El día antes de la boda por civil… La pareja se besaba con gran intensidad, y Henry como de costumbre era el que llevaba el mando en aquel beso a pesar de tener a su hijo cargado en uno de sus brazos, pero con el otro apretaba hacía él a Rosa María, la cual se dejó llevar por unos cuantos minutos. Ya que ella, al igual que Henry, tenía muchísimas ganas de probar sus labios por todos estos tres años de ausencia, de besos desabridos y cortos como los de Andrew o los dos besos con sabor a nicotina que Iván le dio. Así pues, que la morena con su corazón acelerado dejándose dominar y llevar por unos segundos por aquel pelinegro, sentía como su cuerpo se calentaba a medida que Henry la besaba. Entonces, con sus ojos cerrados sintiendo como Henry jugueteaba con su lengua, se decía en pensamiento

