Ah... Puedo oírlo, la banda de jazz y R&B dando presencia en las fiestas de mi madre, Miranda Faustina. La gran bailarina, celebraba sus triunfos con fiestas en su mansión. Yo me mantenía fuera de la situación. Y no era porque no me gustara, sino porque mi madre quería que practicara, todo el tiempo. Si ella estuviera viva, me sacaría de mi boutique. Al conocer a los chicos, termine mis estudios y mi tía, antigua maquilladora, me enseño lo necesario para tener mi propio trabajo. Primero los clientes venían a mi cuarto y, cuando obtuve el dinero suficiente, compre un local.

