Rose estaba esperando en el aeropuerto, era la hora acordada para que Máximo llegara, y él no aparecía.
Inevitablemente comenzó a ponerse muy nerviosa, faltaban tan solo 30 minutos para que el avión despegara, y ya habían hecho el primer llamado para ingresar al vuelo.
Tomó su celular y lo revisó no tenía ninguna llamada de Petrova, entonces con nerviosismo lo llamó. El celular sonó varias veces, pero él no respondió.
Insistió una segunda y una tercera vez, pero el resultado fue el mismo.
Estaba sola sosteniendo su pasaporte y su bolso de mano en un mano, y con la otra estaba apoyada en un mueble, mientras las piernas le flaqueaban.
Cuando hicieron el último aviso para ingresar, las lágrimas de Rose comenzaron a caer con fuerza, miró sus documentos y se sintió devastada.
Máximo la ha
