Dafne quedó paralizada frente a aquella mujer que desconocía totalmente. A pesar de lo incómoda que se sentía, decidió mostrar una actitud indiferente. Con firmeza, se encogió de hombros y le dijo rápidamente, dejando entrever el fastidio que sentía. — Lo que haga en esta empresa no es asunto tuyo. Limítate a hacer tu trabajo. Dudo que te paguen por estar intimidando a tus compañeros de trabajo. —No molesto a mis compañeros de trabajo, solo a las personas indeseables y que no son bienvenidas en la empresa. —Se excusa rápidamente. —No es la primate ves que me consideran indeseable. —Se encoge de hombros restando importancia al asunto. La pelinegra, al ver que la rubia no caía en su provocación, frunció el ceño y se dio la media vuelta, haciendo resonar sus tacones al regresar a su escrit

