Ethan Levi
Puedes escribir una y mil veces la lista de cosas por hacer, puedes planear un futuro, puedes inventar diferentes planes que más adelante podrás hacer realidad, pero ¿se cumplen en verdad? ¿Qué te hace llegar al punto exacto de decir, esto planeo hoy y esto realizaré mañana?
Desde que tengo uso de razón siempre me prometí odiar a mi padre y es que tengo todo el material que d***o para odiarlo y repudiarlo hasta el día en que me muera, obvio que lo amo porque me dio la vida y en pequeños fragmentos de mi niñez puedo recordarlo siendo amoroso conmigo y con mi madre. Como también soy consciente de que aún no logro perdonar muchas heridas del pasado, hay algunas que aún sangran, otras que están en proceso de cicatrización y otras que tan solo son marcas. Espero poder perdonarlas todas, por el momento debo aceptar lo que fue y dejar de atormentarme por el dolor que aún repercute en mi ser.
Aun así, lo amo y mi amor es más grande que mi odio y odio eso de mí, porque él me ha dañado demasiado. Muchas heridas parecen curadas hasta que hay algo que me recuerda como se hizo y en ese momento se vuelve a abrir, derramando sangre por todos lados, al igual que sé que el rencor que guardo en mi corazón está mal, pero aún tengo muchas cicatrices y heridas abiertas de cada cosita que me gritó, que me hizo y lo peor de todo que me quitó.
Tengo heridas muy abiertas que indirectamente cause por las expectativas que tenía de las personas, como mi ex o como Joel, heridas de las cuales aún estoy procesando todo lo qué pasó y ya hace bastante tiempo de eso. No he sanado por completo, pero lo haré.
Me pongo a meditar la situación y es cuando una herida es profunda deja marca en la piel, y cuando no se cura sin tener ni siquiera tratamiento, sólo se pudre. Sucede algo similar con la tristeza, si alguien dijo una ofensa y no se la suelta, ésta se convierte en resentimiento y a la larga hace más daño a quien lo tiene.
Camino con un vaso de tequila en la mano, observo el reloj y a penas logre dormir dos horas, son las tres de la madrugada. Esta noche mientras escribía sobre ti, mientras te dedicaba cientos de palabras, mientras mis pensamientos solo se centraban en ti como mi inspiración, descubrí que eres una herida que aún no ha cerrado. Alessa Llevo varios minutos con lágrimas que van desde mis ojos que extrañan verte, pasando por las mejillas que alguna vez rosaste con tus dedos, hasta llegar a esos labios que ruegan por un beso tuyo, uno más. Aún me duele no poder escribir sobre ti en presente, que seas solo un dulce recuerdo, una marca del pasado. Pero ya fue suficiente.
Solo tengo que entender que en ocasiones seré la herida y otras el cuchillo, cualquiera que sea la situación tratare de no herirme ni herir mucho alguien más. Porque de primera mano se lo que se siente.
Observo como el cielo se toma el amanecer y es que en madrugadas como esta, madrugadas amargas que terminan siendo días y noches completas, tristezas profundas que terminan siendo el inicio de una nueva temporada depresiva... Inicio de una nueva temporada depresiva y tu recuerdo es mi inspiración para iniciar este nuevo ciclo, un ciclo y una herida que siempre he creído que he cerrado, pero que equivocado que estaba.
— ¡Ya basta! — tiro el vaso contra la pared cansando de la misma m****a todo el tiempo.
Caigo de rodilla ante Eros que entra a mi casa observando el desastre delante de nosotros.
—Yo sé muy bien lo mucho que duele llorar hasta vaciarte, llorar hasta quedarte dormido, llorar exigiendo respuestas al cielo. A mí también me hicieron daño, me usaron, fui el segundo plato, incluso el tercero. A mí también me abandonaron, se llevaron mi sonrisa en la maleta, quedé sin fuerzas, me sentí el ser humano más triste, el más insignificante, el más pequeño— me toma de los hombros obligándome a levantarme —Pero yo fui esa jodida excepción por la que nadie apuesta y mírame aquí con el amor de mi vida y mis amigos, tú no te rendirás ahora, sube a tu habitación y date un baño que preparare café para el camino.
Le hago caso a mi amigo y bajo el agua que sale por la regadera recuerdo que hay emociones que sofocan, que asfixian, que roban la paz por la que tanto he trabajado. Me duelen personas que se alejaron, por voluntad propia, algunas que creí superar, otras que se adelantaron en el camino. De pronto me aparece un nudo en la garganta, de una cuerda invisible, que duele en el cuello y me hace llorar hasta el cansancio. Entonces también comprendo que hay emociones que reviven y te provocan un dolor insensato, me lleno de dudas y me pregunto si alguna vez fui suficiente para alguien. Me duelen los fantasmas del pasado y las personas que deje ir, de pronto los buenos recuerdos laten de nuevo mientras yo solo me pregunto ¿por cuánto tiempo estarán aquí? ¿Por cuánto tiempo? y, ¿volverán a doler tanto como el día que se fueron?
Salgo observando mi habitación decorada por mi madre como la más lujosa, busco en ella respuestas a preguntas que nadie puede responderme, busco ahogar esta emoción y me arrodillo delante de su foto solo rogándole un milagro.
Y la verdad es inútil porque yo ni creo en ellos, ni creo en mí, ni creo en nadie.
—A veces solo te queda esperar, llorar, y dejar que la emoción salga, a veces en forma de lágrimas a veces en forma de letras— Eros entra a mi habitación tomando mi ropa y metiéndola en una maleta —A veces llorar es la respuesta a todas las preguntas, a los miedos que nadie puede contestar que solo tú puedes callar.
—Eros me odio tanto— el asiente dándome un abrazo y es que Eros Morón si es mi amigo. A pesar que sigo tirado en el piso con la bata de baño que cubre mis heridas Eros no me deja solo y es como recargarte de energía.
—No se puede sanar de todas las heridas en soledad, algunas necesitan un café con amigos o irte de viaje ahora mueve el c**o que mientras yo subo todo en la camioneta tu vístete que aun debemos ir a buscar a los chicos.
—Conocí a alguien— el me observa —Y lo jodi de nuevo, la tenía desnuda en mi cama y las emociones no eras normales, ella es única, su belleza y su forma de ser y lo jodi dejándola sola.
—Está bien a veces no se puede ser perfecto y menos tú que estas tan herido— asiento dándole la razón.
—Eres un sabiondo— me sonríe.
—Pero de los guapos— se pone a reír —Ahora vístete que cuando regresemos del viaje prometo ayudarte a buscar a esa chica para que todo mejore ¿ok?
—ok