El aire me faltaba, la respiración se me dificultó y el pecho se hizo más grande, tomé el aire que pude utilizando mi nariz, pero algo me lo impedía. Escuchaba mi propio sollozo y lágrimas caían sobre mis mejillas. Comprendí que debía incorporarme, mis ojos eran incapaces de abrirse, escuche gritos a mí alrededor. De un salto me senté, una sustancia mocosa caía de mi nariz, puse mi mano sobre ella y sentí grima, abrí lentamente mis ojos al tiempo que miraba mis manos. La desorientación era abrumadora, tome rápidamente la punta de la sabana con la que estaba cubierta y comencé a sonarme la nariz. No me había percatado que brazos rodeaban mi espalda y una multitud de personas en frente de mí me miraban asombrados. -¡Oh no! grité, levanté la mirada buscando a mis abuelos, pero solo vi el t

