CAPITULO 1
Sentada en la playa disfrutando del sol, la arena, buena música, tragos, amigos y un hermoso mar de un color azul claro. El más lindo que puedes ver en los Roques me siento la mujer más bendecida del mundo, me acabo de terminar mi posgrado en Contaduría pública y estas son mis merecidas vacaciones
Soy Maite Hernández tengo 24 años soy blanca, con cabello n***o lazio y largo hasta la cintura. Soy tamaño promedio como diría mi madre ni muy alta ni muy baja, mis ojos son color miel y tengo un cuerpo con curvas de reloj de arena. Todo esto se lo debo a mi madre se llama María Soler es una Venezolana bellísima y sus genes no se pueden perder.
Mi padre es Mexicano se llama Cristóbal Hernández así que soy una mezcla de culturas y sabores.
Ellos hicieron su vida en México, mi padre se llevó además a mi madre con el y se casaron, de esa Unión dió un resultado doble pues tengo una hermana gemela se llama Rebecca somos dos gotas de agua pero a veces tenemos gustos diferentes.
Por eso yo me encuentro terminando de prepararme en Venezuela y ella ya culminó su carrera de Ingeniero de computación en el D.F en México.
Esta es mi última semana en Venezuela pues ya quiero regresarme a mi hogar, extraño a mi familia y quiero estar con ellos.
—Maite, despierta vamos al agua—Me dice Margoth
Margoth es un amiga de infancia, mejor dicho es mi segunda hermana. Ella se vino a estudiar conmigo aquí en Venezuela y ambas regresaremos a nuestro hogar próximamente, ella es muy divertida, le gusta las fiestas y compartir con los demás.
Le sonrío y niego con la cabeza, ya he estado mucho tiempo en el agua y solo quiero descansar. Aunque presiento que este sol inclemente me provoca insolación.
La observó como se divierte con unos chicos que yo nunca he visto. Esta mujer hace amigos en cualquier lugar mientras yo le pongo mala cara a todo el mundo, no sé cómo UE se me da natural.
Cómo no quiero arruinarle lo poco que queda de tarde me aguanto las ganas de llamarlo y pedirle que nos retiremos. Pues no la dejaré sola con estas personas desconocidas, ni hablar dejarla aquí.
Espero que se hagan las cinco y ahora sí me pongo en plan de mamá regañona, me levanto comienzo a recoger mi bolso, mi toalla, mis cosas y grito
—Margoth ya debemos irnos
Ella no escucha esta tan concentrada hablando que no escucho o tal vez se hace la sorda. Comienzo a acercarme a la orilla de la playa y le vuelvo a decir
—Margoth ¡Ya vámonos!
Esta vez sí creo que me escucho
—Hay voy Maite—Me dice mientras se despide de los chicos que la acompañan y viene por sus cosas
Tiene una risa de oreja a oreja. Me contenta que la pasé bien
—¿Te diviertes?—Le pregunto al verla ya sonriente
—Si, son muy divertidos. Además, de guapos—Me dice mientras recoge su bolso.
Se va dar un último baño y nos vamos a nuestro cuarto de hotel. Nos estamos quedando en la posada hotel Acquamarina
Margoth termina de sacarse un poco el agua salada y nos vamos al hotel. Queda a escasos metros de la playa así que llegamos a el muy rápido.
Tomamos el ascensor
—No tengo ánimos de nada, quiero darme una ducha y dormir—Le comento a Margoth mientras recuesto mi cabeza a la pared del ascensor
—Si, este día fue muy largo. Voy a pedir comida al cuarto—Me informa mientras se abren las puertas del ascensor.
Camino sin ánimos y por fin llegamos a nuestro cuarto. Es un cuarto grande, parece un apartamento, tiene área de recibo, un pequeño comedor, baño espacioso y dos camas enormes que me llaman desde hace una hora.
No me dan ganas ni de bañarme, solo quiero lanzarme en mi cama y no saber más de mi hasta mañana. Pero debo sacarme bien esta sal de mi cuerpo y de mi cabello, así que en contra de mi voluntad camino como zombie a darme una ducha.
