Un fuerte golpe me dejó suspendida entre ambas realidades. Con los brazos extendidos intentaba llegar a mis abuelos, ellos me miraron e intentaron agarrarme, pero a pesar de estar cerca no podía tocarlos
-Solo recuerda donde estuviste y tendrás la certeza de que nos volveremos a ver. Sus voces provocaron un cosquilleo en mi cabeza. Sonrieron y sus hermosos ojos me miraron con dulzura, me lanzaron besos y los sentí en mi frente y en mi mejilla.
Giré la cabeza y vi a Marcos caminando con mi padre por los pasillos del hospital. Las voces me confundían, demasiado alboroto para mis sentidos.
-Doctor Arellana, le presento al padre de Carolina escuche decir justo delante de mí
-Lamento lo de su hija. Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos. –Se estrecharon la mano y mi papi aclar
