía.
—Hola —lo saludo con una sonrisa— ¿Cómo estás?
—Muy bien. Soy Chris ¿Y tú? —tendió su mano para saludarme.
—Veronica Santos.
—Es un gusto, Verónica.Vivo en la casa que está al lado —dijo señalando su casa—. Vine para ver si necesitabas ayuda porque noté que tienes muchas cosas.
—¿Lo dices en serio?
—Claro. Supongo que estará más cómoda en menos tiempo si la ayudo un poco ¿Que dices?
—Oh gracias ¿Quieres ayudarme con esa bolsa? —dije señalando el alimento de mi perro.
—Claro. ¿De dónde vienes?
—Phoenix —le sonrío—. Supongo que que tu vives aquí desde siempre.
—Si, eso es cierto. Pero dentro de poco me vuelvo a Boston, comienza la universidad de nuevo.
—¿Cuántos años tienes?
—Veinte
—Casi tenemos la misma esas —el asiente—. Tengo veintiuno.
—¿Y tú estudias?
—Larga historia, pero empiezo la universidad en unos días.
—¿Y en donde estudiarás? —me mira y vuelve a tomar otra caja—. Creí que vendrías a vivir aquí.
—De hecho si. Mis clases son online, al menos por este año.
—Uh, eso es genial. Me gustaría hacerlo como tu, a veces la ciudad me estresa mucho.
—Supongo que cuando te acostumbras a la tranquilidad es una mierda. Me pasó lo contrario cuando me mudé de New York a Phoenix.
—Bueno, ese si es un gran cambio. ¿Porqué te mudaste?
—Mi padre tenía negocios allí y supuso que era lo mejor. Pero no quiero hablar sobre ello.
—Está bien, entonces podemos hablar de otra cosa —Thunder comenzó a ladrar desde adentro— ¿Tienes un perro?
—Si, está adentro ¿Tú tienes uno?
—¿Uno? Tengo como cinco, mi hermana es veterinaria y los trae a casa —rió—. Linda casa —dijo al entrar.
—Gracias, era de mí abuela.
—¿La señora Tes era su abuela? —me miró—. Ella siempre me hablaba de usted.
—Puedes decime Verónica, no soy una anciana —reí— ¿Qué te hablaba sobre mi?
—Con mis hermanas veníamos porque siempre nos hacía chocolatada y la ayudábamos a arreglar su jardín. Nos hablaba de que tenía una nieta en Phoenix y muchas historias que no recuerdo muy bien ahora mismo.
—¿Hola? —escuché una voz femenina desde la puerta.
—Es mi mamá —explica él, dejando una de las cajas.
Caminé hacia la entrada y se encontraba una señora castaña, con una sonrisa enorme. Ella parecía amable, era una copia de Chris.
—Hola —sonreí—. Soy Verónica.
—Hola cariño, me llamo Clara, ¿Necesitas ayuda?
—Faltan algunas cajas, pero no se haga problema, su hijo me está ayudando.
Thunder apareció, miró todo el lugar y se quedó quieto mirándome.
—Ven —le hice seña a mi perro—. No hace nada —aclaré.
Me parecía totalmente innecesario aclarar aquello, como si sólo por ser pittbul ya era agresivo de por sí, pero a muchas personas les daba miedo.
En cambio la señora Clara lo miró con cariño y se agachó a su altura para acariciarlo, Chris hizo lo mismo minutos después.
Entre los tres terminamos de entrar las últimas cosas que quedaban dentro del auto.
—Bueno cariño, debo ir a trabajar —miró a su hijo y luego a mi—. Bienvenida de nuevo Veronica, luego nos vemos. —sonrió.
Se despidió de nosotros y luego salió por la puerta.
—¿Cuál es tu historia? —levanto la mirada y veo a Chris, él tiene una sonrisa en su rostro. Pienso por un segundo en decirle.
—¿Seguro que la quieres saber? —me río—. Soy bastante aburrida.