Mientras intento llegar al baño Margoth me habla
—¿Que quieres comer?—Me pregunta mientras está al teléfono
—Lo que quieras, pero que sea algo frito, con gaseosa y papas—Le digo mientras entro al baño
Me fascina la comida chatarra, la amo pero mi cuerpo no. Ya que si abuso en consumir altas cantidades se termina alojando en mis caderas y crece mi trasero.
Entro a la ducha y al sentir el agua caliente tocar mi cuerpo hace que escape de mi boca un suspiro de placer. Estoy agotada así que de forma rápida lavo mi cabello y le aplicó shampoo y acondicionador para que retorne la suavidad en el.
Tiempo después salgo del baño y ya la comida está en la mesa. Al verla se me pasan un poco las ganas de dormir y me siento rápido a la mesa.
Margoth me ve y comienza a reír
—¿Tienes hambre no?—Me dice y se sienta a también a comer
—¿No te duchas?—Le pregunto mientras comienzo a comer un pollo a frito que se ve y está delicioso
—Luego de comer, tengo más hambre que ganas de bañarme. Así que me bañaré dentro de un rato—Me informa
Mientras saboreo mi cena Margoth revisa su teléfono y me dice
—¿Ya tus padres sabe que regresaremos a México este fin de semana?
Muevo la cabeza de derecha a izquierda queriendo decir que no. La comida está tan buena que no me deja hablar
—¡Maite!—Gruñe ella pues quiere darle la noticia a sus padres pero yo quiero darle una sorpresa a los míos.
Trago y le digo
—Margoth yo quiero que mi llegada sea una sorpresa. Si quieres dile a tus padres pero que ni se les ocurra comentárselo a los míos
Se que eso es imposible pero no puedo obligarla a que guarde el secreto. Su mamá y la mía son muy amigas tanto que mi mamá es la madrina de Margoth.
Por eso es imposible que la mamá de Margoth no le cuente a la mía que regresaremos este fin de semana, regresaremos para el día de mi cumpleaños y el de mi hermana.
Es seguro que harán una pequeña reunión para mí hermana y quiero estar allí, celebrar como familia todos juntos.
—Mi mamá está llamando, le voy a contestar—Me informa Margoth mientras se levanta de la mesa y se va responderle a su mamá.
Yo termino de cenar y me dirijo sin pensarlo dos veces a mi cama quiero dormir y no saber más de mí hasta mañana.
Me despierta el sol entrado al cuarto, me tapó el rostro con la sabana para intentar seguir durmiendo pero es inútil escucho mi teléfono que suena y suena. Comienzo a tocar aredor de l cama, bajo las sábanas, la almohada y lo consigo.
Estoy aún dormida y sin ver quién llama respondo
—Hola ¿Cómo está la mujer más hermosa del planeta?—Me dice la otra voz por teléfono
Al escucharlo no reconozco la voz así que alejo el teléfono de mi oreja para ver quién carajo es el que me está despertando.
—Daniel—Resoplo sin ánimos de hablar
Daniel Sánchez es un pretendiente que tengo, un eterno enamorado que no hace más que joderme la vida. El no me gustas era mi amiga uno de los más querido y arruino todo queriendo que lo viera como un posible novio.
Pero que va a mi no me gusta, osea es guapo pero es intenso y eso me molesta
—¿Como estás? ¿Tu no piensas regresar?—Me pregunta el pobre, con voz triste
Veces siento que soy muy mala por no sentir amor por él
—Hola, estaba dormida. Disculpa que te respondí así—Le digo, comienzo apartar el sueño de mis ojos y me siento en la cama
—Disculpame a mi preciosa, solo quería saber de ti. ¿Si quieres te llamo más tarde y hablamos?—Me pregunta
No puedo ser tan mala y por lo menos aceptaré su propuesta de hablar con el más tarde
—Esta bien, llámame más tarde y te prometo que hablamos Daniel—Le aseguro
—Esta bien preciosa, hasta más tarde—Me dice y cuelga
Daniel es un amor pero de esos que sofocan y no me gusta. Al principio trate de entenderlo y seguir compartiendo con el pero lo tomó más allá y ya se creía mi novio, así que me tocó apartarlo pero poco a poco a querido acercarse de nuevo a mi.
Y como el es un excelente amigo, solo que se fijó en la chica equivocada.
