La semana de reposo que el médico le había prescrito pasó rápidamente, se sintió tan cómodo y a gusto junto a Deneb, que los días se esfumaron con auténtica prisa. El doctor le había dado el alta hace un día y debía retomar el trabajo en la empresa, además debía arreglar un par de asuntos con los Winkler, empezando por su queridísimo mejor amigo, quién le vio la cara durante todos estos años. Al llegar a la oficina su vieja secretaria lo recibió con un caluroso abrazo y un buen sermón de que debía cuidarse y no involucrarse en peleas, mucho menos con ex parejas que podían ser bastante peligrosas. En ese momento, Harry supo que se había corrido la voz en toda la empresa y de algún modo se sintió avergonzado. —No pongas esa cara querido, no hay nada de lo que debas de avergonzarte, debes d