—Al menos no respondes lo de todo el mundo, eso me intriga más. Espérame un segundo. —él sale de la casa y toma las últimas cajas—. ¿Quieres que lleve está ropa arriba?
—Por favor.
Tomo algunas bolsas que hay allí y comienzo a subir. Agradezco que al menos pudimos venir antes para Llevar los muebles arriba, ahora solo me faltaba la ropa y guardar algunas cosas personales.
—¿Entonces? —pregunta Chris cuando estamos bajando las escaleras de nuevo.
—Oh cierto. —me río—. No mucho que contar, antes vivía en New York, mí familia siempre tuvo dinero, así que iba a una buena escuela. Cuando terminé la primaria él quiso que nos fuéramos de viaje y al tiempo nos dijo que nos mudaríamos. En Phoenix no hice muchos amigos y estuve sola durante los últimos dos años.
—No entiendo porqué no hiciste amigos, seguro los de Phoenix son unos aburridos —sonríe—.
—Algo así —murmuro— ¿Y cual es tu historia?
—No tengo mucha, en realidad. Nací aquí, trabajé con papá en el taller, después me fui a Boston gracias a mí hermana, ella me prestó su departamento.
—¿Tu hermana?
—Si, mí hermana mayor. Ella estudió en Boston y me dejó el departamento. Aún no entiendo porqué volvió al pueblo, pero bueno.
—¿Que tiene de malo eso?
—Amo este pueblo, pero mí hermana tenía más posibilidades en New York o en Los Angeles. Pero decidió volver y tener su negocio.
—Quizás no le gusta la idea de estar en una gran ciudad. Además si le va bien aquí, es bueno.
—Si, eso es verdad. Pero en su lugar me hubiera ido.
—No me dijiste qué estabas estudiando.
—Abogacía. No me falta mucho para terminar después de todo.
—Bueno, estudias lo mismo que yo —sonrío—. Supongo que seremos colegas.
—¿Tu también piensas quedarte en el pueblo después de graduarte?
—Aún no lo sé. Apenas voy a comenzar la carrera, me queda mucho tiempo para saber que haré.
—Lo bueno es que tienes a un amigo aquí. Las personas son amables, hay varios chicos de nuestra edad.
—Eso es bueno —sonrío—. Gracias por ayudarme.
—No te preocupes. ¿Necesitas algo más? —dijo tomando la bebida que le ofrecí.
—No, gracias ¿Ya tienes que irte?
—Debo acompañar a papá a buscar el auto, pero si necesitas cualquier cosa solo debes tocar la puerta.
—Gracias Chris. Te haré una tarta.
—¿Haces tartas? —pregunta sonriente.
—Si. Te haré una para que pruebes, luego la dejo en tu casa.
—Te ayudaré más seguido —sonrió—. Nos vemos luego.
Él se despidió, diciendo que pasaría más tarde por si necesitaba algo. Parecían buenas personas, según mamá la familia de al lado siempre habían sido amigos de la abuela, por lo que me da confianza para tenerlos en cuenta.
Comienzo a recorrer la casa mientras esos recuerdos de mierda atormentan mí cabeza.
Flashback.
—¿Cómo que te vas? —ella lloraba pero sentía que no me decía toda la verdad, la conocía
—Lo siento Vero, ellos consiguieron un empleo mejor en New York y nos iremos en la noche.
—¿Tan rápido? No puede irte tú también —comencé a llorar, ya había perdido la cuenta de cuánto lo había hecho este último mes.
—Lo sabía hace un tiempo, pero no sabía cómo decírtelo.
—No siquiera me das tiempo a despedirme de ti ¿A qué lugar se van? ¿Puedo ir contigo?
—Espera Vero, no puedes. Yo..
—No tardaré mucho, haré un bolso e iré en mi auto, por favor, no quiero quedarme sola aquí.
—Mis padres no quieren.
—Pero si tus padres saben que nosotras estamos juntas.
—Si pero ellos...
—¿Ellos que?
—Vero yo... —su teléfono sonó indicando que le había llegado un mensaje.