Dejo el teléfono en la cama y me levanto. Margoth está en el recibidor arreglando sus maletas
—Buenos días, ¿Ya te vas?—Le pregunto sorprendida al verla arreglando todo
—No, pero quiero tener todo listo para mañana y no olvidar nada—Me dice mientras está doblando su ropa
—Que bien, yo seguiré tu ejemplo más tarde. Ahora solo quiero prepararme algo de desayuno—Le digo y me dirijo a la pequeña cocina que tenemos pero que en los días que llevamos aquí casi no la hemos usado
—Te deje café y unas empanadas—Me dice
—¿Cocinaste?—Le pregunto con asombró pues a ella hasta el agua se le quema
—No, las pedí y ya—Me dice
Suelto una carcajada y me siento a desayunar. Las empanadas estás riquísimas y acompañadas con café y salsa son un manjar.
Las empanadas son un desayuno muy tradicional Venezolano muy bueno, está hecho con harina de maíz precocido, su elaboración es parecida a la tortilla mexicana. La harina se mezcla con agua y sal. Se amasa con las manos hasta que quede suave y sin grumos, luego se toma una pequeña cantidad del tamaño del puño y se extiende en una bolsa o plastico transparente para que no se pegue a la superficie del mesón.
Se extiende y queda del tamaño de una tortilla, luego se le coloca el relleno que puede ser queso, carne molida ya cocinada, carotas que son un grano oscuro conocido en México y otros países como Frijol, carne esmechada. Todo se coloca en el centro y se cierra la masa en forma de media luna para finalmente llevarla a un sartén con mucho aceite y dejarla dorar para comer.
Acompañada de salsas es lo mejor, ya sea de ajo, de queso o de la que quieran.
Luego de disfrutar mi desayuno tomo fuerzas y me voy a arreglar. El vuelo sale mañana y quiero tener todo listo.
Estamos saliendo del hotel para dirigirnos al aeropuerto, Margoth y yo subimos al taxi y nos vamos.
Mientras voy en el taxi siento nostalgia al saber que mi tiempo aquí ya terminó. Me gusta este hermoso País que es mío también, mi madre siempre nos enseñó que es nuestro segundo hogar y me gusta venir aquí.
—Maite cambia esa cara, luego regresaras—Me dice Margoth al notar mi cara de melancolía
—Si, quiero comprar una casa aquí amiga. Para venir siempre que podamos—Le confieso
—Me parece una idea maravillosa Maite. Hay que planificar eso—Me dice
Llegamos al aeropuerto, entramos y pasamos todos los puntos de seguridad. Lo único que odio de viajar aparte de hacer maletas es pasar por el aeropuerto. Uno pierde todo el puto día pasando por controles y esperando que dejen salir el avión.
Logramos tomar uno sin escalas y llegamos relativamente rápido. Volvemos a pasar por control hasta que por fin salimos de ese aeropuerto.
Al salir de allí me doy cuenta que
—¡Volvimos a México!—Le digo a Margoth
Ella me mira y susurra
—¡Estas loca!
No puedo negarlo lo estoy pero soy feliz así. Ella saca su teléfono lo enciende y entra una llamada.
—Hola, ya llegamos ¿Dónde estás?—Pregunta y la escucho añadir —No te veo, estamos en la entrada del aeropuerto
La miro a ella y miro a los lados para ver a quien espera. Ella mi mira y le arqueo una ceja, cuelga la llamada y le replicó
—¿Y yo soy la loca no?
Ella sonríe y dice
—Era Miguel, nos vendrá a recoger. Según la reunión comienza en dos horas osea que tienes tiempo de arreglarte—Me informa
Miguel es el hermano menor de Margoth tiene 22 años y es muy guapo pero menor así que solo por eso no lo miro.
Pero se que no le soy indiferente, eso me gusta y me asusta. No quiero ser la mami de nadie aún, prefiero un hombre de mi edad o un poco mayor.
Veo que se acerca una camioneta 4*4 negra y se espacio a frente a nosotras, baja la ventanilla y el Miguel
—Maite, Maite, vengan—Nos dice
Y obvio que no iré, ¿Que se cree el?—Pienso mientras le pongo mala cara
El sonríe, apaga el auto y baja. Viene hasta donde estamos nosotras, abraza a Margoth y se acerca a mí.
Me da una sonrisa pícara y me abraza
—Feliz cumpleaños hermosa, bienvenida a tu hogar—Me dice y sonríe
—Gracias—Le digo
El toma nuestras maletas y nos vamos al automóvil, monta todo el equipaje sube y nos vamos.