—Ya tengo que irme.
—No entiendo nada, Sasha. Dime qué está pasando.
—Deja de insistir tanto. Solo me iré y ya. ¿Que es lo que tanto te preocupa? —me mira a los ojos—. Sin mí tu vida será mejor, deja de estar detrás de algo que ya no tiene sentido. No me busques, ni tampoco me llames, esto no funcionará.
—¡Vete a la mierda!
—Espera Vero...
—Eres igual que todos, vete de aquí.
—Vero...
—¡AHORA!
[°°°]
—Estoy embarazada —solté sin más.
Él me miró con las cejas juntas, sin entender lo que estaba pasando y a mi se me escapaban algunas lágrimas. James ni siquiera me abrazó, ni me dijo nada, solo parecía confundido y con el entrecejo fruncido.
—No es mío.
—¿Es una broma?
—Yo me cuidé contigo Verónica. No puedes venir con una mierda como esta.
—¿Y eso que tiene que ver estúpido? ¡Puedo quedar embarazada igual!
—¿No te estuviste cuidando? —arruga la frente— ¿Tomaste tus pastillas?
—Claro que si, James. —nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que él habló
—Debo irme.
—¿Vas a irte? —levanto ambas cejas.
—No sé que diablos buscas, pero sé que ese niño no es mío. ¿Que se supone que quieres? ¿Dinero para el aborto?
—James —murmuro con los dientes apretados.
—Fue bueno lo que tuvimos, no mentiré. Pero no puedo hacerme cargo de un niño por ti.
—¿Estás hablando en serio? —me levanto y tomo todas las fuerzas.
—Por favor, no hagas un drama de todo esto —suspira.
—¿Para que exactamente querías estar conmigo? ¿Para que haga la mierda por ti de la escuela o qué?
—No, no voy a entrar en ese juego. —niega con la cabeza—. Si quieres dinero te ayudaré, pero no me pidas nada más..
—No necesito una mierda de ti. Puedes irte a la mierda —me levanto para irme pero el vuelve a tomar mí muñeca—. No me toques, imbécil.
—Veronica, por favor...
—¿Que quieres? ¿Que carajo quieres?
—¿Estás segura de todo esto?
—¿Crees que me estaría humillando viniendo aquí luego de que me engañaste? —gruño—. No sé a qué clase de mujeres estas acostumbrado, pero no estoy buscando nada de ti.
Fin flashback.
¿Tenés dos relaciones de mierda debería dejarme con la posibilidad de no creer nunca más en el amor?
Supongo que este es el comienzo de una nueva vida. No sé porqué razón me siento más en paz aquí que en Phoenix, pero es agradable.
Creo que es hora de dejar todo lo que pasó atrás y de una buena vez comenzar a estar bien. Todavía no sé que pasará con James y si en algún momento él se atreverá a hablarme, pero por ahora prefiero ocuparme de las cosas importantes.
Al menos me deja más tranquila que el médico haya dicho que todo estaba bien con mi embarazo, sólo tenía que entretenerme, tratar de buscar algo para hacer estudiar y disfrutar de estos meses de libertad.
Aún era temprano pero tenía suficiente sueño como para hacer un recorrido por el pueblo hoy, por lo que apenas terminé de doblar toda la ropa, me acosté el sillón y después de unos minutos me quedé totalmente dormida.
Me desperté de golpe cuando el atardecer está apunto entonces recordé que había dejado a Thunder afuera y fui a verlo.
—Hola mi amor —me agaché para acariciarlo pero apenas se movió.
Lo miré extraño, y revise para ver si le pasaba algo, pero no tenía nada.
Le tiré la pelota para ver si la iba a buscar como siempre pero volvió a acostarse, me asusté y decidí buscar su correa para llevarlo a la veterinaria que me había mencionado Chris.
Una vez que subimos al auto, solo tuve que hacer pocas cuadras hasta que vi un cartel que decía "veterinaria". Estacioné el auto y di la vuelta para bajar a Thunder, quien caminaba con pocas ganas.
Toqué el timbre, ya que la puerta estaba cerrada y a los minutos alguien en el interior la abrió.
Una morocha con los ojos más hermosos que había visto me saludó alegre, con una sonrisa parecida a Clara, por lo que supuse que era su hija, ya que Chris me dijo que ella era la dueña de la veterinaria. Luego de saludarme acarició a Thunder y me preguntó que le sucedía
—No lo sé, lo he encontrado así en el patio, ésta mañana estaba bien.
—¿Sabes si ha comido algo que le cayó mal?
—No creo, ha comido el mismo alimento de siempre, pero quizás encontró algo en el patio, no pude verlo ya que me estaba mudando.
Me dijo que pasara a una sala y lo subió a la camilla para comenzar a revisarlo. Se veía lo suficientemente decaído como para preocuparme.
—¿Tu eres la nieta de Tes? —pregunta mientras miraba a mi perro.
—Si, me he mudado hoy.
—Es hermoso —dijo mirándome— ¿Cuántos tiene?
—Dos años.
—¿Le has puesto todas las vacunas?
—SI, de hecho aquí tengo su libreta —dije dándole la libreta donde tenía todos sus datos.
—Perfecto, déjame hacerle algunas revisiones más.
Ella siguió revisándolo, mientras la miraba con detenimiento, las fracciones de su rostro eran completamente perfectas, su piel parecía suave y me pregunté cómo se sentiría tocarla. Me gustaba el color de sus ojos, como el sol pegaba directamente en ellos, haciendo que brillara de una manera alucinante.
No tenía idea de todo lo que le estaba haciendo a Thunder, pero él se quedó quieto, sin quejas sobre nada.
Por fin me miró, pero su cara no era muy buena, me temí lo peor.
—Tendrá que quedarse internado.
—Por favor, no hagas un drama de todo esto —suspira.
—¿Para que exactamente querías estar conmigo? ¿Para que haga la mierda por ti de la escuela o qué?
—No, no voy a entrar en ese juego. —niega con la cabeza—. Si quieres dinero te ayudaré, pero no me pidas nada más..
—No necesito una mierda de ti. Puedes irte a la mierda —me levanto para irme pero el vuelve a tomar mí muñeca—. No me toques, imbécil.
—Veronica, por favor...
—¿Que quieres? ¿Que carajo quieres?
—¿Estás segura de todo esto?
—¿Crees que me estaría humillando viniendo aquí luego de que me engañaste? —gruño—. No sé a qué clase de mujeres estas acostumbrado, pero no estoy buscando nada de ti.
Fin flashback.
¿Tenés dos relaciones de mierda debería dejarme con la posibilidad de no creer nunca más en el amor?
Supongo que este es el comienzo de una nueva vida. No sé porqué razón me siento más en paz aquí que en Phoenix, pero es agradable.
Creo que es hora de dejar todo lo que pasó atrás y de una buena vez comenzar a estar bien. Todavía no sé que pasará con James y si en algún momento él se atreverá a hablarme, pero por ahora prefiero ocuparme de las cosas importantes.
Al menos me deja más tranquila que el médico haya dicho que todo estaba bien con mi embarazo, sólo tenía que entretenerme, tratar de buscar algo para hacer estudiar y disfrutar de estos meses de libertad.
Aún era temprano pero tenía suficiente sueño como para hacer un recorrido por el pueblo hoy, por lo que apenas terminé de doblar toda la ropa, me acosté el sillón y después de unos minutos me quedé totalmente dormida.
Me desperté de golpe cuando el atardecer está apunto entonces recordé que había dejado a Thunder afuera y fui a verlo.
—Hola mi amor —me agaché para acariciarlo pero apenas se movió.
Lo miré extraño, y revise para ver si le pasaba algo, pero no tenía nada.
Le tiré la pelota para ver si la iba a buscar como siempre pero volvió a acostarse, me asusté y decidí buscar su correa para llevarlo a la veterinaria que me había mencionado Chris.