—La fiesta comenzar hasta dentro de tres horas—Dice Miguel
—Perfecto—Le digo
—¿Y mamá?—Pregunta Margoth a Miguel
—Esta en casa de Maite ayudando con los preparativos—Le responde él
Llegamos a casa de Margoth y ayudamos a Miguel con el equipaje. Entramos sin dejar nada afuera y subo con ella a su habitación.
Es hora de arreglarnos y llegar a la fiesta.
Tengo pensado usar un vestido blanco tipo cóctel y presumir mi bronceado. Mi cabello está listo y con solo retoques en mi maquillaje estoy lista.
Me miro al espejo y me veo hermosa.
—¿Lista?—Pregunta Margoth mientras entra a su habitación
—Si, mira ¿Dime qué tal? ¿Estoy bien?—Le pregunto mientras doy una vuelta para que me detalle bien y me diga que me falta o que me sobra
—Estas hermosa, ese vestido te queda perfecto—Me asegura ella.
No es por nada pero Margoth siempre es sincera conmigo por eso es a la única que le hago caso cuando quiero estar en punta en blanco, además con este bronceado me siento regía.
—Maite avísame cuando estés lista—Me dice Margoth pues ella se entretiene mucho haciendo cualquier cosa pues se distrae con facilidad.
La observó pero va a sacudirse el cabello, tiene un hermoso cabello largo y ondulado.
—Chicas vamos que tengo cosas que hacer —Nos dice Miguel
—Estoy lista—Grito mientras tomo mi cartera
—También lista—Afirma Margoth
Nos montamos a la camioneta y nos vamos. Estoy muy nerviosa y a la vez emocionada pues quiero ver a mi familia.
Mientras vamos en camino suena mi teléfono es una llamada y es mi mamá, no quiero responderle porque dentro de poco la veré pero por otro lado no quiero ignorarla.
—Hola mami ¿Cómo estás?—Le saludo
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a tí, feliz cumpleaños mi niña. Te amo y te extraño—Me dice
Sonrió de alegría al escucharla cantar para mí.
—Mami también te extraño, pronto me tendrás en casa—Me informo sin confesarle que ese pronto es más un ahora
—Si porfavor ¿Qué tienes pensado hacer hoy hija? Me gustaría atenerte aquí, le haremos una pequeña reunión a tu hermana y no es lo mismo sin tí—Me dice
La escucho y el corazón se me pone pequeño, a pesar de estudiar afuera del País siempre me estoy escapando para verla
Ya estamos llegando, vivimos en Lomas de Chapultepec Sierra Gorda es un lugar un bonito lleno de casas grandes y repleto de familias. Es un parte acomodas del D.F y gracias al trabajo de nuestro padres vivimos allí desde que éramos niñas. Yo adoro las casas allí y cuando por fin decida tener mi familia quiero seguro el ejemplo de mis padres y formar mi hogar aquí en esta comunidad.
Estamos ya estacionando nos y estoy lista para correr y darle la sorpresa a mi familia.
Salgo casi volando del automóvil y entro, la entrada de la casa está abierta hay unas personas cuidando quien entra y checando todo pero al verme ni me prestan atención. Seguramente creen que soy Rebecca y me aprovecho de eso para entrar sin despertar sospechas d.
Al entrar observó y todo está hermoso, hay sillas y mesas al aire libre, de los árboles que se encuentras afuera de la casa cuelgan arreglos de rosas y luces. Todo es tan femenino y delicado, hay rosas por doquier, son de color rosa y blancas.
Además la decoración tiene globos, arreglos en dorado y un mesa muy bien decorada con fotos de mi hermana y al verlas me siento un poco desplazada pues aunque sé que esto no fue preparado para mí me habría gustado al menos que me tuvieran presente en una foto.
¡Osea yo también cumplo años hoy! Replicó al viento
Al ver todo esto me dan ganas de regresarme y quizás volver mañana.
Respiro y Margoth llega a dónde estoy
—Me dejaste afuera, casi no me dejan pasar—Me gruñe y pone mala cara
—¿Pasaste no?—Le pregunto y sé que esas preguntas sarcástica la ponen de mal humor así que le doy un abrazo fuerte