Una vez que subimos al auto, solo tuve que hacer pocas cuadras hasta que vi un cartel que decía "veterinaria". Estacioné el auto y di la vuelta para bajar a Thunder, quien caminaba con pocas ganas.
Toqué el timbre, ya que la puerta estaba cerrada y a los minutos alguien en el interior la abrió.
Una morocha con los ojos más hermosos que había visto me saludó alegre, con una sonrisa parecida a Clara, por lo que supuse que era su hija, ya que Chris me dijo que ella era la dueña de la veterinaria. Luego de saludarme acarició a Thunder y me preguntó que le sucedía
—No lo sé, lo he encontrado así en el patio, ésta mañana estaba bien.
—¿Sabes si ha comido algo que le cayó mal?
—No creo, ha comido el mismo alimento de siempre, pero quizás encontró algo en el patio, no pude verlo ya que me estaba mudando.
Me dijo que pasara a una sala y lo subió a la camilla para comenzar a revisarlo. Se veía lo suficientemente decaído como para preocuparme.
—¿Tu eres la nieta de Tes? —pregunta mientras miraba a mi perro.
—Si, me he mudado hoy.
—Es hermoso —dijo mirándome— ¿Cuántos tiene?
—Dos años.
—¿Le has puesto todas las vacunas?
—SI, de hecho aquí tengo su libreta —dije dándole la libreta donde tenía todos sus datos.
—Perfecto, déjame hacerle algunas revisiones más.
Ella siguió revisándolo, mientras la miraba con detenimiento, las fracciones de su rostro eran completamente perfectas, su piel parecía suave y me pregunté cómo se sentiría tocarla. Me gustaba el color de sus ojos, como el sol pegaba directamente en ellos, haciendo que brillara de una manera alucinante.
No tenía idea de todo lo que le estaba haciendo a Thunder, pero él se quedó quieto, sin quejas sobre nada.
Por fin me miró, pero su cara no era muy buena, me temí lo peor.
—Tendrá que quedarse internado.
—Por favor, no hagas un drama de todo esto —suspira.
—¿Para que exactamente querías estar conmigo? ¿Para que haga la mierda por ti de la escuela o qué?
—No, no voy a entrar en ese juego. —niega con la cabeza—. Si quieres dinero te ayudaré, pero no me pidas nada más..
—No necesito una mierda de ti. Puedes irte a la mierda —me levanto para irme pero el vuelve a tomar mí muñeca—. No me toques, imbécil.
—Veronica, por favor...
—¿Que quieres? ¿Que carajo quieres?
—¿Estás segura de todo esto?
—¿Crees que me estaría humillando viniendo aquí luego de que me engañaste? —gruño—. No sé a qué clase de mujeres estas acostumbrado, pero no estoy buscando nada de ti.
Fin flashback.
¿Tenés dos relaciones de mierda debería dejarme con la posibilidad de no creer nunca más en el amor?
Supongo que este es el comienzo de una nueva vida. No sé porqué razón me siento más en paz aquí que en Phoenix, pero es agradable.
Creo que es hora de dejar todo lo que pasó atrás y de una buena vez comenzar a estar bien. Todavía no sé que pasará con James y si en algún momento él se atreverá a hablarme, pero por ahora prefiero ocuparme de las cosas importantes.
Al menos me deja más tranquila que el médico haya dicho que todo estaba bien con mi embarazo, sólo tenía que entretenerme, tratar de buscar algo para hacer estudiar y disfrutar de estos meses de libertad.
Aún era temprano pero tenía suficiente sueño como para hacer un recorrido por el pueblo hoy, por lo que apenas terminé de doblar toda la ropa, me acosté el sillón y después de unos minutos me quedé totalmente dormida.
Me desperté de golpe cuando el atardecer está apunto entonces recordé que había dejado a Thunder afuera y fui a verlo.
—Hola mi amor —me agaché para acariciarlo pero apenas se movió.
Lo miré extraño, y revise para ver si le pasaba algo, pero no tenía nada.
Le tiré